Joaquín de Luz protagoniza este sábado 30 de septiembre la Gala Valencia Somos Arte en el Palau de Les Arts Reina Sofía

JOAQUIN DE LUZ como BASILIO en DON QUIJOTE con la CND
JOAQUIN DE LUZ como BASILIO en DON QUIJOTE con la CND

El primer bailarín del New York City Ballet, Premio Nacional de Danza 2016, protagoniza este sábado 30 de septiembre la Gala Valencia Somos Arte que organiza la Fundación Hortensia Herrero y la Asociación de Danza y Arte del Mediterráneo en el Palau de Les Arts Reina Sofía. Esta gala destinará la recaudación íntegra de taquilla a la Alianza Española de familias de Von Hippel-Lindau.

El internacional español ha venido también para recoger ese galardón como intérprete excepcional de danza, que el Ministerio de Cultura le otorgó el pasado año, y entregado el pasado 13 de septiembre por SSMM los Reyes Don Felipe y Doña Letizia. También, para ser jurado en la deliberación de los agraciados con ese premio nacional, en el presente año. Bailará, junto a la figura de la Compañía Nacional de Danza, Yae Gee Park, los pasos a dos de Don Quijote y La Silfide.

Es un lujo tenerte de nuevo en España. Últimamente te vemos mucho más por aquí, tanto en el escenario, como en actos fuera de él…

Sí, este año “me he abonado” a España. El año pasado me habían invitado a esta gala, pero no pude venir por la temporada en Nueva York. Ahora sí he podido y he tenido la suerte de que  ha coincidido en fechas con la entrega del Premio Nacional de Danza y con mi participación como jurado para elegir a los nuevos premiados. Además, la directora del Real Conservatorio Profesional de Danza ‘Mariemma’, Mar Mel, me ha ofrecido ser algo así como un embajador honorífico de la escuela y voy a dar unas clases y conferencias allí. Vendré en octubre porque la Casa Real me ha invitado a la fiesta del Día de la Hispanidad, así que aprovecharé para impartirlas.

Echas de menos, vemos, estar en Madrid, en tu país… Vuelas, literalmente, si puedes, en cuanto te ofrecen un proyecto…

Cuando se te va cerrando el ciclo, como mi carrera en New York City Ballet, la balanza de la vida te empieza a cambiar. Y cada vez echo más de menos a mi gente. Allí tengo una vida estupenda, llevo una carrera de la que me siento super agradecido, mucho mejor de lo que nunca habría soñado. Pero cuando el ciclo se cierra y te sientes tan a gusto con lo que ha pasado, pero también no sin ningún miedo a que se acabe, empiezas a valorar otras cosas. Tengo algunas ofertas en EEUU, seguro que cuando termine de bailar tendré más, pero mis expectativas son ser feliz en la vida fuera de los escenarios.

Para la Gala Valencia Somos Arte, has escogido el paso a dos del segundo acto de La Silfide. No es muy común verlo en España…

Sí, la directora de la gala, Gema Casino, quería que bailase el del tercer acto de Don Quijote, sí o sí.  Y para elegir el segundo, pensé en La Silfide. No me gusta sacar los pasos a dos del contexto de los ballets completos y para mí ese ballet es una joya. Pero como no se ve mucho en España, me pareció buena idea.

¿Qué sientes al bailar cada uno de esos pasos a dos?

Si hacemos un paralelismo con la Danza Española, diría que Don Quijote es más flamenco y La Silfide sería Escuela Bolera. Es uno de los emblemas de August Bournonville, emblemático coreógrafo danés del XIX cuya técnica y estilo sigue vivo, con mucho trabajo de piernas, saltos, baterías, pero tratando de hacerlo fácil, sin que se afecte el torso. Creo que como artista es genial mostrar que puedes hacer un gran rango de cosas.

Joaquín de Luz recibe el Premio Nacional de Danza 2016 de los Reyes de España. Foto Casa Real
Joaquín de Luz recibe el Premio Nacional de Danza 2016 de los Reyes de España. Foto Casa Real

¿Cómo fue la entrega del Premio y la conversación con los Reyes? ¿Hablasteis de ballet?

Sí, estupenda, todo el mundo encantador. Estuve sentado al lado Concha Velasco, un lujo. Pensaba que todo iba a ser más serio, pero fue muy ameno. Los que hablaron, destacaron el valor de la cultura y la riqueza que tenemos. Es muy importante que la gente de tanto peso hable así. Ojalá se tradujera en más ayudas a la cultura. Y conocer a los Reyes ha sido maravilloso. Son gente extraordinaria y me sorprendió tanto como saben de danza. Doña Letizia, con más detalle porque creo que es una gran aficionada y tuve una conversación muy agradable. El Rey me pareció una persona muy cercana. Me impactó mucho que me preguntara qué pensaba yo que necesitaba la danza en España, porque sabe que hay mucho talento y veía que seguía yéndose mucha gente fuera. Te sorprende este tipo de preguntas porque significa que hay una implicación e interés más allá del protocolo.

¿Y qué le respondiste?

Con mucho respeto, le dije que todo viene de arriba, de apoyar, pero también de abajo, de la educación. También le dije que vienen a bailar compañías rusas que son patéticas y están en la Gran Vía dos meses. Les pagan una miseria… Es igual que el empleo basura. Y con la desinformación y el no tener a las compañías nacionales en un teatro, la gente se cree que esos son los buenos. Porque son rusos y encima baratos. En todas las ciudades de Europa todas las compañías de ballet públicas tienen teatro propio, le dije, y él asintió con la cabeza. Me encantó hablar con ellos porque siempre llevo a mi país por bandera por donde voy.

A la hora de hablar de danza, lo que estamos viendo es que Madrid se está convirtiendo en una ciudad con pequeñas compañías de danza moderna, programadas uno o dos días en los teatros. Y se vende como “cuánta danza hay”. Pero incluso esa programación tendría más sentido todavía si nuestra compañía nacional se dedicara más al ballet (ya hemos visto que agotan entradas de todas las funciones, con los clásicos) y tuviera un teatro-sede, al igual que el Ballet Nacional. Siempre digo que el Museo Reina Sofía tiene sentido porque existe el Museo del Prado. Pues con la danza, lo mismo.

Hay que fomentar la identidad de la compañía nacional, sí. José Carlos Martínez está haciendo una labor muy interesante y sobre todo con el momento de transición que le tocó vivir. Debería tener más medios para hacer crecer la compañía. La gente quiere bailar en España pero no puedes vivir bien con los sueldos que se ofrecen.

Todo viene porque los bailarines, dentro de los grupos laborales de la administración, no están considerados titulados superiores y su nivel es menor. Algo que, por otra parte, es injusto porque la edad a la que hay que bailar es muy temprana y, además, después de haber hecho, mínimo, 10 años de estudio profesional.

Sí, es algo que habría que cambiar también. Tampoco la danza ha estado en la universidad.

Bueno, ahora sí, lo que sucede es que en algunos sitios no se sabe bien con qué fin. Hay más oferta de estudios, pero uno se pregunta para qué, si no hay compañías donde poder verterlos después.

Me da mucha pena que haya tantos bailarines con talento que acaben el conservatorio y no tengan donde ir. Que no haya compañías en Valencia, Sevilla o Barcelona, ni de español, ni de clásico….

Los que habéis culminado todo el proceso, ser bailarín y llegar a lo más alto, como le pasa a José Carlos Martínez, sois los que podéis ofrecer mucho a España, si os dejan.

Estaría encantado de poder desempeñar un papel importante en mi país y pasar a otras generaciones lo que he vivido en estos casi treinta años de carrera y trabajar con tanta gente que me ha inspirado. Pero lo importante para las compañías nacionales es que de una vez por todas tengan un teatro sede.

Cristina Marinero