Iñeruntz. Basque Impressions: la renovada expresión del txistu

Iñeruntz. Basque Impressions: la renovada expresión del txistuIñeruntz. Basque Impressions: la renovada expresión del txistu
Iñeruntz. Basque Impressions: la renovada expresión del txistu

Iñeruntz. Basque Impressions II es un sugestivo volumen editado por el sello Orpheus Classical que integra un abanico de composiciones contemporáneas para txistu, el instrumento señero del folclore musical vasco, con el acompañamiento de acordeón, interpretadas por Aitor Amilibia y José Antonio Hontoria, respectivamente. Pese a lo modesto de los efectivos, la combinación de la genuina voz del instrumento de viento con el sostén armónico del acordeón aporta un enorme enriquecimiento mutuo desde el punto de vista tímbrico, al que se une en varias de las piezas el tamboril, inseparable compañero del txistu, y cuyo intérprete no se especifica en el compacto.

Por medio de siete pequeñas obras, algunas de ellas con títulos en euskera, los dos instrumentistas incursionan con gran control técnico y agilidad virtuosística en un singular conglomerado de melodías y ritmos de diferentes colores y texturas, firmadas por autores como Carlos Ibarra, Tomás Aragüés, Martin Zalba, Carlos Villasol, Jabier Ituarte, Gabriel Erkoreka y Félix Ibarrondo. Aunque en todas estas composiciones está presente en mayor o menor medida la referencia ineludible de la música tradicional vasca, ya sea en sentido más literal o evocativo, a medida que avanza el disco hallamos piezas de un lenguaje más abstracto, minimalista o abiertamente experimental que abandona la exuberancia de la melodía amplia y abierta para centrarse en un discurso musical más rítmico, esquemático y sobre todo más contrastante entre ambos instrumentos.

El tamboril aparece como un elemento esencial en obras como el tríptico museístico Guggenheim de Martin Zalba, la obra más extensa del compacto, donde la experimentación en el plano rítmico es la nota dominante, o en la enigmática Haize-Orratz de Erkoreka, obra de incisivos timbres para el txistu, con tempi cambiantes, como esa veleta a la que hace referencia. En esa misma línea en la que se explota el aristado registro agudo del txistu, hallamos la acusada dialéctica que se genera entre ambos instrumentos en Eziñeruntz de Ibarrondo, con los toques de tamboril dando la última palabra. Esa alternancia a modo de diálogo entre las florituras del txistu y el acordeón con concisas intervenciones de tamboril se trasluce en Ziriketa II de Ituarte, de una pujante flexibilidad rítmica, pero en la que también hay espacio para líneas alargadas más cantables y expresivas.

En Pequeñas moscas de mis soles negros de Villasol la repetición continua de un mismo motivo es la base, en realidad un sugerente perpetuum mobile con recursos musicales reducidos al mínimo. Atrás queda, no obstante, el estricto apego melódico en las primeras obras del disco: Beti Zutzaz Pentsatzen de Ibarra y Dos melodías de Aragüés. En definitiva, a través de esta diversidad de estilos, el oyente puede acercarse a una muestra representativa de la creación musical vasca de la actualidad en el infrecuente repertorio para el instrumento autóctono con su original acompañamiento, un rico corpus que con estas “impresiones vascas” se renueva, aumenta y actualiza.

Germán García Tomás