Elisabetta Riva: “Lo clásico es moderno”

Elisabetta Riva
Elisabetta Riva

Hace pocos días tuvimos la oportunidad de conocer la nueva temporada que Nuova Harmonia desarrollará el próximo año 2018 en el Teatro Coliseo de Buenos Aires.

Los diez espectáculos, que incluyen una variadísima gama de artistas y programas, comenzarán en abril y concluirán en noviembre. Conforman la programación recitales de música de cámara tanto vocal como instrumental, conciertos sinfónicos con destacados solistas de nivel internacional, danza y ópera. Podremos ver y escuchar, entre otros, a la Orquesta Sinfónica Estatal de Rusia y la Sinfónica de Jerusalem, el Sestetto Stradivari, Karin Lechner y Natacha Binder, el Balletto di Roma. El ciclo cerrará con la opereta Candide de Leonard Bernstein.

Pudimos conversar largamente con la Dra. Elisabetta Riva, Directora General del Teatro Coliseo y de Nuova Harmonia, quien con calidez y mucho compromiso con el ciclo, nos recibió para compartir la propuesta.

OW: – ¿Cuál sería el espíritu, el alma de la programación 2018 de Nuova Harmonia?

ER: – Nuestro lema y lo que sintetiza nuestra propuesta es “Lo clásico es moderno”. Eso es un faro, una guía y a su vez sintetiza lo que estamos intentando hacer. Es profundizar en las raíces, en lo clásico pero apuntando al futuro; esa es la característica, la identidad de este ciclo. Y el término “moderno” usado en un sentido un poco más amplio; que signifique contemporáneo también, algo que sea afín al público de hoy y con el objetivo muy concreto de atraer nuevo público, de generar una nueva audiencia para la música clásica. Estamos tratando de romper esta barrera que se ha generado, no sólo aquí sino en todo el mundo, entre lo erudito y el pop, como si la música clásica sólo perteneciera a un grupo etario alto, a cierto tipo de comunidad un poco cerrada, con poco glamour…

Esa es la sensación de la gente que conoce poco lo clásico. La idea es: por un lado acercar lo clásico descontracturándolo un poco sin perder su identidad, sin transformarlo en otra cosa y al mismo tiempo sumar preparación a las nuevas audiencias. Eso es muy importante: escuchar música clásica no es solamente un acto emocional, necesita una preparación. Es una forma de arte que cuanto más uno sabe mejor la disfruta. En otras artes eso está más claro; sin embargo con la música parecería ser que sólo con el “me gusta” alcanza. Eso ocurre en forma similar con las artes figurativas: la apología del “me gusta” por sobre la idea de preparación para el disfrute del arte.

OW: – ¿Podríamos decir entonces que el público está malacostumbrado en el sentido de que no se les presenta el desafío de tener que superar algunas barreras?

ER: – Y… un poco sí… Sería un poco extenso historiar cómo llegamos hasta aquí, pero creo que contribuyeron muchos factores en los últimos 30 años y pasó en todas partes. Tal vez la única excepción fue Alemania en donde nunca las escuelas y las familias abandonaron el cultivo de lo clásico…

OW: – Tal vez ello haya sido la clave en Alemania: lo clásico permeabilizó hacia todos los sectores desde abajo hacia arriba…¿Habrá que volver a eso?

ER: – No hay otra. Hay que ir por todas partes: desde abajo, desde la educación y desde la familia. Tanto la escuela como la familia tienen que sensibilizar a los chicos a la belleza de la música clásica. Porque sino solos no lo hacen; necesitan acompañamiento, necesitan una explicación, necesitan educación… Uno tiene que saber cómo sentarse a escuchar… Necesita un cierto ejercicio, una cierta gimnasia y después uno puede empezar a volar, después empieza la parte emocional.

Entonces ¿cómo se recupera eso? En las escuelas, ojalá las instituciones lo vayan haciendo. Nosotros desde este lugar intentamos sensibilizar. Invitamos a escuelas, profesores de música, a los que quieran. Se acercan y nosotros damos máxima colaboración, brindamos material.

Por otro lado, el gestor de música clásica tiene que entender que el público tiene otro tipo de sensibilidad estética también. Entonces hay que darle un poco más de glamour desde la presentación de cada concierto hasta del material fotográfico de cada artista.

Se puede ser un pianista y se puede ser “cool”. El espectáculo es muy importante; el ser humano contemporáneo está muy afectado por todo eso.

Nosotros desde Nuova Harmonia estamos cambiando en ese sentido, inclusive dando otro marco a los conciertos, desde las luces, desde el ambiente, desde lo visual… Eso hace que toda la experiencia de venir al teatro sea más apetecible para los nuevos públicos y para los tradicionales también.

OW: – Qué desafío poder revalorizar el contacto humano con el artista en una época en donde las tecnologías nos ofrecer tantas estupendas posibilidades de ver conciertos y espectáculos sentados cómodamente en nuestras casas…

ER: – Es un desafío enorme y la respuesta está en la realidad: cuando uno lo prueba sabe que no es lo mismo… La experiencia del ritual teatral, de estar compartiendo todos juntos el “vivo” no tiene rival.

Los elementos técnicos deberían ser una herramienta para que se conozca más. No deberían ser un enemigo sino que podrían acompañar al espectáculo en vivo y retroalimentarlo.

OW: – ¿Cómo es el camino entre la primera idea sobre una temporada y la plasmación, la realización final de la misma?

ER: – Mi experiencia es que son procesos largos y que tiene que ver con dinámicas muy concretas. Siempre hay una inspiración, deseos, ganas… la fase expansiva, ideal, creativa del proceso. Todo eso después hay que congeniarlo con las limitaciones espacio-temporales; ese es un plano “doloroso”… Pero hay que aprender a ser creativo con lo que hay. Yo vengo del teatro independiente, de una escuela del hacer. En cada situación se hace lo máximo que se puede. Hay que ser creativo y aprovechar cada posibilidad.

No buscamos hacer entretenimiento, seguir las leyes de mercado para vender cada vez más, sino hacer cultura. Tenemos que vender entradas pero no perdemos de vista el aspecto más profundo de hacer cultura, hacer conocer puntos de vista distintos, promover valores, educar…

OW: – Nos encontramos en el Teatro Coliseo, un teatro centenario, ¿Cómo se ve al Teatro Coliseo proyectado en el tiempo, en las próximas décadas?

ER: – Esa imagen está siempre. Para mí la visión a largo plazo siempre está activada sin que genere frustración. Hay que trabajar en el corto y mediano plazo armando estrategias.

Mi larga experiencia en Londres me enseñó fundamentalmente dos cosas: por un lado la prevalencia de la institución sobre las personas y por otro lado la jerarquización del espacio multidisciplinario. La sala grande, la más pequeña, el espacio dedicado a la educación… y así se genera una sinergia entre todas las áreas que retroalimentan la idea del “Teatro”, del Centro cultural.

Tenemos muchos proyectos con respecto a una librería del Teatro Coliseo, un café, una radio… todos proyectos a mediano y largo plazo. Además de las clases de arte que ya estamos brindando en nuestro espacio.

Por otro lado estamos fortaleciendo cada vez más la identidad italiana del Teatro, sin que sea excluyente. El Teatro está en Buenos Aires y está abierto al mundo, pero la identidad italiana y su cultura debe ser revalorizada.

OW: – Eso me lleva a la siguiente pregunta: ¿Cómo está la relación cultural entre Italia y la Argentina en la actualidad?

ER: – Necesita relanzarse y estoy concretamente trabajando en eso. Hay una cultura local de los descendientes de italianos que tienen un vínculo nostálgico con Italia. Pero se quedaron en los ‘60 o ‘70, en esa época de oro de Italia. Siguieron unos años más grises en lo cultural en Italia, también es cierto. Y por otro lado, Argentina está lejos geográficamente y eso encareció y dificultó el contacto.

Hay que recuperar el vínculo aprovechando el nuevo envión que Italia quiere dar en lo cultural; y estoy encontrando apoyo en las instituciones italianas para realizarlo y hacerlo llegar a este Teatro que es el único teatro que tiene Italia fuera de Italia.

OW: – Sabemos del lanzamiento de un hermoso proyecto, el de la “Orchestra Giovanile Italiana di Buenos Aires”. ¿Qué nos puede contar de él?

ER: – Tiene que ver con esos proyectos de largo plazo del que hablábamos. Siempre admiré el sistema de orquestas juveniles no sólo desde lo pedagógico sino desde la integración social; después surgió la sincronicidad… Sumamos esfuerzos con la escuela italiana Cristóforo Colombo y su profesor de música que estaba trabajando en ese proyecto y daremos a comienzos de diciembre los primeros pasos…

OW: – Desde lo personal, ¿adónde se proyecta Elisabetta Riva?

ER: – El Teatro Coliseo vino providencialmente a mi vida para poner en acción toda mi formación académica, esos proyectos y ese deseo espiritual en cuanto al Arte. Haber podido concentrarme acá, proyectar. Estoy tan concentrada en el presente que me cuesta lanzarme a un futuro que no sea este.

OW: – Ping- pong final conociendo a Elisabetta..

– ¿Una ciudad?  – Amo a Buenos Aires pero mi ciudad en el mundo es Londres.

– ¿Una comida? – Sushi.

– ¿Una obra musical? – Wish you were here, de Pink Floyd.

– ¿Un libro? – Oceano mare, de Alessandro Baricco.

– ¿Una razón para reír? – Imitar a los demás, hacer caricaturas imitando a otro.

– ¿Una razón para llorar? – La pérdida de un ser querido.

– ¿Un sueño? – Hacer un evento, una mega noche tributo con artistas de primer nivel, con artistas del jazz, lo clásico, el rock… Y si es para una finalidad benéfica, perfecto.

María Laura Del Pozzo