Exitoso recital de Anna Netrebko en Los Ángeles

Anna Netrebko. Foto: The Broad Stage
Anna Netrebko. Foto: The Broad Stage

El inesperado regreso de Anna Netrebko a Los Ángeles, después de que sus últimas presentaciones en esta ciudad se dieran hace diez años en Manon de Massenet al lado de Rolando Villazón, se debió a una casualidad, la cancelación del recital que Jonas Kauffman tenía previsto dar en este escenario (The Broad Stage) para cerrar el ciclo de ‘recitales con estrellas de la lirica mundial’ que se realiza desde hace varias temporadas en esta sala de conciertos de Santa Mónica, California.

Quedará como dato anecdótico y para una futura ocasión el debut local del tenor alemán aunque francamente, a nadie pareció importarle ante la expectativa que generó la presencia de Anna Netrebko, quien personifica el glamour operístico moderno con sus constantes cambios de vestidos de diseñador y joyas y pose de diva. Vocalmente se escuchó a una artista cuyo instrumento vocal ha adquirido mayor peso y volumen, que se ha robustecido, pero sin perder homogeneidad y atractivo en el color. Así fue como brindó interpretaciones que agradaron de “Io Son “L’umille Ancella” de Adriana Lecouvreur: de “Un bel di vedremo” de Madama Butterfly; o de ‘Stridono lassù’ de I Pagliacci, como también la movida y vivaz ‘Heia, heia! In den Bergen ist mein Heimatland’ de la opereta “La princesa de las csárdás” de Emmerich Kálmán con la que se atrevió a mostrar sus dotes de bailarina.

Cada una de sus intervenciones fue muy celebrada por un público que se caracteriza por no ser muy exigente, que va a gozar y a celebrar todo, incluso por momentos con desbordado entusiasmo. Muy sentido y conmovedor se escuchó su canto en la «Canción de la luna» de Rusalka, que en conciertos, ha sido uno de sus caballos de batalla. En esta velada estuvo acompañada por su actual pareja, el tenor Yusif Eyvazov quien a pesar de poseer un timbre metálico poco grato, no defraudó por la pasión, el empuje y la entrega que imprime a su desempeño artístico, algo que indudablemente desearía verse más en los escenarios operísticos que en las galas y conciertos. Yusif, por su cuenta cantó arias como: «È la solita storia del pastore» de L’Arlesiana, «Pourquoi me reveiller» de Werther, «E Luceven le stelle» de Tosca, o «Vesti la giubba» de Pagliacci, con aprobación del público. No faltaron algunas canciones napolitanas, que pienso banalizaron un poco el espectáculo por las innecesarias y cargadas bromas de los artistas e intercambios con el público, pero en Hollywood, capital del show business, todo parece estar permitido y más a una artista del calibre de Netrekbo.

El programa se completó con dos duetos «O soave fanciulla» de La Boheme y un emotivo «Vicino a te» de Andrea Chénier, y ante los aplausos se regalaron algunos bises como «Nessun Dorma» y «O mio babbino caro». Muy bueno fue el acompañamiento de la orquesta, que agrupa a destacados músicos de la ciudad, bajo la conducción del maestro italiano Marco Boemi, quien conoce diversos estilos, y que dirige con seguridad, control y cadencia. En solitario, la orquesta destacó por «Danse des Heures» de La Gioconda, el «Intermezzo» de Manon Lescaut y el de L’Amico Fritz y la obertura de Die Fledermaus.

Ramón Jacques