Un gran acierto la continuidad de la presentación de las óperas de cámara de Manuel García en la Fundación Juan March en colaboración con el Teatro de La Zarzuela. El gran tenor y maestro de canto Manuel García nacido en Sevilla en 1775, padre de las grandes sopranos María Malibrán y Pauline Viardot y Manuel Patricio, compuso una serie de 5 óperas de cámara para ejercicio y perfeccionamiento de sus alumnos con la inclusión de sus famosas hijas.
Para esta ocasión se presentó Le cinesi con libreto de Metastasio. Ambientada en una China imaginada, se trata de un enredo entre tres mujeres y un varón, Silango.
La escena ideada por Bárbara Lluch es muy imaginativa jugando con unos cuantos elementos de atrezzo y un vestuario de Gabriela Salaverri de bella factura.
Es una ópera que se acompaña con piano al frente del cual estuvo el gran músico Rubén Fernández Aguirre que también llevó la dirección musical. Su trabajo puede calificarse de magnífico. Se trata de un pianista que conoce perfectamente el mundo de la lírica y sabe utilizar el instrumento de la forma más eficaz: matices, tensiones, dinámicas…
Vocalmente hay que destacar las tres voces femeninas. La joven de 22 años Marina Monzó posee una voz de indudable belleza de la que supo sacar el máximo partido aunque se detecte que está lógicamente en los inicios de una carrera prometedora. Cristina Toledo volvió a reafirmar su calidad de soprano y su intensidad dramática. Marifé Nogales es una mezzo que, si bien inició su actuación con cierta discreción de volumen, fue afianzándose a lo largo de la representación hasta ponerse a la altura que es habitual en ella. En cuanto a José Manuel Zapata, tenor de un bellísimo timbre que fue un magnífico rossiniano –esta opera tiene el carácter innegable del cisne de Pésaro- y con un canto a flor de labios encomiable, mostró, sin embargo deficiencias en el apoyo y en la afinación.
Un éxito innegable.
Francisco García-Rosado
