Interesante (pero poco usual) concierto de Joyce DiDonato

Joyce DiDonatoJoyce DiDonato

Este concierto de la diva americana ha roto de alguna manera los cauces por donde este tipo de eventos suelen discurrir. Normalmente, de un cantante excepcional se espera una exhibición de nota altas, agilidades y fuegos artificiales y casi se puede decir que no ha habido nada – o muy poco – de eso en el concierto que nos ocupa. El concierto ha seguido caminos de expresividad en el canto de la diva, eliminando casi totalmente los efectos especiales.

Estos conciertos de Joyce DiDonato llevan por título War and Peace y han girado por distintos países del mundo desde que los iniciara a fines del año pasado, habiendo ofrecido siempre el mismo programa. El título responde a las dos partes del concierto, la primera de ellas dedicada a óperas de guerra y la segunda a otras más pacíficas.

Hay otro aspecto en el que el concierto ha sido también poco usual, ya que ha contado con iluminación específica, algunas proyecciones de videos y la presencia de un bailarín en algunas ocasiones. A esto todavía podría añadirse el hecho de que desde 20 minutos antes de comenzar el concierto en el escenario se encontraba la diva en situación inmóvil, mientras el público iba ocupando sus localidades. En ese tiempo estaba acompañada en escena por el ya mencionado bailarín.

Joyce DiDonato ha demostrado que sigue siendo una gran cantante, aunque me queda la duda de si el público, que casi llenaba el teatro, no habría preferido una mayor exhibición de fuegos artificiales. No faltó un largo discurso de la artista al final del concierto, en el que expuso sus inquietudes sobre la situación actual, incluyendo lo que ocurre en su país, lo que fue muy bien recibido por el público.

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La primera parte del concierto se abrió con el aria de Storgé, perteneciente a Jephta de Haendel, que sirvió para calentar la voz, pasando a continuación a una brillante interpretación del aria Prendi quel ferro de la Andromaca de Leonardo Leo. Estuvo magnífica en su interpretación del famoso Remember me, que pone fin a la ópera Dido and Aeneas, de Purcell. De corte distinto fue el aria de Agrippina de la ópera homónima de Haendel, terminando la primera parte con una emotiva interpretación de la bien conocida aria Lascia ch’io pianga de la ópera Rinaldo de Haendel.

En la segunda parte cantó de modo intachable un aria de The Indian Queen de Purcell, a la que siguió el aria de la Susanna de Haendel. Terminó el programa oficial del concierto con una nueva aria de Rinaldo y la más conocida de Cleopatra De tempeste, perteneciente a la ópera Giulio Cesare, de Haendel.

Ofreció dos propinas, la primera de las cuales respondía más al concepto de fuegos artificiales. Se trataba de un aria de Jommelli, donde brilló con luz propia. Terminó el concierto con Morgen de Richar Strauss.

Acompañando a DiDonato estuvo Il Pomo D’Oro con su director Maxim Emelyanichev al frente, que ofreció algunas páginas sinfónicas y acompañó con brillantez a la artista.

En suma, un concierto poco al uso, aunque interesante

Jose M. Irurzun.