Kristine Opolais deja escapar el triunfo en su Rusalka en el MET

Kristine Opolais como Rusalka y Jamie Barton como Ježibaba en la ópera de Dvořák. Foto: Ken Howard/ Metropolitan Opera.
Kristine Opolais como Rusalka y Jamie Barton como Ježibaba en la ópera de Dvořák. Foto: Ken Howard/ Metropolitan Opera.

Mary Zimmerman firma a nueva producción de la Metropolitan Opera de Nueva York de la ópera Rusalka de Antonin Dvořák, que gravita entorno al personaje principal, encarnado por la soprano letona Kristine Opolais. Además de la consabida calidad visual y musical a la que acostumbra la compañía, esta Rusalka cuenta con el aliciente de los artistas que acompañan a la protagonista, como el tenor Brandon Jovanovich, la soprano Katarina Dlayman, la mezzo Jamie Barton y el bajo barítono Eric Owens.

La apuesta de Zimmerman, con diseño escénico de Daniel Ostling, mantiene la estética clásica de los cuentos de hadas y no introduce grandes novedades. Debemos destacar el buen gusto del vestuario diseñado por Mara Blumenfeld, que contribuye a realzar en conjunto y mantiene una unidad estilística nada fácil de conseguir en esta ópera que pone en escena personajes muy diversos, como ninfas, duendes, brujas, príncipes y cortesanos, muchos de ellos parte del ballet. Entre los mayores aciertos escénicos se cuentan la bella escena de caza del primer acto y el ballet del segundo, con coreografía creada por Austin McCormick. También resultó muy interesante la escenografía del último acto, que presenta el mundo de la laguna desnudo y descontextualizado, tal vez algo alejado de la estética mágica del resto de la producción.

Durante la representación del pasado viernes 17. La orquesta del MET estuvo dirigida por el inglés Mark Elder, que marcó la pauta de una versión algo plana que, si bien brilló por su limpieza y precisión, resultó poco imaginativa.

Kristine Opolais ha sido presentada como el mayor aliciente vocal de la producción, de ahí que las expectativas sobre su interpretación fueran las más altas. Debemos reconocer que, pese a su seguridad técnica y una sugerente oscuridad tímbrica a lo largo de todo su registro, Opolais destacó más por su hipnótica presencia escénica que por su rendimiento vocal. Opolais presenta una Rusalka que se entrega a su sueño de conquistar el amor humano con una obstinación invencible y muestra con claridad el desgarro psicológico de un personaje que transita la línea entre la realidad y la fantasía. Todo eso se ve, pero no siempre se transporta al canto, acaso demasiado rígido y artificial, sin armas poderosas con las que conmover al público. Baste como ejemplo su interpretación de la Canción a la Luna del primer acto, bien declamada, aunque deshilvanada y poco musical.

Dvořák
Kristine Opolais como Rusalka y Jamie Barton como Ježibaba en la ópera de Dvořák. Foto: Ken Howard/ Metropolitan Opera.

Junto a ella, el tenor B interpretó a un príncipe licencioso y varonil, como corresponde, si bien los bandazos psicológicos que imprimió al personaje lo hicieron poco convincente. La voz de Jovanovich resonó en el MET como un cañón, plena de volumen y notas irisadas en la zona media. No obstante, la voz de Jovanovich se adelgaza arriba y se ensucia abajo, defectos que se acentúan por su tendencia a abrir el sonido en pos de una proyección que se antoja excesiva para el personaje. Como Opolais, su apostura física le permite dar el tipo como príncipe de cuento y supone un ejemplo de cómo el MET cuida la estética de los personajes principales.

El bajo barítono de Filadelfia Eric Owens cuajó una interpretación incontestable del duende Vodnic, el padre de Rusalka. Owens maneja con exquisitez una voz grande de deliciosa cavernosidad, que aparece dúctil y en plena forma. Su canto transporta al mundo acuático y misterioso en el que reina su personaje, mientras que con cuidadas y sutiles inflexiones de la línea vocal y la belleza de su legato, consigue articular un discurso canoro sólido, personal y con sentido dramático. El cantante es, sin duda, uno de los mejores activos de la producción.

La mezzosoprano norteamericana Jamie barton ofreció una creación de la bruja Jezibaba que resaltó la maldad deportiva del personaje. Jezibaba actúa como el eje sobre el que bascula la acción dramática. La bruja dispone las reglas del juego y marca el destino de los protagonistas, de ahí que su interpretación deba ser efectiva vocal y actoralmente. Barton consiguión un gran éxito el pasado viernes en el MET gracias a una solidez vocal aplastante que sobrepasó con creces las exigencias del papel; y nos hizo disfrutar con su voz mate de mezzo lírica plena, ancha y estuchada. Todo un lujo escuchar en directo a Jamie Barton, es una de las mejores mezzos de hoy.

La soprano sueca Katarina Dalayman dotó de carácter dramático a la Princesa Extranjera y la presentó como una devora-hombres más que como una inocente enamorada. La soprano coreana Hyesang Park, una cantante joven a la que seguir con atención, encandiló en su debut en el MET como primera ninfa del bosque. Estuvo flanqueada por las solventes Megan Marino y la mexicana Cassandra Zoé Velasco, que cantaron mientras se unían al ballet.  

Quienes se acerquen al MET durante estas semanas podrán disfrutar de esta nueva producción, que no pasará a la historia, pero que ofrece todo lo que se puede esperar del MET: una orquesta infalible, voces de quilates y un espectáculo pensado para deslumbrar.

Carlos Javier López