Viva l’amore!: El elixir de amor embriaga al público del Politécnico de México

Viva l'amore!
Viva l’amore!. Foto: Difusión y Fomento a la Cultura del IPN

El Instituto Politécnico Nacional, fundado por el Gral. Lázaro Cárdenas, cuando fue presidente de México se ha distinguido por formar profesionistas en las distintitas carreras profesionales técnicas. Corrían los años 30s del siglo XX, precisamente en 1936. Es una de las instituciones educativas más importantes del país. Y ahora, en otro siglo y muchos años después, su Dirección de Difusión y Fomento a la Cultura ha venido presentando, y promete presentar más, funciones de ópera para el disfrute del arte entre los alumnos y sus familiares. Aplaudo y me congratulo que esto suceda. Es una labor importante y loable el favorecer a los estudiantes en el conocimiento y gozo de las obras clásicas del repertorio universal de este género.

Asistimos a la tercera de las funciones que se presentaron en el Auditorio Ing. Alejo Peralta del Centro Cultural Jaime Torres Bodet en Zacatenco. Mi experiencia fue altamente satisfactoria y el resultado fue muchísimo mejor del que me esperaba. El nivel alcanzado supero con creces la representación de una ópera a nivel estudiantil y resultó una función superior y aun mejor que las que hemos presenciado en foros que a eso supuestamente se dedican. Una función completa con todas las de la ley que ya quisieran muchos teatros tener. Todo funcionó a la perfección: un elenco de cantantes profesionales de buen nivel artístico, un director musical, el maestro Christian Gohmer, que conoce la partitura a fondo, y el debut como director de escena del barítono Jesús Suaste que muchas veces la ha cantado y que ahora sorprende con esta nueva faceta dentro de su carrera que este año de 2017 cumple 35 años.

Desde que empezó la obertura, con la orquesta en el foro, en penumbras, casi a oscuras, con solo la luz de los atriles, y atrás, en lo alto, en un foro construido con ese propósito, se levantaba a la vista del público, nos sorprendió gratamente la calidad del instrumento que escuchábamos. La Orquesta Sinfónica del Instituto Politécnico Nacional ha mejorado notablemente: su sonido ha ganado en calidad, precisión, y sus distintas secciones están equilibradas. Acaba de dejar el puesto de director titular el maestro Enrique Arturo Diemecke nombrado director artístico del Teatro Colón de Buenos Aires, Argentina, dejando al conjunto musical en buena forma. Gohmer estuvo al nivel en esta ocasión y su labor fue destacada. Hay en este director, Christian Gohmer, un músico dotado, bien preparado, que ha ido ganando experiencia y refinado sus virtudes naturales. Estudioso y talentoso ha trabajado ya en muchos terrenos de su arte y permanece siempre activo en múltiples foros. Amante de la Ópera reúne su vocación como violinista, cantante, director de coros y orquestas clásicas y contemporáneas, demostró en esta ocasión como conjuntar todos esos dones en esta obra maestra del repertorio cómico belcantista.

Viva l'amore!. Foto: Difusión y Fomento a la Cultura del IPN
Viva l’amore!. Foto: Difusión y Fomento a la Cultura del IPN

Un elenco coherente y adecuado tuvo a su cargo el peso cantante de la ópera y cumplió con creces su encomienda. El tenor Alan Pingarrón, en el entrañable personaje de Nemorino, brinda con la belleza de un instrumento áurico de singular belleza tímbrica, un campesino ingenuo, entrañable, enamorado perdido y mal correspondido, interpretando sus arias, duetos, concertantes, con gran emoción y entrega. La soprano Claudia Cota, de timbre ligero y coloratura bien trabajada, da a su Adina, mujer bella, coqueta y caprichosa, un aura de encanto peculiar que convence porque todos se enamoran de ella. El pretencioso y fanfarrón soldado, que también pretende casarse con la heroína, lo cantó el Barítono Jesús Suaste haciendo honor vocal y actoralmente a ese personaje galán, conquistador, violento y atrabancado sargento. El mismo dirigió la escena sorprendiéndonos con el manejo que hace del espacio y los gracejos cómicos siempre gratificantes llenos de humor y simpatía. Llena de detalles y puntualidad en el respeto al libreto y la partitura. Una puesta tradicional que se agradece. El Doctor Dulcamara, lo cantó el bajo, triunfador en Concursos de Canto en México y Perú, José Luis Reynoso, quien ganó los aplausos del público con una actuación ágil y dinámica y salvando todas las dificultades de una endiablada partitura que requiere de todos los recursos belcantistas e histriónicos. Va por muy buen camino este joven artista que madura con rapidez y que seguramente seguirá dando que hablar. Completo el elenco Joycee Díaz en el papel de Giannetta con solvencia y seguridad. Todos estuvieron en buena forma y gustaron mucho. También participaron el Coro Alpha Nova y la Compañía de Danza Contemporánea del IPN.

Quiero destacar el diseño de escenografía de Laura Rodé, de gran sencillez y eficiencia, en un escenario reducido y, muy particularmente el diseño de iluminación de Carlos Arce que me recordó la enorme importancia de este recurso primordial en toda representación: cada cambio de luz era totalmente adecuado a la acción dramática, creando atmósferas, sentimientos, situaciones, y totalmente musical, precisión y creatividad admirables.

Dignas de aplauso estas producciones que acercan el arte de la ópera a públicos nuevos.

Manuel Yrízar