Alejandro Bustamante, firme portavoz del violín español contemporáneo

Alejandro Bustamante
Alejandro Bustamante

El joven violinista Alejandro Bustamante (Madrid, 1986) presenta un brillante y antológico recital para violín solo en el sello Ibs Classical en el que realiza un recorrido por ocho páginas de compositores españoles de diversa estética musical que permite hacerse una idea muy completa de la gran variedad de lenguajes compositivos desde los primeros años de la década de los ochenta del siglo pasado hasta la década y media transcurrida del siglo XXI en el que nos encontramos. El joven concertista, hijo del famoso compositor boliviano Miguel Bustamante, ha dado desde el principio de su carrera una importancia capital a la interpretación y difusión de la música de nuestro tiempo y ese es el anhelo que ha motivado esta plasmación discográfica.

El álbum, grabado en el Auditorio Manuel de Falla de Granada en abril de 2017, contiene en concreto obras de seis compositores del momento presente y de dos ya fallecidos, en lo que supone una auténtica declaración de intenciones a la hora de rendir un acertado tributo a cuatro generaciones de músicos españoles que han contribuido y lo siguen haciendo al enriquecimiento del arte sonoro en nuestro país. El recorrido comienza con la obra más antigua de todo el compacto: el Capricho Op. 40 del exiliado Ernesto Halffter, obra de 1981 preñada de saltos rítmicos. Un carácter más áspero y sinuoso en el instrumento recorre Tensió de Joan Guinjoan, pieza del año siguiente, 1981, de una sólida continuidad discursiva que explota los contrastes en la tímbrica y en el ritmo. De 1997 data la enigmática Página de Carmelo Bernaola, escrita para el violinista Agustín León Ara, quien firma algunos de los sentimentales comentarios del librillo que acompaña el disco.

La gran mayoría de piezas recopiladas han sido escritas en años ya más cercanos a nosotros: de 2004, datan la virtuosística y neobachiana Chacona de Jesús Torres y la evolutiva y esperanzadora pieza Et in terra pax de Salvador Brotons. De José Zárate, Bustamante incluye los declamatorios Cantos números 1 y 2, de 2004 y 2016, y la obra de la única compositora de todo el disco, María José Arenas, por añadidura la autora más joven y perteneciente a la misma generación que el propio violinista, está representada con su alegórica Maktub I, de 2011. No hay que olvidar a ese otro veterano e ilustre compositor como es Antón García Abril, que en 2012 ha dado vida a su Díptico, donde explora las posibilidades polifónicas del violín.

Alejandro Bustamante exhibe con creces en este trabajo discográfico esa primera madurez a la que alude Jesús Torres en el breve comentario a su obra interpretando un repertorio no por actual menos arriesgado técnicamente para el violín, por medio de una asentada técnica, fruto de su sólida formación musical, y su capacidad para revestir de perfil y carácter propio a cada una de las piezas recogidas en este álbum, trasluciendo una fuerte hondura expresiva que no dejará indiferente a nadie. A pesar de su juventud, el intérprete ha interiorizado este tipo de música y su complejidad inherente haciéndola completamente suya, una comunión natural de la que se espera que tenga mucho que decir en los años venideros en su tarea de reivindicar, como firme portavoz, el violín español contemporáneo.

Germán García Tomás