Concierto de RTVE: De viaje por América con Joseph Young

Concierto de RTVE: De viaje por América con Joseph Young
Concierto de RTVE: De viaje por América con Joseph Young

Un programa marcado por la fuerte impronta norteamericana es el que nos ha presentado la Orquesta Sinfónica de RTVE en su décimo concierto de abono, contando con la batuta invitada del estadounidense Joseph Young, actual director asistente de la Orquesta Sinfónica de Atlanta, y que ha dejado una magnífica impresión en el Teatro Monumental.

Interpretaba por vez primera la orquesta la obra Minutos sinfónicos Op. 36 del olvidado pianista y compositor húngaro Ernö Dohnányi (1877-1960), contemporáneo de Bartok y Kodaly, y abuelo del director de orquesta Cristoph von Donhányi. Ernö (conocido a veces con la distinción nobiliaria de Ernö von Donáhnyi) fue acusado de pronazi al recalar en Viena durante la Segunda Guerra Mundial después de haber ayudado a la evacuación de músicos judíos desde Hungría a EEUU a través de su intermediación como director de la Academia de Música de Budapest, y acabó emigrando a Norteamérica para vivir una vida más cómoda, huyendo de esa acusación infundada. Su estilo musical está innegablemente influenciado por la tradición germánica, cuya muestra de ello es esta partitura, que no obstante está marcada por el carácter de ligereza y floritura orquestal, muy alejada de la profundidad brahmsiana de sus composiciones más serias, y donde la brevedad es la nota dominante. 

En la interpretación ofrecida, la extrovertida dirección de Young, la cual consigue dosificar en un excelente manejo de ambos brazos, osciló con gracia y soltura, vertiendo acusados contrastes dinámicos y tímbricos entre las secciones instrumentales, por los cinco pequeños movimientos de esta suite. Un exuberante y juguetón Capricho la inicia, al que sigue una Rapsodia donde los juegos entre los solos de las maderas son los protagonistas, con la preponderancia de los cálidos acordes del corno inglés, que evocan El cisne de Tuonela de Sibelius. Continúa un enérgico y aforístico Scherzo, del que apenas se esboza el tema central, al que sigue un delicioso tema con variaciones de raíz popular en las que la melodía se desplaza entre secciones, y donde se añaden los enigmáticos acordes de la celesta, tras lo cual la suite concluye con un enérgico y colorista rondó, cuyo contundente remate provocó el entusiasmo del público a una versión indudablemente expresiva. 

Recalando definitivamente en América, asistimos acto seguido a la convocatoria de algunos de los principales motivos melódicos de Porgy and Bess de George Gershwin, la ópera negra por antonomasia, en la Fantasía para violín y orquesta sobre temas de dicha ópera, una infrecuente composición del violinista y compositor ruso Igor Frolov (1937-2013), y que contaba con la solista Yulia Iglinova (que en la actualidad ostenta el puesto de ayuda de concertino de la propia orquesta de la radiotelevisión pública). La violinista rusa, de correcta afinación, pese a aunarse en ciertos instantes una débil proyección del instrumento y una abusiva tendencia a fortes dinámicas del director estadounidense, tuvo oportunidad de lucir el acusado componente virtuosístico de la obra, que no se limita a citar textualmente temas de la ópera, sino que realiza un compendio de los mismos, hilvanados libremente, en una auténtica fantasía de estilo rapsódico, añadiendo nuevos detalles rítmicos o instrumentales de estilo jazzístico en el acompañamiento, en temas como el de la introducción, “Summertime”, “It ain’t necessarily so”, “Oh, I got a plenty of nothing”, “Bess, you is my woman now” o “Oh, I can’t sit down”. El brillantísimo final de la fantasía fue obsequiado con una calurosa ovación a la concertista rusa, que aunque agradeció las muestras de afecto del público, no vino preparada con propina alguna. 

La violinista rusa Yulia Iglinova

Cerrando el concierto encontramos la visión por antonomasia del continente americano por un compositor centroeuropeo, que representa la Novena Sinfonía en Mi menor Op. 95, del Nuevo Mundo, del checo Antonín Dvorák. Una vibrante lectura de la popular partitura sinfónica que demostró bastante dominio e identificación con esta música por parte de Joseph Young, dando muestras de su perfecto conocimiento de la obra. El vigor rítmico y la pujanza en los ataques preponderaron en una interpretación que consiguió adentrarse con mucho acierto en el universo orquestal dvorakiano, manifestando uniformidad y empaste entre secciones y grupos instrumentales, entre los que destacaron una luminosa sección de cuerdas, unas mórbidas maderas, unos rotundos aunque un tanto incisivos metales y una estentórea percusión de timbal. 

Las líneas melódicas de los memorables temas americanos que atraviesan la composición (y el exquisito eslavo del Largo, cuyo discurso aportó algo de placidez y recogimiento al conjunto) se pincelaron con nitidez en un conseguido entramado contrapuntístico, que nunca anulaba las melodías principales. Aunque los tempi empleados fueran en general equilibrados y por tanto nada fuera de lo común, pudo apreciarse algún pequeño detalle de autor en la precisa batuta de Young, como optar por no repetir la exposición en el Allegro molto inicial, o por un discurso staccato combinándose con otro inmediatamente en legato para el tema principal del trío del Scherzo. Quizá lo mejor de toda la interpretación fue el Allegro con fuoco final, donde el componente bailable de la música india se supo complementar con un recio elemento heroico y un ensoñador lirismo, aunque la visión de conjunto de toda esta lectura haya sido la efusividad y la elocuencia.

 

Germán García Tomás