Diana Damrau y Michael Spyres brillan en Les Contes d’Hoffmann en Munich

Diana Damrau y Michael Spyres brillan en Les Contes d’Hoffmann en Munich
Diana Damrau y Michael Spyres brillan en Les Contes d’Hoffmann en Munich. Foto: W. Hösl

Estas representaciones de Les Contes d’Hoffmann han tenido varios cambios a lo largo de los meses. Inicialmente, se anunció la presencia de Diana Damrau en las 4 Heroínas y la de Ildar Abdrazakov en los 4 Diablos. La soprano alemana canceló hace ya algunos meses, ya que no está en disposición de hacer frente hoy en día a la parte Olympia. Su sustituta fue Aleksandra Kurzak, que hace unas semanas también canceló, siendo nueva mente Diana Damrau la la que volvía al reparto, aunque sin hacerse cargo de la muñeca Olympia. Suspendió también Ildar Abdrazakov, que ha sido sustituido por Nicolas Testé, es decir el marido de Diana Damrau. La función se ha saldado con un buen resultado, basado en una producción atractiva, una buena dirección musical y un reparto vocal un tanto irregular.

En cualquier producción de esta ópera hay que hacer referencia a la versión ofrecida, ya que es bien sabido que Offenbach la dejó inacabada, llegando a desaparecer posteriormente partes de la orquestación en el incendio de la Salle Favart a fines del siglo XIX. En Munich se ofrece en esta producción la edición de Michael Kaye y Jean- Christophe Keck. Las novedades, como siempre, están en el acto de Venecia, donde se elimina el llamado Septeto, se incluye un aria de Giulietta, que está concebida para una soprano lírica y no la mezzo-soprano de tradición, volviéndose al final original en el que Giulietta muere accidentalmente, al beber el veneno preparado para Nicklausse.

La producción escénica se debe a Richard Jones y es una coproducción de la ENO londinense y la Bayerische Staatsoper. La producción se estrenó en Munich en Octubre de 2011 y contó con la presencia d Diana Damrau en las 4 Heroínas de la ópera. La producción cuenta con una escenografía simple (Giles Cadle) y única para todos los actos, consistente en una gran habitación, que en el prólogo es la de Hoffmann, que se transforma en la taberna de Luther. La habitación sigue siendo la misma en los otros actos, consiguiéndose los distintos ambientes en una cuidada labor de iluminación (Mimi Jordan Sherin), que resulta fundamental en la producción. El vestuario (Buki Shiff) es adecuado, divertido en el acto de Olympia y elegante para Giulietta.

La dirección escénica de Richard Jones funciona francamente bien, ofreciéndonos a Nicklausse como un doble de Hoffmann, puesto que ambos van vestidos exactamente igual. El acto de Olympia se concibe como una fiesta para niños, ya que de tal van disfrazados los miembros del coro, siendo de destacar el juego que saca a la muñeca. En el acto de Antonia hay que destacar la aparición del Doctor Miracle en la partitura que canta Antonia, en un auténtico golpe teatral. Quizá el acto menos conseguido sea el de Venecia, con un espejo giratorio para jugar con el robo de los reflejos humanos.

La dirección musical estuvo encomendada a Constantin Trinks, quien se ha convertido en uno de los directores alemanes más demandados. Hay buenas razones para ello. Se trata de un director muy solvente y seguro. No me parece que la ópera francesa sea su mejor campo de actuación, ya que le falta delicadeza y emoción en algunos momentos, pero su lectura hay que considerarla como muy solvente. A sus órdenes ofrecieron buenas actuaciones la Orquesta y el Coro de la Bayerische Staatoper.

El poeta Hoffmann fue interpretado por el tenor americano Michael Spyres, bien conocido del aficionado por sus interpretaciones en óperas de Rossini. La voz no es particularmente bella, pero está muy bien manejada y se trata de un destacado intérprete en escena. Par mi gusto hace falta una mayor belleza vocal para el personaje de Hoffmann, dándome la impresión de que llegó fatigado al acto de Venecia, ya que la voz no corría igual que antes, llegando a pasar algún apuro en el Epílogo.

Volvió a ser Nicklausse y la Musa la mezzosoprano americana Angela Brower, de cuyas actuaciones he tenido ocasión de disfrutar en varias ocasiones en Munich. Hace dos años fue ella también la intérprete de estos personajes y no acabó de convencerme y algo parecido ha ocurrido también en esta ocasión. Su voz no llegaba bien a la sala en el Prólogo y tampoco en el acto de Olympia. Luego mejoró, a partir del aria del Violín en el acto de Antonia, pero creo que podemos esperar más de esta destacada cantante.

Como digo mas arriba, Ildar Abdrazakov canceló y fue sustituido por el francés Nicolas Testé. Este cantante me parece apropiado para personajes como Raimondo en Lucía o Giorgio en Puritani, pero los 4 Diablos de esta ópera son un animal muy distinto y para mi gusto a la voz de Nicolas Testé le falta peso para dar bien los personajes. Eché en falta a Abdrazakov.

Diana Damrau fue la intérprete de Antonia y Giulietta, aparte del episódico personaje de Stella. Su actuación fue muy buena en Antonia, luciéndose como cantante y como actriz en una más que notable actuación. La parte de Giulietta es la menos agradecida de las importantes de la ópera y su presencia aquí está claro que tiene que ver con la versión elegida por el teatro. Hizo bien el acto de Venecia, pero ofrece menos oportunidades para su lucimiento personal que el de Antonia.

La soprano rusa Olga Pudova fue una intachable Olympia, con todas las notas a punto y desenvolviéndose bien en escena. Hoy en día es una de las más demandadas Reinas de la Noche, aunque a la voz le puede faltar un pelín más de volumen.

El tenor Kevin Conners interpretó las partes de Cochenille, Frantz y Pitichinaccio, resultado divertido y cantando de manera satisfactoria los cuplés en el acto de Antonia. Ulrich Ress lo hizo bien en Spalanzani, así como Peter Lobert, que doblaba como Crespel y Luther. Adecuado también Christian Rieger en la parte de Schlèmil. Lo hicieron bien Dean Power (Nathanael), Sean Michael Plumb (Hermann) y Galeano Salas (Wilhelm), los tres siempre en escena como testigos mudos de las andanzas de Hoffmann. Finalmente. La voz grabada de la Madre de Antonia era la de Okka von der Damerau.

Una vez más Munich colgó el Sold Out. El público tributó una cálida acogida a los artistas, siendo las mayores ovaciones para Michael Spyres.

La representación comenzó con los consabidos 5 minutos de retraso y tuvo una duración de 3 horas y 19 minutos, incluyendo dos intermedios. Duración musical de 2 horas y 24 minutos. Once minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 163 euros, habiendo butacas de platea desde 91 euros. La localidad más barata con visibilidad costaba 39 euros

Fotos: W. Hösl

José M. Irurzun