‘Aida’ Ciudad Real Por Federico Figueroa
Una de las óperas más instaladas en el imaginario del público es Aida de Giuseppe Verdi. Fue estrenada en el Teatro de la Ópera de El Cairo el 24 de diciembre de 1871, es decir, cumplió 150 años hace unos meses. Quizá por ello nos encontramos que este año hay hasta 3 producciones en gira por la península Ibérica de valientes productoras privadas que ofrecen lírica a ciudades y pueblos que tampoco quieren privarse del espectáculo más completo del mundo (la obra de arte total le llamó Wagner). Y debemos agradecerles a estas compañías que la efeméride de la pomposa obra del genio de Busseto no pase desapercibida, porque los centros líricos de referencia en España (Real, Liceu, Maestranza, Les Arts, Villamarta, óperas de Oviedo, de Bilbao) no la programaron en la temporada 2021-22, excepto la Fundación Òpera a Catalunya, que en mayo de 2021 ofreció hasta 8 funciones.
La propuesta escénica que se ofreció en el Teatro Municipal Quijano de Ciudad Real cumplió con todos los clichés de Aida: columnas y más columnas, escalinatas, abanicos y brillos encaminados a recordarnos el “lujo africano” en que vivían El Rey de Egipto y su hija Amneris. Todo eso, un tanto apretujado, estuvo sobre el escenario en una producción de la compañía Telón que lleva la firma de Ignacio García y Aurora Cano. Fue estrenada en el Teatro Cervantes de Málaga en 2019 y pareció evidente que el escenario malagueño es mayor que el de Quijano, haciendo que la escenografía (Alejandro Contreras) dejara poco espacio a las evoluciones del coro, figurantes y solistas. Éstos se limitaron a cantar en primera línea, excepto el Rey, dando en la diana en esa otra faceta de Aida, la de una ópera de cercanía protagonizada por seres que sufren en su intimidad y que están inscritos en la bombástica narrativa visual de un Egipto a medio camino del sueño y la invención. Esta otra cara es la que da alas a esas grandes escenas corales traducidas en grandiosas escenografías que muchas veces rayan en lo kitsch. Las imágenes proyectadas (jeroglíficos sobre las columnas) y el colorido vestuario (Ana Ramos) de los cuatro personajes principales remiten a ese imaginario del Egipto faraónico. ‘Aida’ Ciudad Real
El elenco estuvo encabezado por la soprano María Ruiz, quien compuso a una Aida introspectiva con su poderosa y oscura voz, mostrando muchos recursos vocales de buena escuela a lo largo de sus dos arias y flexibilidad en los dúos con Amonasro y su adorado Radamés, un dúo de amor (“Pur ti riveggo”) que quizá fue la página más bella de la noche. En ella, el tenor Enrique Ferrer lució un fraseo bien asentado, con notable línea de canto y acentos vibrantes. Además hizo gala a lo largo de toda la representación de su timbre con brillo homogéneo en todo el registro y con punta en la zona aguda. Manuel Mas, como Amonastro, mostró su atractivo y firme timbre de barítono con agudos bien puestos y expresión contundente en la zona grave. La mezzosoprano Mali Corbacho, voz caudalosa, timbradísima y extensa, llenó la sala del teatro. Su presencia escénica va ganando con los años y delineó una creíble y matizada Amneris, debatiéndose entre el amor, la furia y el arrepentimiento. El Ramfis del bajo Antonio Alonso tuvo presencia y voz notable, mientras que el también bajo Cristian Díaz, en el personajes del Rey de Egipto, mostró voz de gran calidad, redonda y bien proyectada. La soprano Alicia Hervás (Sacerdotisa) y el tenor José Ángel Trevino (el mensajero) completaron un elenco más que solvente.
Francisco-Antonio Moya ofreció pulso y tensión teatral en una dirección musical que cuidó las dinámicas. La Orquesta Filarmónica de La Mancha funcionó muy bien engrasada bajo el gesto claro y convincente de Moya. El coro Quercus Robur y el Coro Femenino de Tomelloso participaron con buen hacer y entusiasmo, que pareció contagiarse al público ciudadrealeño que premió a todos ellos con grandes ovaciones, felices de haber presenciado una Aida de cándida sencillez formal. OW
Teatro Municipal Quijano, 12 de marzo de 2022. ‘Aida’ de Giuseppe Verdi. Dirección musical: Francisco-Antonio Moya. Dirección escénica: Ignacio García y Aurora Cano. Diseño de escenografía, iluminación y proyecciones: Alejandro Contreras. Diseño de vestuario: Ana Ramos. Maquillaje y caracterización: Ana Ramírez. Orquesta Filarmónica de La Mancha. Coro Quercus Robur. Coro Femenino de Tomelloso. Maestro preparador de los coros: Javier Benito. Aida: Maria Ruiz. Radamés: Enrique Ferrer. Amneris: Mali Corbacho. Amonastro: Manuel Mas. Ramfis: Antonio Alonso. El Rey de Egipto: Crisitan Díaz. La sacerdotisa: Alicia Hervás. El mensajero: José Ángel Treviño.
