Crítica del concierto de la Orquesta Opus 23. Madrid.

 

27 de febrero 2013. Sala de Cáma del Auditorio Nacional

Tercer concierto de la Orquesta Opus 23 en el auditorio Nacional de Madrid y tercer importante éxito. Se trataba de la zarzuela de Barbieri Jugar con fuego. En versión concierto y solo las partes musicales.

Ya hemos comentado que el director titular Andrés Salgado es un valor seguro y con un gran fututo. Lo reafirma en cada una de sus actuaciones. En esta ocasión ha demostrado que también es un gran director lírico. Llevó la orquesta de forma impecable dejando destacar los diferentes planos sonoros con una gran brillantez sin que en ningún momento se produjera caída alguna. Su forma de dirigir es austera pero con los gestos precisos. Atentísimo a los solistas que se mostraron muy cómodos con su dirección. A destacar la magnífica intervención de la primera trompa de Ricardo Rodríguez.

Un esplendido reparto encabezado por la soprano Lola Casariego de voz intensa, amplia, muy bien proyectada, dúctil y bello timbre. A destacar su romanza del tercer acto. El tenor Juan Antonio Sanabria mostró un color vocal radiante y bello, muy musical. Alfredo García fue el barítono que sorprendió por su calidad vocal y expresividad y una dicción impecable. Finalmente el bajo barítono José Antonio Carril demostró su veteranía y seguridad. Todos estuvieron formidables.

El coro Talía abusó de volumen sonoro llegando a tapar a la orquesta en algunos en momentos. Los tenores no tuvieron su mejor día.

El concierto se inició con El Idilio de Sigfrido de Andres Salado. Dir.Orquesta, obra muy complicada que exige una tensión en la cuerda y metales poderosa. Mejorable pero muy interesante.

El público aplaudió con muchas ganas y se produjo una propina: El baile de Luis Alonso: un verdadero espectáculo sonoro. Vibrante, alegre y un sentido rítmico extraordinario que puso al público de pié.

Francisco García-Rosado