Isabel Martínez Rivera: «la que lleva los pantalones» en la compañía de los Ballets Trockadero

Isabel Martínez Rivera y miembros de Ballets Trockadero. Foto: Zoran Jelenic
Isabel Martínez Rivera y miembros de los Ballets Trockadero. Foto: Zoran Jelenic

Isabel Martínez Rivera es la directora adjunta de la compañía neoyorquina que parodia con  humor a los clásicos, ahora en cartel en Madrid 

Hasta el próximo 9 de abril, los Teatros del Canal de Madrid ofrecen las actuaciones de la más famosa compañía sólo compuesta por hombres bailarines/as y que parodia con férrea técnica académica y alta comedia a los clásicos de la danza. 

Les Ballets Trockadero de Monte Carlo fue creada en 1974 en Nueva York, en la época de reivindicaciones del colectivo gay, pero su dinámica siempre ha sido desmontar prejuicios y barreras a través de elaborados espectáculos llenos de humor y, también, amor, mucho, por el ballet. 

Con nombres como María Paranova, Olga Zuppozhova, Yakatarina Verbosovich o Lariska Dumbchenko se esconden las verdaderas identidades de Carlos Renedo (el único español, de Barcelona), Robert Carter (uno de los más veteranos), Chase Johnsey (reciente National Dance Award 2017 de Reino Unido) y Raffaele Morra (actual ballet master).

Dirigida por Tory Dobrin, Les Ballets Trockadero de Monte Carlo cuenta con la portorriqueña Isabel Martínez Rivera como directora adjunta y directora de producción desde hace más de una década. “Durante los 43 años de historia que ya cumple Les Ballets Trockadero de Monte Carlo”, nos cuenta , “siempre han trabajado mujeres. Fuera de escena, claro. Ahora nuestro equipo técnico está compuesto al completo por mujeres. También lo es nuestra directora general, Liz Harler. Nos gusta balancear la cuestión de género y, como todos los bailarines son varones, pues las mujeres estamos detrás del escenario”.

Cumple 20 años en la compañía y, como la mayoría de quienes trabajan en labores de producción, se desvive para que El lago de los cisnesDon QuijotePaquita o su genial versión humorística de La muerte del cisne -que tanto gustaba a Maya Plisetskaya- salgan perfectos. “Estudié danza como muchos de nosotros que estamos entre bastidores. Trabajaba en un festival donde vinieron a actuar los Trocks (como les llaman cariñosamente), buscaban un ayudante de producción, acababa de graduarme y me fui con ellos de gira con 21 años. Ya tengo los 40, así que llevo media vida con Les Ballets Trockadero.  En 2004, fui nombrada directora técnica y, casi a la vez, directora adjunta. La verdad es que, todo el que entra en la compañía, se queda durante bastante tiempo. Porque, si te gusta estar de gira -las nuestras son de 10 meses al año-, no te quieres ir. La camaradería es grande, el público se divierte, así que es un trabajo muy bonito”.

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Con sólo 22 personas, 16 en el escenario, la más famosa compañía del mundo formada sólo por hombres que parodian a los clásicos en puntas -y, también, la que más funciones realiza anualmente de todas las de EEUU-, empezó a venir a España hace casi veinticinco años, donde ya vimos su famoso y desternillante El Lago de los cisnes.

¿Cuál es su labor para preservar títulos ya míticos de Trockadero, como esta hilarante versión de El lago…? “Preservamos la joya de Trockadero haciendo un balance muy fino entre la comedia y la técnica del ballet. Según pasan los años y se reemplazan los bailarines, el ballet master -ahora lo es Raffaele Morra, que lleva 19 años en la compañía- se encarga de que bailen perfectamente la técnica “a lo Trockadero” y yo me encargo de que las bromas se hagan donde tienen que hacerse”.

Y con tantos años viendo las innumerables representaciones, ¿se sigue riendo Isabel Martínez Rivera; y qué pieza prefiere de entre todas? “Sí, sí, ¡Me río cada noche¡ ¡Y ellos también! Las bodas de Raymonda es mi preferida, aunque me gustan todas, cada una con sus características, como La muerte del cisne, que en Madrid interpreta el español Carlos Renedo, siempre fabuloso. Raymonda está muy bien ejecutada, los roles son muy poéticos y, a la vez, muy cómicos. Imagínate, ¡Trockadero parodiando una boda húngara!”.

Cristina Marinero