Abucheos a la nueva producción de «Tosca» del Liceu de Barcelona

Abucheos «Tosca» Liceu Barcelona Por Federico Figueroa

Pasolini como parásito de Tosca

Hay maridajes que funcionan “sobre papel” pero que patinan en la práctica. Esto último parece que es lo que ha pasado en la Tosca que se está presentando en el Liceu barcelonés. Abucheos «Tosca» Liceu Barcelona

Michael Fabiano y Maria Agresta en un momento de "Tosca" en el Liceu de Barcelona / Foto: © A. Bofill
Michael Fabiano y Maria Agresta en un momento de «Tosca» en el Liceu de Barcelona / Foto: © A. Bofill

Con un reparto tan irregular como la propuesta escénica, esta Tosca que ha abierto el año 2023 en el Gran Teatre del Liceu la olvidaremos pronto. O quizá no, pues todavía tendrá que pasar por dos teatros coproductores, Sevilla y Montpellier. (A Barcelona llegaba tras su estreno en el mes de junio de 2021 por parte del cuarto productor implicado, el Teatro de la Moneda de Bruselas). Incluso es posible que otras casas de ópera se aventuren a contratarla, pues es un título taquillero y la producción lleva incorporado un plus de publicidad gratis a cuenta de su naturaleza controvertida.  

Un momento de "Tosca" en el Liceu / Foto: A. Bofill
Un momento de «Tosca» en el Liceu / Foto: A. Bofill

Para mí lo preocupante es que el escándalo se dé por una propuesta escénica que no exhibe nada que no se haya visto antes en el Liceu: cuerpos desnudos, sugerencias de conductas sexuales minoritarias o inclusiones de textos ajenos a la obra original, en fin, ingredientes que se ven, desde hace décadas, con más o menos frecuencia aquí y en otros teatros. Mi preocupación es que se celebre y aplauda con frenesí, como si fuesen las últimas voces del tercer milenio, a cantantes que son de lo más normal. Empezando por el Barón Scarpia que presentó el barítono Željko Lučić, con una voz de generoso caudal pero opaca, desgastada, con desafinaciones en sus visitas al registro agudo. Su labor actoral fue lo más destacado de su comparecencia, aunque sin llegar a causar el terror que debería insuflar un personaje de tal calaña. La voz un tanto caprina de Michael Fabiano se impone a la belleza de su timbre y termina aburriendo con una poco elegante manera de frasear. Parece que es un cantante que va a lo suyo: impactar con agudos sin importarle el acabado y Mario Cavaradossi, el personaje que interpretaba esta noche, requiere de aquello y de esto. La soprano Maria Agresta fue una fría Floria Tosca. Tal como la recordaba de las funciones de Tosca en Madrid, con propuesta escénica de Paco Azorín, en julio de 2021 y en la que compartió escenario con Fabiano. Y no es una cuestión de chispa escénica. Ella se aplica a la labor de hacer creíble a Floria, la cantante de ópera. Lo que desmerece su trabajo es la cuestión vocal. Que la frase, famosa e imprescindible, “questo è il bacio di Tosca” pase sin apenas oírse, por poner un ejemplo, ya nos dice que este no es el mejor papel de su vida. Cumplir, cumple, pero en un teatro como el Liceu se espera algo más. Y estas consideraciones también son válidas para el sacristán de Jonathan Lemalu y el Angelotti de Felipe Bou.

Más interesantes, por su prestancia vocal y escénica, me parecieron el tenor Moisés Marín como Spoletta y el barítono Manel Esteve como Sciarrone. El joven barítono Milan Perišić, debutante en la plaza, cumplió cabalmente en su personaje de carcelero. El contratenor Hugo Bolívar cantó la parte del pastor. La dirección musical de Henrik Nánási se decantó por la opulencia sonora de la grandiosa orquestación de Puccini, olvidándose con más frecuencia de lo deseado que tenía unos cantantes en escena. Ahogó en más de una ocasión a Floria y a Scarpia, y se produjeron, además, algunos atropellamientos en las entradas musicales del coro, que cantó fuera de escnea. Abucheos «Tosca» Liceu Barcelona

Un momento de "Tosca" en el Liceu / Foto: A. Bofill
Un momento de «Tosca» en el Liceu / Foto: A. Bofill

El ‘Te Deum’ se impuso como el hito de la noche por su belleza visual. Y es que la escenografía (Emanuele Sinisi) y la iluminación (Felipe Ramos) son las grandes protagonistas de esta puesta en escena del sevillano Rafael R. Villalobos, que también firma el vestuario, tan anodino como previsible (el negro inicial para Floria se torna rojo pasión y sangre en los actos 2 y 3). 

En el estupendo programa de mano, que todos nos podemos descargar de la web del Liceu, Villalobos señala que “la única justificación para hacer una nueva producción es intentar mirar la obra desde otro punto de vista que nos haga ver algunos aspectos de manera diferente” y somos muchos los que estamos de acuerdo con ello. Sin embargo, esta nueva mirada debe ser lo suficientemente clara como para que el público la comprenda sin necesidad de un manual de instrucciones. Él busca un paralelismo entre la vida del pintor Cavaradossi de la ficción, asesinado supuestamente por cuestiones políticas, y la del escritor y cineasta Pier Paolo Pasolini, también asesinado en oscuras circunstancias. Intenta contar una historia a través de otra que poco o nada tiene que ver y, además, al final tampoco se atreve a mostrar con cierto realismo lo que se sabe fehacientemente de la muerte del intelectual italiano: buscó a un chapero de la calle y la cosa salió mal. Al inicio del segundo, Villalobos lleva a escena  un coqueteo tontorrón entre el maduro Pasolini, comprador de sexo, y el chapero de 17 años Pino Pelosi que se semeja más al comportamiento de un par de jóvenes que están ligando en un local del gaixample barcelonés. Y otro detalle que chirría es cuando Scarpia se ata él mismo con unas esposas. Poco antes nos ha quedado claro que el barón disfruta con prácticas sexuales BDSM, pero su disfrute estaría en ser “sometido” y que fuese Floria quien le atara y no en esposarse él mismo. Eso sí, ella aprovecha esta reducción de movilidad para asesinarlo, lo cual aporta credibilidad.

María Agresta cuando canta "Vissi d'arte" / Foto: © A. Bofill
María Agresta cuando canta «Vissi d’arte» / Foto: © A. Bofill

Si ella canta el “Visi d’arte” ante un hermoso cuerpo desnudo o si al final no salta al vacío no tiene tanta importancia como conseguir que escena y música convivan simbióticamente en una misma atmósfera. En esta producción, al final nos encontramos con una suma de ideas que chocan con la pared del teatro lírico: el horror descarnado que se puede ver en una película, todo apunta a Salò o los últimos 100 días de Sodoma, se suaviza hasta llegar a momentos de una superficialidad grotesca, o lo que es lo mismo: Pasolini parasitó a Floria, cuando la idea era enriquecerla, llevándose por delante a Cavaradossi y Scarpia y el triángulo de amor y celos que hay entre los tres. 

El inicio del segundo acto, mientras los actores interpretaban el romance Pasolini-Pelosi, quedó eclipsado por un griterío monumental. Y en los saludos finales hubo una gran ovación para Agresta y Fabiano, algunas protestas para Lučić y Nánási y un enorme abucheo para Villalobos y su equipo, quedando claro que a gran parte del público liceísta las producciones a través de referencias y lecturas intertextuales hay que servírselas de otra forma. Abucheos «Tosca» Liceu Barcelona


4 de enero de 2023, Barcelona (Gran Teatre del Liceu). Tosca. Música: Giacomo Puccini. Libreto: Luigi Illica y Giuseppe Giacosa. 

Director musical: Henrik Nánási.  Dirección de escena: Rafael R. Villalobos

Solistas: Maria Agresta, Michael Fabiano, Željko Lučić, Felipe Bou, Jonathan Lemalu, Moisés Marín, Manel Esteve, Milan Perišić, Hugo Bolívar.

Orquesta Sinfónica y Coro del Gran Teatre del Liceu.

OW