Brillante versión del segundo concierto de Rachmaninov a cargo de Alejandro Algarra y la JOSE dirigidos por Michael Thomas

Brillante versión del segundo concierto de Rachmaninov a cargo de Alejandro Algarra y la JOSE. Foto: AZ Producciones
Brillante versión del segundo concierto de Rachmaninov a cargo de Alejandro Algarra y la JOSE. Foto: AZ Producciones

Apoteósico. Vibrante. Emocionante. Son simples adjetivos que, si aparecen en la crítica de un concierto, nos permiten hacernos una idea del nivel del mismo. Y más si el crítico en cuestión decide abrir su reseña con ellos y no de otra forma.

Y esto es exactamente lo que sintieron los asistentes que pudieron disfrutar el pasado domingo 19 de marzo en Almuñécar (Granada) del concierto a cargo de la JOSE (Joven Orquesta del Sur de España) y Alejandro Algarra al piano, bajo la sabia dirección del maestro inglés Michael Thomas. En el programa el Segundo Concierto para piano y orquesta de Rachmaninov y la Cuarta Sinfonía de Schumann. Casi nada. 

Alejandro Algarra es un joven pianista de la Escuela Andaluza del maestro Sánchez Lucena que ya lleva casi una década prodigándose por algunas de las mejores salas de conciertos de España y del extranjero. En su amplio repertorio se combinan lo mejor del piano romántico y de la literatura del siglo XX para el instrumento. Prueba de ello es su reciente exhibición con los Preludios de Chopin

Brillante versión del segundo concierto de Rachmaninov a cargo de Alejandro Algarra y la JOSE. Foto: AZ Producciones
Brillante versión del segundo concierto de Rachmaninov a cargo de Alejandro Algarra y la JOSE. Foto: AZ Producciones

Esa noche el piano de Algarra sonó apoteósico, vibrante y emocionante. El nada-sospechoso-de-ser-fácil Concierto de Rachmaninov pareció, por momentos, una «bagatela». Tal es el apabullante dominio técnico del granadino, sin duda sin nada que envidiar a los considerados «primeras espadas» en el piano a nivel internacional, que se autoregaló el intocable momento musical op. 16 número 4 del compositor ruso. 

La orquesta, excelentemente dirigida por Michael Thomas (un viejo conocido de las agrupaciones juveniles españolas), hizo un trabajo de empaste realmente encomiable no sólo en el Rachmaninov sino también en el Schumann. Especialmente cálido fue el sonido de las cuerdas como no podía ser de otro modo tratándose de una orquesta liderada por Thomas, consumado violinista de fama internacional. El trabajo de esta joven (por edad de sus miembros y por su aún corto recorrido) orquesta va por muy buen camino y bajo la gerencia de Antonio Peralta, verdadero alma mater del proyecto, aspiran a convertirse en una referencia de las orquestas de jóvenes del país. Seguro que lo consiguen. 

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