Adalid: el piano en el Romanticismo español

Adalid: el piano en el Romanticismo español

Creo sinceramente que hay que aplaudir la publicación de discos como este, en el que Mario Prisuelos interpreta obras compuestas para piano en el Romanticismo español. No se trata de dar la espalda a los grandes pianistas del Romanticismo a nivel internacional pero, entre genios como Chopin, Schumann o Liszt, es bueno que algún pianista nos dé la oportunidad de escuchar obras para piano del Romanticismo español, con autores como Marcial del Adalid, Eduardo Ocón, etc. que llega a una cima impresionante años más tarde, y en otro contexto, con las obras de esos titanes mundiales del piano que fueron Isaac Albéniz y Enrique Granados.

El disco editado por UNIVERSAL, dedicado íntegramente al pianista y compositor gallego Marcial del Adalid, es un magnífico ejemplo de lo que fue la música para piano del Romanticismo español y, sin duda, es música acorde con el contexto internacional. Si bien no son grandes piezas sino obras de poca duración, podemos percibir en la música de del Adalid, influencias de autores como Chopin; las piezas seleccionadas no son densas ya que se trata de obras muy melódicas, muy agradables de escuchar, fáciles incluso para oyentes no iniciados, con melodías muy cantábiles, muy líricas en ocasiones y con cierta sensación de influencia popular, que piden una interpretación romántica de las mismas, jugando con la dinámica y la agógica en momentos concretos. Sinceramente, creo que este disco que recoge una parte importante de lo que fue el piano en el Romanticismo español, cuenta con un magnífico intérprete en la figura de Mario Prisuelos, cuyo buen gusto en la ejecución y la expresividad con la que toca las piezas de del Adalid es indiscutible. En el grupo de cinco Romanzas sin palabras que abre el disco está claro el buen entendimiento que Prisuelos tiene de las mismas, destacando las hermosas melodías de las piezas, consiguiendo llegar de forma inmediata al oyente y sacando un alto partido a una música que, sin alardes virtuosísticos, está totalmente acorde con la estética romántica. Más virtusismo hay sin embargo en el Scherzo nº 3 op. 24 en Mi bemol Mayor, obra en la que de nuevo podemos comprobar que el piano en el Romanticismo español no estaba aislado de lo que ocurría en Europa; Prisuelos sabe transmitir el toque juguetón, de broma, que un Scherzo requiere. Otro grupo de seis romanzas sin palabras, Soirées d´automne à la ferme, llenas algunas de gracia, líricas otras, dan paso a otra romanza sin palabras Love and mistery, a la balada El lamento y a Improvisación fantástica, piezas de mayor duración en las que la influencia chopiniana parece clara. De nuevo meritorio el trabajo realizado por Mario Prisuelos, interpretando con buen gusto y siguiendo las características de la estética del XIX. El disco concluye con Petit Riens(6 Valses a la Tudesque) op.9, un grupo de piezas alegres, juguetonas, sencillas de asimilar y agradables de escuchar.

Como conclusión me gustaría destacar la iniciativa de Mario Prisuelos, el valor que supone salir del repertorio habitual y aventurarse a grabar piezas menos habituales, principalmente si esto supone recuperar patrimonio musical español; en este disco, el intérprete nos muestra un ejemplo de lo que era el piano en el Romanticismo español y lo recomiendo para cualquier aficionado al piano en general, así como a los interesados en conocer algo menos típico, un repertorio válido y agradable.

Emilio Lacárcel Vílchez