Gran Nabucco en el Palau de les Arts

Gran Nabucco en el Palau de les Arts
Escena de Nabucco en el Palau de les Arts

La última ópera de la Sala Principal de la temporada 2013-14 del Palau de Les Arts de Valencia ha sido un tanto accidentada como el resto de la temporada llena de cambios y cancelaciones, por decirlo de una manera “correcta”. Pero ha sido todo un éxito artístico y de taquilla en cada representación. Una gran Abigail para tres Nabuccos y dos directores musicales.

Nabucco, ópera en cuatro actos, con libreto de Temístocle Solera y partitura del gran Verdi es una de esas óperas que amas con locura o aborreces. He de confesar que yo me encuentro entre los del primer grupo y por eso raras veces he encontrado una puesta en escena o un cast que me haya satisfecho…aspectos que en estas representaciones del coliseo valenciano han sido superadas en positivo a pesar de lo accidentado de su desarrollo

Yanis Kokkos ha sido el encargado de la puesta en escena, escenografía y vestuario para la Bayerische Staatsoper quien desde unas estructuras simétricas y un vestuario de distintas épocas pero moderno en concepción nos ha re-planteado de nuevo los temas eternos de la lucha por el poder, la intolerancia religiosa, el fundamentalismo, el nacionalismo a través del pueblo judío, y todo ello bañado en la vibrante música del maestro de Busseto.

El movimiento escénico conseguido en la primera escena fue magistral con la intervención de esas jóvenes vírgenes judías vestidas de blanco que contrastaban con las vestiduras oscuras del resto de las mujeres y de los hombres si exceptuamos las finas filacterias. Igualmente se puede decir del coro del tercer acto con una quietud y lentitud de movimiento absolutamente hipnótica tras esa reja de alambre que nos traía a la memoria los cientos y miles de campos de concentración-trabajo-exterminio-refugiados de toda la historia de nuestra humanidad hasta nuestro terrible presente.

Nabucco es una ópera eminentemente coral de ahí que la primera gran felicitación sea para el Coro de la Generalitat que nos hizo vibrar y emocionar en cada una de sus intervenciones con un sonido pleno, compacto, sin perder otra de su cualidades que es la implicación con la escena, pasando de ser el ejército y corte asiria, a el pueblo derrotado hebreo con un pianísimo final del “Va pensiero” electrizante.

Si comenzamos por los cantantes del Nabucco en el Palau de les Arts, debemos de señalar el triunfo absoluto de la Abigail de la italiana Anna Pirozzi, la estrella de la noche.

Siempre se ha dicho que este rol es un mata-voces, y que ya desde el origen le costó la carrera a la segunda esposa de Verdi, la Strepponi, y no es para menos. Es un rol que exigé el 200% de la cantante, una presencia escénica que combine la parte más guerrera y masculina con la parte más lírica y romántica de una joven enamorada, pero a la vez despechada por descubrir que no es amada y despreciada por su amante y su supuesto padre. Un personaje que combine la ambición por el poder como Lady Macbeth con la destrucción de su padre-rey a través de la defensa de la religión al delirante momento final del suicidio. Y todo esto traducido en el lenguaje canoro con una tesitura enorme, que va desde contundentes graves hasta estratosféricos agudos, desde momentos de un lirismo con un legato belcantista que contrastan con una emisión que ha de competir con una poderosa orquesta y coro.

Escena de Nabucco en el Palau de les Arts
Escena de Nabucco en el Palau de les Arts

Con este menú la señora Pirozzi triunfo en su debut en Les Arts, colmó y con creces cada una de sus intervenciones, destacando un soberbio inicio del segundo acto con su gran escena de recitativo, aria y cabaletta “Ben io t’invenni…”

Fue la absoluta triunfadora de cada una de las representaciones de Nabucco en el Palau de les Arts sin desfallecer en este papel tan duro como ingrato y del que supo proclamarse en absoluta vencedora. Esperemos verla en otras ocasiones y poder seguir su carrera ascendente en el mundo de la lírica.

Las primeras representaciones estuvieron a cargo del director italiano Nicola Luisotti que imprimió más una versión de forza que de verità, todo lo contrarió que sucedió con las últimas tres representaciones en las que se incorporó el director valenciano Ramón Tebar quien supo imponer un pulso heroico desde la primera entrada de los metales hasta el final de la ópera, sabiendo dosificar el gran sonido de la Orquesta de la Comunitat Valenciana consiguiendo acompañar sin ningún momento de titubeo a los cantantes y a la vez mostrando los temas de diferente carácter que encontramos en la partitura verdiana, desde la religiosidad llevada a la mística del primer coro hebreo y del tercer acto como la falsa presunción de los asirios y sus respectivos representantes.

Igualmente se han de destacar la pequeña pero valiosa intervención de Fenena, cantada por Varduhi Abrahamyan en su aria del cuarto acto acto “Oh, dichiuso è il firmamento” una verdadera lección de fraseo. El Ismaele de Brian Jadge fue muy completo tanto a nivel canoro con un instrumento adecuado y que esperemos vaya evolucionando y perfeccionando algún ataque un poco duro, pero sin perder su buen movimiento escénico.

Correcto el Zacaria de Serguéi Artamonov, aunque tuvo difilcutades para llegar en perfectas condiciones al final de las representaciones.

El gran Sacerdote Asirio fue lo más decepcionante del cast, Shi Zong, del Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo no tenía el nivel ni la voz para este papel clave en la dramaturgia de la ópera y opositor de Zacaria. Nula proyección, italiano deficiente y movimiento escénico nada creíble.

El papel que da nombre a la obra, el rey Nabucodonosor fue interpretado en las primeras funciones por Dimitri Platanias, de gran voz y aspecto de guerrero, que supo crear un buen Nabucco, si bien fue perdiendo en los dos últimos actos a partir de la escena de la locura.

En principio las tres últimas funciones iban a ser cantadas por uno de los Nabuccos de referencia de los últimos decenios, Leo Nucci, pero por enfermedad canceló y se tuvo que sustituir por otros dos cantantes, de los cuales el que firma esta crítica escuchó a Ambroggio Maestri, gran Falstaff, Dulcamara, Scarpia, etc…pero preferimos pensar que su estado vocal no estaba al 100% ya que ni afinación, ni gusto fue lo que más brilló de su interpretación. Más bien fue una decepción evitando o gritando agudos, silenciando en los concertantes y una interpretación escénica deplorable, sin alma. Una lástima que su debut en este teatro haya sido en estas condiciones no favorables.

Ha sido una temporada llena de sobresaltos que esperemos que se tranquilice para la siguiente sin perder la calidad conseguida en estos últimos años.

Robert Benito