La Casa de la Cultura de Mieres presenta «La Fortuna del Pianista»

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Andrés Presumido dirige esta adaptación de «El Chaleco Blanco» de Chueca en Mieres, los próximos sábado y domingo. Será la primera representación de la compañía ZarzuelAstur.

El próximo sábado, día 20 de diciembre, así como el domingo, a las 20.00 horas, la Casa de la Cultura «Teodoro Cuesta» de Mieres ofrecerá el estreno de La Fortuna del Pianista, dirigida por Andrés Presumido. Se trata de una adaptación para dos actos y cuatro cuadros de la zarzuela de Federico Chueca y Ramos Carrión, El Chaleco Blanco, y la primera obra del género lírico español con la que se atreve este director de escena asturiano, con una dilatada trayectoria al frente de producciones teatrales.

Al mismo tiempo, y en el clima de emoción que sigue a seis meses de preparativos y ensayos, los cuarenta actores y actrices de la compañía «ZarzuelAstur», de reciente creación, saltarán a escena por primera vez. Los miembros de esta joven agrupación guardan un estrecho vínculo con Mieres, lo que ha decidido en buena parte el lugar para su debut. El objetivo de ZarzuelAstur es brindar al público obras relativamente desconocidas del repertorio zarzuelístico, en las que, además, se incluya algún elemento identificativo de la región asturiana.

Reyes Duarte, profesora del Conservatorio de Mieres y directora del Coro «EM Mieres», ha sido la encargada de la dirección musical de la obra, que vendrá de la mano de la pianista y profesora de conservatorio rusa, asentada en Asturias, Irina Palazhchenko. Presumido confiesa que fue Duarte quien le convenció de dar el primer salta a la producción de una zarzuela.

La obra original que inspira este espectáculo, El Chaleco Blanco, de un acto, dos cuadros e intermedio, se estrenó el 26 de junio de 1890. Si existe una única idea a la que va ligada esta composición cómica del género chico es a los juegos de azar, dado que el objeto perdido sobre el gira su argumento es un décimo de lotería y, lo que resulta más curioso, el origen del libreto mismo se remonta a una apuesta por la que su autor se comprometió a acabarlo en un plazo determinado, tras serle dado un título aleatorio.