Ariodante en el Baluarte: un barroco de altura

 

Ariodante en el Baluarte
Ariodante en el Baluarte. Foto: I.. Zaldúa

Esta gira de William Christie y Les Arts Florissants ofrece tres paradas en España, siendo Pamplona la que acoge la segunda, que se sitúa entre el Liceuc el pasado día 14 y el Teatro Real el día 18. Indudablemente, es un lujo para una ciudad poder ofrecer este director y esta orquesta con un notable reparto vocal, aunque no hay más remedio que constatar que la ocupación del Baluarte ha dejado mucho que desear. Recuerdo que hace 8 años pasó algo parecido en el Teatro Arriaga de Bilbao y lo cierto es que nunca más se ha visto a William Christie actuar en el Bocho. Esperemos que no ocurra así en Pamplona, ya que no cabe duda de que estos son los artistas que dan importancia a un teatro.

El resultado del concierto ha sido tan brillante como lo fue hace dos días en Barcelona. Todo ha funcionado perfectamente y hemos asistido a a una estupendo concierto. Algunos espectadores (muy aficionados y conocedores) ponían la pega al concierto de que se hubieran ofrecido cortes y que las arias no se ofrecieran con sus da capo, salvo en algunos casos. No les faltaba razón, pero quizá sea la solución adoptada la más práctica, ya que no faltaron deserciones de espectadores durante la segunda parte del concierto.

Como ocurriera en Barcelona, el auténtico triunfador del concierto no fue otro que William Christie al frente de sus Arts Florissants, una de las mejores orquestas barrocas que circulan por el mundo, si no es la mejor de todas ellas. Fue un placer volver a verles y escucharles.

El reparto vocal era el mismo de hace dos días en el Liceu de Barcelona y funcionó todo bien, siendo la indudable triunfadora la intérprete de Ariodante, la mezzo-soprano americana Kate Lindsey, que cantó con un gusto exquisito y brilló con luz propia en el canto de agilidad. Sus dos momentos más brillante (en dos estilos totalmente diferentes) fueron el aria Scherza infida, con la que terminó la primera pare del concierto, y el aria de bravura del tercer acto. Llama la atención su dominio de la partitura, teniendo en cuenta que no ha sido ella la protagonista de las representaciones escénicas de este Ariodante en la Staatsoper de Viena.

Buena también la actuación de la soprano Chen Reiss en la parte de Ginevra, cantando con gusto y expresando perfectamente sus sentimientos. Intachable en el aria Morte, dove sei tu, que cierra el segundo acto de la ópera

A destacar la prestación del contratenor francés Christophe Dumaux como el malvado Polinesso (Duque de Albany y no de Albania), con una voz más atractiva que lo que es normal en los cantantes de su cuerda, destacando en agilidades.

La soprano Hila Fahima sigue pareciéndome ligera para la parte de Dalinda y tuvo algunas notas poco atractivas en la parte superior de la tesitura.

Perfectamente adecuado el tenor Rainer Trost en la parte de Lurcanio, dando sentido a sus frases y cantando con mucho gusto el dueto del tercer acto con Dalinda.

Escaso de nobleza el Rey de Escocia, interpretado por Wilhelm Schwinghammer. Correcto el tenor Anthony Gregory como Odoardo, el consejero del rey.

El Baluarte ofrecía una entrada que no llegaría a 2/3de su aforo. El público se mostró un tanto frío (quizá más bien tímido) durante el concierto, mostrando entusiasmo en los saludos finales, en los que hubo bravos para los cantantes, especialmente para William Christie y Kate Lindsey.

El concierto comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 51 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 28 minutos, es decir 5 minutos más que en Barcelona, estando la diferencia en el segundo acto. Siete minutos de aplausos.

La localidad más cara costaba 45 euros, siendo 21 euros el precio de la más barata. Nada que ver con los precios de Barcelona y Madrid.

José M. Irurzun