Fidelio en la Quincena Musical de San Sebastián con un magnífico Stuart Skelton como Florestán

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Fidelio en la Quincena Musical de San Sebastián. Foto: I. Ibáñez

Este año la Quincena Musical ofrece dos títulos de ópera, aparte del Requiem de Verdi, que es el más operístico jamás escrito. Abre con esta única ópera de Beethoven, cuyo resultado ha sido positivo, con una dirección musical con altibajos y un reparto vocal, en el que lo mejor ha estado en los roles protagonistas de la ópera.

La parte musical ha estado encomendada a Juanjo Mena al frente de la orquesta de la que es titular, es decir la BBC Philarmonic, contando para la ocasión con la colaboración del Orfeón Donostiarra. Unos días antes de este concierto los mismos intérpretes ofrecieron también la ópera en los Proms londinenses, siendo las críticas inglesas no particularmente laudatorias para la vertiente musical.

No cabe duda de que Juanjo Mena es uno de los directores más importantes de la actualidad en España, siendo su presencia mucho más frecuente en las salas de conciertos que en los teatros de ópera. Con excepción de Fidelio, creo que hay que remontarse a Octubre de 2014, cuado dirigió La Vida Breve en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, para encontrarle en el foso de un teatro. .

Su dirección en el concierto que nos ocupa ha sido un tanto irregular, con una primera parte donde no salió de la corrección y una segunda parte mucho más brillante. Faltaron mayores dosis de energía y emoción en el primer acto de la ópera. Creo que mejor habría hecho en parar para recibir los aplausos del público tras la obertura, ya que tengo la impresión de que esto condicionó el comportamiento de la audiencia, que nunca aplaudió durante el concierto, salvo el aria de Fidelio. La cosa funcionó mucho mejor en el segundo acto, en el que cortó la tradicional obertura Leonora en cualquiera de sus versiones. Tuvo una buena colaboración por parte de la BBC Philarmonic. En cuanto al Orfeón Donostiarra, se mostró a la altura qu puede esperarse de él en el final de la ópera, mientras que no me convenció en el Coro de Prisioneros, en el que a mi parecer sobraban coralistas para ese fragmento.

El reparto vocal era el mismo que el de Londres y hay que destacar que todos los cantantes actuaron sin partitura, aunque se echó en falta algo más de interpretación por su parte. Una versión de concierto no impide un mínimo de movimiento, que aquí no hubo.

Fidelio en la Quincena Musical de San Sebastián. Foto: I. Ibáñez
Fidelio en la Quincena Musical de San Sebastián. Foto: I. Ibáñez

Leonore fue interpretada por la soprano alemana Ricarda Merbeth, que es una de las sopranos más sólidas de la actualidad en el repertorio alemán. No será una soprano excepcional, pero sus interpretaciones son siempre seguras y convincentes. Ella se encuentra más cómoda en la parte alta de la tesitura de Leonore, ya que no hay que olvidar que este personaje anda a medio camino entre soprano y mezzo soprano, mientras que queda más corta en la parte de abajo. Es una soprano que nunca defrauda.

Para mi gusto lo mejor del concierto fue la actuación de Stuart Skelton en la parte de Florestán. No estará de más recordar que es una de las partituras más difíciles que se hayan escrito para tenor, donde claramente Beethoven demostró que lo de escribir para las voces no era lo suyo. El arranque del segundo acto fue espectacular por parte del tenor australiano, con un Got emitido en pianísimo, para ir abriéndolo de manera espectacular en un alarde facultades y con un fiato interminable. Ese arranque me pareció inmejorable, pero es que además pudo siempre con la complicadísima tesitura del personaje. Había tenido ocasión de leer bastantes críticas del Fidelio en los Proms y hay que reconocer que aquí como allí Stuart Skelton fue un magnífico Florestán.

Insuficiente el Pizarro del barítono Detlef Roth. Aunque fuera él el único que dio algo de vida escénica, su voz me pareció poco adecuada para este malvado personaje, que necesita una voz más oscura que la suya. Se trata de un barítono lírico, aunque él fuerza para parecer otra cosa. Puede pasar bien en Mozart, pero no aquí.

Como ocurriera en Londres hace unos días, Rocco fue interpretado por James Creswell, sustituyendo al anunciado Brindley Sherratt. Sin ofrecer nada especial, no tengo duda de que hemos salido ganando con el cambio.

La Marzelline de la joven soprano británica Louise Alder me resultó un tanto decepcionante, ya que esperaba más de ella. La voz es un tanto reducida y había problemas para que llegara bien al auditorio en el arranque de la ópera, quedando corta de centro. Tampoco la voz me pareció de calidad excepcional, aunque sí me pareció una buena cantante, manejando satisfactoriamente su instrumento.

Cumplió con corrección el tenor Benjamín Hulett en la parte de Jaquino y lo mismo se puede decir de David Soar como Don Fernando, aunque se pudo echar en falta algo más de amplitud y nobleza.

Los dos prisioneros eran miembros del Orfeón Donostiarra, Lo hizo bien el tenor Jesús García Aréjula, llamando la atención la voz de Eneko San Sebastián.

El Kursaal agotó sus localidades. El público, como ya he comentado, prácticamente no aplaudió durante el concierto. La recepción final fue calida, siendo los mayores aplausos para Stuart Skelton y Ricarda Merbeth. Obviamente, el Orfeón Donostiarra recibió una calurosa acogida por parte de sus conciudadanos.

El concierto comenzó con 6 minutos de retraso y tuvo una duración de 2 horas y 17 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 1 hora y 50 minutos. Esta corta duración está relacionad con la supresión de alguna de las oberturas Leonora en el segundo acto. Siete minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 72 euros, costando 22 euros la localidad más barata con visibilidad.

José M. Irurzun