Entrevista a José Manuel Díaz, Barítono

Entrevista.-Jose-Manuel-Diaz

Josema, como le gusta que le llamen sus amigos, lo es, es mi amigo, pero no es ésta la razón de esta entrevista. Por un lado, lo es su impresionante trayectoria, su continuum a lo largo de su carrera, incluso en estos tiempos tan complicados, y, por otro, su inminente participación en el Carmina Burana de La Fura en Chile.

 

ALBERTO NÚÑEZ (OPERA WORLD): Hola, Josema, háblame de tus inicios en el mundo de la música, cómo, cuándo y dónde empieza este proceso que ahora te lleva a Chile con el Carmina Burana de La Fura.

JOSÉ MANUEL DÍAZ, BARÍTONO: Mi primer contacto con la música clásica fue más bien tardío. Con 16 años hice la prueba para entrar en la Coral de Bilbao y allí empezó todo. Fueron unos años maravillosos de giras por toda la península y el extranjero, de mucho aprendizaje, con un repertorio Sinfónico Coral, grandes amigos que todavía conservo y mis primeros pinitos como solista. Allí empecé a estudiar solfeo y canto con Anabe Hernández. Lo primero que canté como solista fue el “Requiem” de Faurè. Es un Requiem maravilloso y nada fácil de cantar. Años más tarde entré en el Conservatorio de Bilbao para seguir mi formación y terminar mis estudios de canto. Lo compaginaba trabajando (estuve 4 años en una tienda de ropa). Hice la prueba para el Coro de Ópera de Bilbao y fui aceptado. Allí estuve 5 años y es donde descubrí mi verdadera pasión por la ópera. Cuando había una oportunidad de hacer un partiquino, me presentaba a la audición y lo solía conseguir. Intentaba hablar con los grandes cantantes que pasan siempre por ABAO para pedirles un consejo, una Master Class… todo parecía ir viento en popa, así que con sólo dos contratos como solista en una misma temporada de ABAO, dejé mi trabajo en la tienda y decidí apostar por mi carrera de Barítono Lírico.

ALBERTO NÚÑEZ (OPERA WORLD): Háblame de tu formación. Un cantante lírico tiene que formarse concienzudamente, y de hecho nunca termina de formarse, ya que cada nuevo paso supone un reto…

JOSÉ MANUEL DÍAZ, BARÍTONO: Sí, así es. A lo largo de más de diez años he estado viajando a Italia para recibir clases con diferentes maestros. Primero en Verona, después en Milán y más recientemente en Firenze. He sido finalista en varios concursos internacionales de canto y ganador de uno de ellos para interpretar la ópera Don Giovanni en Italia, aunque por problemas de agenda no lo pude hacer. Creo que debería ser obligatorio estudiar música en los colegios. Al menos tener nociones básicas. Creo que la música da mucha serenidad. Tengo dos hijos y estudian música desde los dos años. Mi hija Amaia acaba de terminar grado elemental de flauta travesera y mi hijo Iñigo estudia piano, aunque su pasión es el fútbol. Y claro está, es del Athletic (risas). También mi mujer tiene la carrera de piano, armonía, historia de la música… y ha cantado en la Coral de Bilbao (allí nos conocimos) y en el COB.

Entrevista-Jose-Manuel-Diaz2

ALBERTO NÚÑEZ (OPERA WORLD): Cómo y cuál fue tu debut en la ópera, tus inicios, y cómo continuó tu trayectoria profesional, con quiénes has trabajado y quiénes te han aportado más como cantante.

JOSÉ MANUEL DÍAZ, BARÍTONO: Fue con “Fausto”, de Charles Gounod. Nunca olvidaré ese día. Fue una experiencia maravillosa. Tuve la suerte de compartir escenario con cuatro grandes: Cristina Gallardo Domas, Manuel Lanza, James Morris y Stephen Mark Brown. Un lujo de cartel. Y ahí estaba yo, interpretando el rol de Wagner, nada menos. A la batuta el maestro Allemandi con la Sinfónica de Euskadi, y dirección de escena de Albert Lhereux. Por aquel entonces estudiaba con una profesora en Madrid. Cogía el autobús por la mañana temprano, recibía mi hora de clase, y por la tarde de nuevo al autobús, y de regreso a casa. Así durante un año. Un día me acerqué al Teatro Real para ver la programación. A los pocos meses iban a representar “Rosenkavalier”, una ópera de Richard Strauss en la cual yo ya había tenido la oportunidad de interpretar uno de los roles con ABAO, en el Teatro Coliseo de Bilbao, unos meses antes. Les pregunté si tenían todos los roles asignados y me dijeron que sí, desde hacía mucho tiempo. Casualidades de la vida, el barítono alemán que debía cantar el rol que yo ya había cantado, canceló. Como sabían que la ópera se había hecho en ABAO se pusieron directamente en contacto conmigo para saber si estaba libre y si me interesaba. ¡Por supuesto que sí! Era una gran oportunidad. Después de ese rol vinieron otros en el Teatro Real. Siempre hay anécdotas curiosas en esta complicada vida de artista, que uno después mira sonriendo, pero que pueden llegar a hacerte pasar verdaderos malos ratos. Recuerdo que en “La Flauta Mágica” del Real del año 2001, en la décima y última función, no me encontraba bien del estómago. Debía de haber cogido algún virus, pero tenía que salir a cantar. El vestuario era bastante incómodo y el maquillaje era toda la cara en blanco. Vomitaba todo el tiempo y se corría todo el maquillaje del sudor. La pobre maquilladora no podía maquillarme. Solo tenía una escena. Salí a cantar aguantando como podía. No me quedé ni a saludar. ¡Qué mal lo pasé! Fui a hacer un ciclo de Puccini al Palau de la Música de Valencia con Giuseppe Di Stefano. Por aquel entonces tenía 27 años. Cuando me tocó salir a cantar llevaba un aria de la ópera “Cosí Fan Tutte” de Mozart y cuando terminé me dijo que tenía que empezar a cantar “Rigoletto” ya mismo. Que mi voz era para hacer ese repertorio. Al día siguiente no volví. Esta es una profesión de mucho esfuerzo, estudio, dedicación y hay que moverse mucho. Es una carrera de fondo. Continuamente estamos haciendo audiciones. Unas salen bien, otras no. Sin ir más lejos, hace una semana hice una. Ojalá salga bien. La voz hay que estar continuamente descubriéndola. Y por supuesto mimándola. A menudo la gente me pregunta si siempre he cantado así. Son muchas horas de dedicación, de muchos cuidados y mucho dinero invertido. Los cantantes de ahora nos cuidamos mucho. Hay mucha competencia, así que todos los extras que pongas juegan a tu favor. Antes un cantante salía al escenario y casi no se movía. Ahora, con las nuevas puestas en escena, eso no vale. Me parece muy interesante todo lo que se ha avanzado en este sentido. Estoy totalmente de acuerdo con la innovación, siempre y cuando se respete el libreto. No podemos olvidarnos de que la ópera también es teatro. Tenemos grandes directores de escena: Emilio Sagi, Lluis Pasqual, Susana Gómez, José Luis Castro, Curro Carreres, Paco López o José Carlos Plaza, por citar sólo algunos, y con los que he tenido el privilegio de trabajar, al igual que directores musicales de talla internacional, como A. Allemandi, G. Carela, A. Zedda, R. Tollomelli, G. Neuhold, Ralf Weikert, Frans Brüggen, Renato Palumbo, Michel Plasson, G. Navarro, C. Montanaro, Marcianò y Juanjo Mena, entre otros. A lo largo de estos años he participado en innumerables producciones, pero, entre todas ellas, me gustaría destacar, por las positivas críticas recibidas, y en orden cronológico: “Der Freischütz” (ABAO), interpretando al Príncipe Ottokar (febrero de 2001); “Lucrezia Borgia” (Ópera de Oviedo), interpretando a Gubetta (diciembre de 2004); “Jenufa” (Teatro Cervantes de Málaga), interpretando a Starek (mayo de 2009); “Carmina Burana” (versión de La Fura dels Baus, Auditorio Baluarte de Pamplona. Febrero de 2010); “La Boheme” (Teatro Calderón de Valladolid), interpretando a Schaunard (mayo de 2011); y Carmina Burana (febrero de 2013, Kursaal y Teatro Arriaga). En el campo del oratorio debuté con “Un Requiem Aleman” de Brahms en el Palacio Euskalduna de Bilbao, dirigido por Juanjo Mena, y dentro de este repertorio he interpretado también: “Requiem” de Faure, “Requiem” de Mozart, “Magnificat” de Bach, “Pequeña misa solemne” de Rossini, “Stabat Mater” de Rossini, “Nelsonmesse” de Haydn, “Misa de Gloria” de Puccini, “Carmina Burana” de Orff, “Misa de la Coronación” de Mozart, “Cantata Noel de Honegger” (Auditorio Nacional de Madrid), “La Damnation de Faust” de Berlioz… Entre mis últimos compromisos destacan “Las Edades del Hombre” de Aizpurúa, representada en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid, “La Traviata” en Oviedo, Gijón y Pamplona (octubre, enero y febrero 2013/14), “Carmina Burana” con La Fura dels Baus en Santiago de Chile (noviembre 2013), “El Traje Nuevo del Emperador” en Pamplona, “La Corte de Faraón” en Madrid-Teatros del Canal (mayo 2014), etc. En la producción del Carmina Burana de La Fura dels Baus (en la que vuelvo a trabajar este otoño desplazándome a Chile), tengo que estar en buena forma para hacer todo lo que quiere su director, Carlus Padrissa. Me pesan todos los días dos veces porque hay varios momentos en que me suben en una grúa a 20 metros. Y desde ahí tengo que cantar. Después me meten en una especie de probeta gigante. Voy peinado con unas larguísimas rastas. En otro momento salgo entre el público y me quito el abrigo que llevo para quedarme con el torso al descubierto. En el Auditorio de Tenerife no tenía casi tiempo de cambiarme de vestuario, quitarme las rastas, ponerme una barba y salir por fuera del auditorio para entrar entre el público. No había otra forma de hacerlo. Todo en 3 minutos. Un estrés. Llegas con la lengua fuera, y claro, dispuesto a cantar. Es una producción maravillosa. Muy inteligentemente ideada y estudiada. En España se ha hecho en varios sitios: San Sebastián, Murcia, Oviedo, Las Palmas, Tenerife, Pamplona. Y ahora en Santiago de Chile. Es importante que la gente siga consumiendo cultura. De todo tipo. La cultura es importante para un país. Llevamos unos años de crisis económica muy grande y se está recortando mucho en cultura. Sin cultura un país no se sostiene. Sólo hay que fijarse en los países de Centroeuropa. Todos sus teatros programan constantemente y muchos tienen compañías estables. Allí hay muchos colegas de profesión a los que se les permite cantar primeros roles. Aquí hay muchos cantantes muy buenos y muy bien preparados. Igual de buenos que los de fuera. Lo único que no siempre se les da esa oportunidad. Considero que hay que apostar por el producto nacional. Entiendo que hay sitios donde se quieren nombres y esos nombres atraen a mucho público y son cantantes impresionantes. Por eso están ahí. No cabe duda. Pero aquí también hay mucho talento. Sólo hay que dar esa oportunidad. También es importante la captación de público joven, y las buenas iniciativas de programar óperas infantiles, conciertos didácticos, visitas guiadas a teatros, audiciones y demás son una muy buena forma de empezar. De esta forma se introduce a los jóvenes en la música y ésta forma parte de su educación. Uno de los cantantes con los que he actuado en varias ocasiones y mejor sensación me ha causado a todos los niveles ha sido el barítono malagueño Carlos Álvarez. Es un cantante entregado con todo lo que hace al cien por cien. Además de un colega ejemplar. Es lógico que sea uno de los mejores cantantes del mundo de su cuerda. Aprendes mucho a su lado y le admiro muchísimo. Tengo que reconocer que tengo grandes amigos cantantes y con los que estoy en contacto continuo. Se crean unos vínculos muy grandes cuando estás compartiendo una producción. Pero no nos podemos olvidar de que quien está siempre ahí es tu familia y tus amigos de siempre.

 

Nos damos un abrazo y la entrevista concluye. Creo que ha dicho todo lo que quería decir, y no se me ocurriría pedirle más de lo que me ha dado, y a través de este encuentro a todos los lectores de Opera World. Una parte importantísima y fundamental de la Ópera son los cantantes líricos. Creo sinceramente que éste que aparece sobre estas líneas de cierre es el retrato de un luchador y de un triunfador, el perfil de un cantante lírico serio, exigente y profesional, hecho a sí mismo, que con su talento y su dedicación ha sabido hacerse un hueco más que merecido en el difícil y exigentísimo panorama lírico internacional.

 

Curriculum abreviado

 

José Manuel Díaz ha intervenido como co-primario en las óperas: “Macbeth”, “Il Trovatore”, “RobertoDevereux”, “Faust ”, “Ariadne auf Naxos”, “Rigoletto”, “Los Hugonotes”, “DerFreischutz”, “Lucrezia Borgia”, “I Vespri Siciliani”, “Zigor”, “Turandot”, “Lohengrin”, “Salome”, “Andrea Chenier”, “Rusalka”, “Madame Butterfly”, “Tosca”, “Ariadna auf Naxos” y “Der Rosenkavalier” (A.B.A.O). Con esta última ópera debuta en el Teatro Real de Madrid, e interpreta “Ernani” (Julio de 2000), “Die Zauberflöte” (Enero de 2001) y “Rigoletto” (Octubre de 2001) en este mismo teatro. En Mayo de 2002 debuta en el Teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canaria con “Die Zauberflöte”, donde volverá con “Carmen” y “Manon” (Febrero-Marzo 2004). En agosto de 2003 participa en el estreno mundial de la zarzuela “La costurerita” dentro del Festival Internacional de Santander. Debuta en el LI festival de ópera de A Coruña con “Rigoletto” (Septiembre de 2003). Teatro Cervantes de Málaga con “Lohengrin”, “Jenufa” y “Carmen”, Ópera de Oviedo con “Lucrezia Borgia”, “Madama Butterfly”, “Thaïs”, “Diálogos de Carmelitas”, “Ariadne auf Naxos”, “Tosca”, “Katja Kavanoba”, “Turandot” y “La Traviata”. Teatro Calderón de Valladolid con “Rigoletto” y “La Boheme”. Teatro de la Maestranza de Sevilla con “Romeo y Julieta” (diciembre 2006) y “La Fanciulla del West” (marzo 2009), Teatro Villamarta de Jerez con “La Flauta Mágica” de Mozart (mayo 2007), “Il Viaggio a Reims” en Bilbao-Teatro Arriaga (diciembre de 2008), “Chateaux Margó ” y “La Viejecita” en Bilbao, Barcelona, Oviedo y Madrid.

 

Alberto Núñez