Atzimba. Ricardo Castro. México

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Ópera Atzimba, los horrores y la nostalgia

La ópera Atzimba de Ricardo Castro nos remite de inmediato a ese ambiente de mexicanidad, de nostalgia patria, de reivindicación de lo nacional frente al exterior. Se trata de una puesta en escena más que digna, ambiciosa en su presentación, vistosa en el vestuario, bien cantada con sus asegunes, bien actuada y sobre todo con la música bellísima de uno de nuestros mejores compositores que, para variar, es poco conocido en este país. Solamente dos defectos le encontramos: un mogote puesto en mitad del escenario que estorbaba el trazo escénico y que decían que era pirámide, cárcel, etcétera, y problemas de concepción y estructura en el libreto. Naturalmente que el elenco y el cuerpo directivo que estuvo a cargo de esta puesta en escena que presenciamos el domingo 13 de abril en Bellas Artes no fueron responsables de estos “defectos de origen”. Atzimba2-Mexico Al contrario: hay que reconocer con respecto a su trabajo el gran empeño que pusieron en sacar adelante esta puesta en escena, producción original del Instituto de Cultura de Durango, en coproducción con el INBA. Buena escenografía (a pesar del mogote) que tuvo un plus al incluir una pantalla gigante en el fondo del escenario colocada a 45 grados de inclinación, lo que permitió ver las escenas “desde arriba”. Excelente dirección orquestal a cargo del maestro Enrique Patrón de Rueda (sonaron bien hasta los metales de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes) y en general buena actuación de los coros y el ballet. Atzimba5-mexico Violeta Dávalos (Atzimba), de voz brillante y aterciopelada, tuvo una buena actuación, aunque con algunos problemas en los agudos y problemas también al trepar en el mogote que por poco provoca su caída. Carlos Galván(Jorge de Villadiego), siempre tan profesional con su potente voz y buen manejo de la técnica. Guillermo Ruiz (Huépac), creíble su caracterización de guerrero indígena. Ana caridad Acosta (Sirunda), siempre bien a pesar de lo breve de su papel. Bien, Armando Gama (Hirepan) y Carlos Sánchez (El rey Tzintzicha). Hay que reconocer con objetividad que lo mejor de Ricardo Castro (1864-1907) no es su trabajo operístico, del cual dejó poco, casi nada, sino su abundante material para piano. De estas obras queda un catálogo con piezas de una rica musicalidad, de gran fineza y elegancia. Tiempo después se les aplicó el calificativo de “afrancesadas” y poco a poco fueron quedando en el olvido, de no ser por el trabajo tenaz y bien logrado de músicos como Eva María Zuk, Armando Merino, Silvia Navarrete, Józef Olechowski, Gustavo Rivero Weber y Jorge Federico Osorio. LOS HORRORES Insistimos en que el fuerte de Ricardo Castro no fue la ópera, para lo cual se requieren virtudes no solamente musicales. Tal vez por eso Atzimba es una obra sencilla, lineal en su estructura, sin el cálculo de los pesos y contrapesos en el conflicto y en las peripecias, predecible en muchos aspectos, con personajes de melodrama (los cuales se pensaron para una zarzuela y que después fueron puestos a fuerzas en un molde de tragedia). Además, la ópera tiene un manejo muy simple de los diálogos y con un final extraído de grandes obras (Romeo y Julieta, Otelo). Y para colmo, el extraño extravío de la partitura… Atzimba4-mexico Aunque el principal error de Atzimba, insistimos, es haber adoptado categorías netamente europeas y trasladarlas sin más a la realidad americana. Por ejemplo, entre los mexicas no había rey, sino un tlatoani, que a diferencia del europeo debía cumplir con varios atributos: ser un guerrero probado en combate; un sacerdote que cumpliera e hiciera cumplir todo el ritual dedicado a decenas de dioses; ser un mago que conociera los secretos de cómo influir en lo sobrenatural y ser buen gobernante. En lo que hoy es Michoacán, el equivalente a un tlatoani era el Cazonci, con los mismos atributos de éste. Por eso no puede haber un rey Tzintzicha ni una princesa Atzimba. KATZARAVA Y LUIS LEDESMA EN ZACATECAS Zacatecas. La soprano María Katzarava y el barítono Luis Ledesma, acompañados por la Orquesta Sinfónica del estado de Puebla, ofrecieron la noche del domingo un magnífico concierto de ópera en el 28 Festival Cultural de Zacatecas (FCZ) 2014. Aunque el recinto de la Plaza de Armas, máximo escenario del FCZ, apenas llegó a la mitad de su capacidad en asistencia, los cantantes deleitaron con una excelente presentación que hizo vibrar de emoción a los asistentes. En el segundo concierto programado para la máxima fiesta del pueblo, la intérprete de canciones como “Despedida” y aria “Del veneno” mostró su magistral voz y los múltiples tonos para recibir del respetable un prolongado aplauso. Por su parte, el barítono Luis Ledesma también se apoderó con gran aplomo del escenario y deleitó al público, quien le brindó su cariño en medio de extensos aplausos. Durante más de una hora los zacatecanos pudieron disfrutar del concierto de ópera, que estuvo acompañado por la Orquesta Sinfónica de Puebla. (Con información de Notimex) Ricardo Pacheco Colín