Entrevista María Ruíz. Soprano

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Descubriendo a… maría ruiz
“Cuanta más verdad llevas dentro, el público es más receptivo” 
 
¿Se acuerdan de la Gala de los 50 años de nuestra Asociación? Allí estaba ella, en el escenario. María Ruiz, magnífica soprano segoviana, es de las personas que disfrutan al máximo cantando, pero también escuchando. Sí, es de los músicos que van a los conciertos. Defiende con capa y espada que la cultura se impregne en la vida social. Ojalá que algún día la ópera esté tan de moda como el fútbol, pero, para eso, reivindica la figura del divo, cantantes que arrastre a la gente al mundo de la lírica. “Así pasó en el ciclismo con Pedro Delgado cuando ganó el Tour, que después de ese hecho, todo el mundo salía a pedalear en las carreteras” Y hablando de deportes, la afición del Celta de Vigo a grito de “¡Tú sí que vales!” recibió a María Ruiz en el campo de fútbol un día que la invitaron a cantar allí un ratín. ¡Qué cosas! ¿no? Y es que María Ruiz es un libro de anécdotas. En Mayo tiene dos citas: un recital, que le hace muchísi- ma ilusión, con el pianista Carlos Enrique Pérez en Santiago de Compostela y un concierto de zarzuela en la Plaza Mayor de Valladolid. ¿Y en Madrid? “Ojalá pronto porque me encantaría; crucemos los dedos” De momento, vamos a conocerla fuera del escenario. ¡Camarero, dos cafés con leche por favor!

¿En qué momento vital y profesional se encuen- tra María Ruiz ahora mismo?

Pues ahora mismo acabo de volver de hacer un programa doble de zarzuela: Reina Mora y Dolorosa en Barakaldo. Estoy en un momento estupendo, en una etapa en la que la voz ha adquirido ya la madurez que necesita para cantar un tipo de repertorio determinado y estoy entusiasmada con las próximas audiciones que tengo. Creo que estoy en el momento en el que empiezo a recoger los frutos de todo el trabajo de estos años atrás, que coincide también con un momento pleno en mi vida personal. Creo que se han conjugado todas las cosas para encontrarme en un mo- mento vital. Y ahora estoy en ese momento de partida, preparada para hacer las grandes cosas que me están surgiendo y que espero que se cristalicen.

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Y ¿cómo has llegado a este momento? ¿Cómo descubriste tu pasión por este mundo?

Curiosamente no la descubrí yo. En mi familia to- dos son grandes cantantes y aficionados a la músi- ca, pero yo tuve una especie de revelación mariana (risas) Una vez en misa, cuando tenía 5 años, escuché a un grupo de rondalla que iba a amenizar una de las comuniones un fin de semana, y yo me quedé sorprendida, fue como una revelación, algo me atrapó de la música y yo le dije a mi padre que quería tocar la guitarra. Mi padre me llevó con un profesor de guitarra en el colegio que le dijo que estaba muy bien el entusiasmo que tenía pero que con 5 años, todavía era muy pequeña, ya que la guitarra era más grande que yo. El profesor me recomendó que empezara con otro instrumento como la bandurria que era un poco más asequible para mi edad. Pero yo que soy muy cabezota insistí en la guitarra y lo conseguí. Y ahí empecé.
Más tarde en el Conservatorio estudié piano, y se me pasó por la cabeza hasta ser directora de orques- ta. A mi lo que me importaba era ser un gran músico. Pero era curioso que allá donde iba, sin que yo tuviera especial empeño en ello, destacaba mi voz. Aquel primer profesor de guitarra que tuve me puso a cantar como solista con 7 u 8 años y claro, era cu- rioso porque cada vez que iba a un sitio como el Coro del Conservatorio, en el Coro de Segovia donde estaba mi hermana, me ponían a cantar de so- lista. No era realmente mi intención primera, pero casi sin quererlo todo me conducía ahí.

¿Cuándo fue el momento en el que pensaste que realmente querías dedicarte a ser cantante?

 
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Curiosamente estudiando en el instituto yo noté la necesidad de dedicarme a la música y lo tenía muy claro. Al terminar COU saqué Matrícula de Honor y toda mi familiar quería que estudiara una carrera al uso, a pesar que yo había planteado estudiar música. Es difícil decirlo para un profe- sional y para alguien que le da tanta satisfacción esto, pero es verdad que en España ha costado considerar los estudios superiores de música como una carrera. Además, en mi entorno familiar y en mi ciudad, Segovia, la gente me recomendaba que primero estudiase una carrera y que luego me dedicase a la música. Me enfrenté un poco a cierto conflicto familiar, pero tuve el apoyo de una de mis hermanas. Un día me enteré de casualidad que había una Escuela Superior de Canto en Madrid y ahí fue cuando se me encendió una lucecita y pensé: “esto es lo mío”. Así qué hice las pruebas de acceso y aquí estoy.

A parte del repertorio que rodaste en la Escuela ¿cuándo te subiste a un escenario por primer vez?

El primer concierto que hice fuera de la Escuela fue uno que hice en mi ciudad para la Fundación Don Juan de Borbón. Y a nivel teatral mi primer debut fue con “Luisa Fernanda” en el Villamarta de Jerez.

Debutaste con zarzuela, acabas de cantar zarzuela en Barakaldo…. A todo esto ¿qué importancia ha tenido en tu vida la difusión de la música española y la zarzuela? ¿Es un género que has cantado más o menos?

Sinceramente donde más cómoda estoy es can- tando ópera pero, curiosamente, por casualidades de la vida recalé en la zarzuela. Es un género mucho más complejo por su carácter teatral, porque se canta en español, que a mi la verdad me parece que nuestro idioma no es el más cómodo a la hora de impostar la voz, y porque a veces tienes que solventar ciertas cosas que los libretos de zarzuela te obligan a experimentar. Eso sí, he aprendido mucho cantando zarzuela. Hace tiempo tuve la oportunidad de hacer una gira con el Instituto Cervantes por toda Euro- pa difundiendo música española con obras de Chapí. Es impresionante lo que gusta nuestra música en el extranjero. Recalé tanto en este género hasta tal punto que llevo tres años seguidos cantando zarzuela en el Euskalduna en la temporada que hay en verano, y la verdad, es que es una experiencia fantástica.

¿Crees que en este momento la zarzuela debería reinventarse?

Yo creo que a veces la innovación corre un riesgo por lo que estamos viendo en el panorama operístico actual. Innovar siempre es bueno, pero sabiendo lo que se tiene entre manos. Lo que veo muchas veces en los teatros del mundo es que hay un intento de renovación pero sin respetar la esencia de la obra. El problema es cuando a costa de esta supuesta innovación se

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modifica el sentido de todo. ¿Qué sentido tiene eso? Yo creo que ninguno. Con la zarzuela que es un género tan popular, a mi me dan miedo ese tipo de apuestas. Sin embargo, hay mucha gente en este país que han llevado a cabo propuestas innovadoras, más atrayentes y más actuales sin cargarse la obra. El hecho de atraer a la gente joven al mundo de la zarzuela creo que tiene que ser una cuestión de educación. Para empezar, que los propios españoles nos creamos que es una música lo suficientemente buena y que no tiene que envidiar a otros géneros fuera. La cuestión de la educación es que hoy en día no se da suficiente música en la escuelas y vamos cada vez a peor. Yo en- tiendo que en tiempos de crisis se tenga que recortar pero creo que es un error recortar en educación y cultura. Si no recuerdo mal en “La República”, Platón recomendaba a los soldados educarles en el ejercicio de las armas para que se sepan defender del enemigo, y en el ejercicio de la música para que sepan tratar y convivir con sus amigos. Yo creo que hay valores que no se pueden recortar.

¿Qué es lo que ha aprendido María Ruiz en este tiempo?

Mucho. Evidentemente una persona va adquiriendo experiencia con el tiempo a todos los ni- veles, pero lo que he aprendido de todo esto es que cuanta más verdad llevas dentro, el público es más receptivo, es decir, realmente los artistas utilizamos un sistema para acceder y para comunicar unas emociones y lo que me sigue sorprendiendo es la capacidad del espectador. Si el público conecta contigo es maravilloso. He aprendido a que es una de las cosas más importantes de mi vida y sobre todo que siento una gran satisfacción cada vez que canto, es algo que vas más allá.

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¿Cómo ha evolucionado tu voz?

En mi caso, muchísimo. Tengo una voz grande pero con un amplio registro que con los años ha adquirido esa madurez, esa pastosidad que la edad le ha ido beneficiando en todos los senti- dos porque ahora se encuentra en su sitio ade- cuado.
Como nos comentabas, la conexión entre el cantante y el público lo consideras fundamental, ¿cuáles crees que son las cualidades idóneas que definirían a un buen cantante?
Precisamente creo que lo que hace falta hoy en día es que apuesten por voces con buena técnica. La ópera tiene el gran lujo de ser un arte combinado siendo uno de los mayores espectá- culos del mundo. Todo tiene que estar en equi- librio. En este momento en el que predominan los directores de escena, el mundo teatral está adquiriendo más peso. Por supuesto que cuan- do un cantante sea mejor actor y esté mejor preparado será todo más creíble, pero pienso que si algo emociona a la gente que va al teatro es el sonido de la voz. Hoy lo que está ocurriendo muchas veces es que se sacrifica a la voz en base a todo eso. Yo no digo que no haya movimiento y que los cantantes canten de forma estática, no, pero evidentemente que no por todo lo de- más se pierda la calidad de la voz. Dicen que no hay voces, y yo voy a audiciones y escucho voces maravillosas en todas partes, donde no las veo es en los teatros, sin embargo, en los escenarios escucho a gente con una calidad vocal muy pobre que no llega la voz ni a la primera fila. Y la magia de la ópera es ver a una persona que con su propia voz pase a 70 músicos. Yo creo que se debería establecer un equilibrio pero sin perder el valor de lo que son las voces con una buena técnica. Que todo lo demás complemente. Hay grandes voces pero creo que en este momento
en la ópera se está apostando más por productos y tendría que haber una labor por parte de la teatros de sacar a la luz más voces de verdad. Apostar y correr el riesgo.

¿Crees que en España se apuesta por las voces españolas? ¿Qué es lo que te has encontrado a lo largo de tu carrera?

Yo tengo claro que sí que apuestan por cantantes españoles y la prueba está por ejemplo en el Teatro de la Zarzuela. La cuestión es que no se trata de imponer cantantes españoles por encima de otros, yo creo que siempre hay que buscar la excelencia. Lo que sí veo difícil en España es acceder a algunos teatros, hecho que
 
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en Europa no ocurre. El proceso de hacer una audición en Europa es mucho más fácil que en España. Por ejemplo una ciudad donde se vi- sualiza ese acceso a la cultura es en Londres, donde la vida social está hecha sobre la cultura. Así que ¿por qué no dejamos que los cantantes jóvenes que empiezan tengan ese acceso? Esta carrera no es fácil, no hay una salida natural, no hay oposiciones y lo que hay que hacer es buscar audiciones, con la dificultad de que se te pone en duda hasta que no demuestras las cosas, pero claro, si no te dejan demostrarlo al final se acaba convirtiendo en un círculo vicioso. Durante algunos años sí que se han he- cho en algunos teatros segundos repartos con
cantantes jóvenes, matinés, didácticos para niños, etc. que dan cabida a la gente que empieza. Tampoco quiero caer en un discurso negativo porque hay que ver las cosas positivas de hoy en día, pero sí me gustaría incitar a que haya más apertura, a que haya una política real de audiciones y que el acceso a los teatros sea más fácil.
Quiero destacar como un hecho muy positivo, lo que apoyan las Asociaciones de Amigos de la Ópera a los cantantes jóvenes. Yo siempre he no- tado muchísimo este apoyo y cómo la gente que forma parte de estas Asociaciones se interesan por los últimos cantantes que salen, se preocupan, intentan programar conciertos con gente joven, como lo que se ha visto en la Gala de los 50 años de la AAOM. Es una labor muy elogiable. Es gente que lo hace con ilusión y amor a la ópera y esto emociona.
Muchas gracias María

Isabel Imaz (Para Intermezzo)