Julia Lezhneva Handel (Decca). El triunfo del buen gusto

 Julia Lezhneva Handel (Decca). El triunfo del buen gusto
Julia Lezhneva Handel (Decca). El triunfo del buen gusto

Julia Lezhneva es una de las sopranos más emocionantes del panorama internacional, y este proyecto dedicado a Händel demuestra una vez más que su creciente fama es merecida. Acompañada por Il Giardino Armonico, dirigido por Giovanni Antonini y por Dmitry Sinkovsky, aborda un repertorio ecléctico dedicado al compositor barroco que también recoge piezas más conocidas por los aficionados, como la famosa Lascia la spina. Las piezas pertenecen al primer viaje de Händel a Italia, en 1706, con una edad parecida a la de la joven soprano, que ha grabado con veintiséis años este disco.

Lezhneva destaca en todo momento por un timbre de voz muy apto para este repertorio, virtuoso pero nada romántico, que se funde a la perfección con la brillante orquesta, que en instrumentos de época defienden con maestría tanto los tutti como los pasajes a dúo con la cantante, siendo especialmente lucido el duelo musical que mantiene Lezhneva con el primer violín. Si el resultado de esta “batalla” no está claro, sí es evidente que Lezhneva es superior a todos, pues no se achica tampoco ante trinos, pasajes rápidos o notas infinitas.

Pero el mayor valor del disco no reside ni mucho menos en el espectáculo técnico o en las muchas partes que parecen sacadas de la música de cámara, sino en el exquisito gusto que se despliega en la interpretación. Siempre sugerente, Lezhneva oscila entre la absoluta seriedad y momentos gráciles. Ese esfuerzo por resultar siempre sencilla y elegante se manifiesta sobre todo en Un pensiero nemico di pace, siempre complicadísima, que ella despacha con una clase que hace olvidar su carácter virtuoso. Por supuesto, representa a la perfección todos los estados de ánimo posibles, con pasajes que suenan al trino de los pájaros y otros con una intimidad exquisita.

Definitivamente es un disco que todo amante del barroco debería comprar, por la cuidada interpretación y el maravilloso sonido que han conseguido en el Museo del violín de Cremona, donde se grabó el proyecto.

Miguel Calleja Rodríguez