Por Carlos Javier López Sánchez
Después de su discreta interpretación de Tatiana en Eugene Onegin de Tchaikovsky en la temporada pasada, la soprano americana Ailyn Pérez regresa a la Metropolitan Opera de Nueva York para desquitarse con el papel central de Dialogues des Carmélites. Pérez está acompañada por otras célebres cantantes como Jamie Barton, Alice Coote, Sabine Devieilhe o Christine Goerke, con el director francés Bertrand de Billy en el foso.
La ópera de Poulenc Dialogues des Carmélites regresa de nuevo al Lincoln Center en la producción histórica de John Dexter; la que viera su estreno en el Met en 1977 con Régine Crespin and Shirley Verret, en el debut del añorado Michel Plasson. La última vez que vimos esta puesta en escena fue en 2019, con Yannick Nézet-Séguin dirigiendo a una bella, aunque apocada Isabel Leonard, flanqueada por Karita Mattila y Adrianne Pieczonka. La propuesta de Dexter presenta la esquemática y sucinta escenografía del mítico diseñador David Reppa, quien fuera el escenógrafo titular del Met durante treinta años. La magia de Reppa y las fascinantes dinámicas entre las monjas carmelitas son el sustento de una puesta en escena que se desinfla un poco al final, al no culminar la última escena con la efectividad que merece la monumental partitura de Poulenc. Así las cosas, el Met se resiste a retirar esta producción, por considerarla tal vez insuperable con el talento y los recursos de los que dispone hoy. Y acaso lo sea.
El maestro francés Bertrand de Billy mantiene su presencia en todas las temporadas del Met, en esta ocasión con una obra que conoce en profundidad y que le permite lucirse lejos de la Staatsoper de Viena y la Opéra National de Paris. No podemos dejar de comparar su lectura de Dialogues des Carmélites con la que ofreció la orquesta del Met de la mano de Nézet-Séguin. Por alguna razón, de Billy ha optado por la sobriedad y la contención, que se manifiestan en un resultado menos perfumado y punzante que el visto en 2019. La orquesta titular del Met no sorprende ni decepciona. Aparece como en oleadas de brillantez que pronto se disipan en momentos olvidables, sin fuelle dramático pese a los esfuerzos del director.
En lo vocal, todos los oídos apuntaron al personaje de Blanche de la Force, interpretado por una Ailyn Pérez muy sólida. Después de su sobresaliente aparición en el Requiem de Verdi en el homenaje a las víctimas del 9/11, seguida por su algo decepcionante intervención en Eugene Onegin, la soprano parece consciente de la importancia de esta reaparición en Nueva York. Interpretar a Blanche requiere un esfuerzo físico considerable, pues a la dificultad vocal de la partitura se le une una intensidad actoral constante capaz de extenuar a cualquier artista. Además, Pérez mantiene una agenda exigente en Nueva York, pues además del Met, Ailyn colabora con iniciativas como la escuela virtual de ópera Vinceró Academy, fundada en plena pandemia por el mexicano Abdiel Vázquez. Con todo, la Pérez sale al paso de todas las dificultades con un resultado sobresaliente. La voz se encuentra en plena forma, y va evolucionando hacia su madurez con un centro expansivo que gana tamaño y armónicos. La emisión sigue siendo efectiva, con una notable capacidad para la transmisión emocional. Pérez se anota un gran triunfo, y deja un excelente sabor de boca que excita la expectación por su regreso la siguiente temporada con el estreno de la ópera del mexicano Daniel Catán, Florencia en el Amazonas.
Pero no sólo Ailyn Pérez brilla en estos Dialogues des Carmélites.
La soprano francesa Sabine Devieilhe fue una fantástica Constance, clavando la interpretación en lo actoral, mientras que rivalizada en belleza vocal con Pérez. Más idiomática que esta, Devieilhe exhibió un sonido de lírica ligera bien coloreado, con una línea de canto muy en estilo. La soprano dramática Christine Goerke, por su parte, cuajó una interpretación estimable en el papel de Madame Lidoine, pese a que el instrumento, muy agostado, ha perdido brillo y estuche, y poco queda de la soprano wagneriana que hasta hace poco campaba por el Met.
En cuanto a las mezzosopranos, la británica Alice Coote ofreció una Madame de Croissy (la madre superiora) de gran voltaje canoro. En línea con la propuesta de de Billy, no se dejó llevar por la exageración en la célebre escena de la muerte, y se esforzó por recrear el infierno interior de la monja en sus agónicos últimos momentos. El efecto, si bien no es tan impactante como en otras versiones más descarnadas, da cuenta de las prestaciones de la artista, que sabe expresar cantando, con la generosidad suficiente para soslayar la belleza de su instrumento en pos de una mayor credibilidad para su personaje.
La mezzo americana Jamie Barton gustó mucho al público como la Madre Marie de l´Incarnation. La artista sigue cultivando una voz de tamaño considerable, con un timbre oscuro y complejo, muy agradable. Parece que poco a poco se va librando de su inclinación a cubrir el sonido y restringir la emisión, lo que suele producir sonidos entubados, que por momentos suenan más soplados que cantados. Su potente presencia en escena fue el contrapunto perfecto a la asustadiza figura de la protagonista, mientras que su entendimiento con Goerke dio lugar a momentos de gran altura lírica.
Los cantantes masculinos cumplieron con lo que se espera de ellos en el Met. El bajo barítono francés Laurent Naouri no tuvo problemas para dejar un estupendo Marquis de la Force, mientras que el tenor polaco Piotr Buszewski anduvo más justo de medios en su debut en el Met como Chevalier de la Force, desgañitándose en una línea de canto más bien frágil y dubitativa. La de Buszewski es una de esas voces en crecimiento que sufren para estar a la altura de los compromisos que acometen, apremiadas por la escasez de artistas de esta cuerda.
El Met de Nueva York continúa la temporada ofreciendo más de lo mismo, pero diferente, en un círculo autorreferencial que trae tanto de bueno como de discutible.
Metropolitan Opera de Nueva York, a 18 de enero de 2023. Dialogues de Carmélites, ópera en tres actos con música de Francis Poulenc y libreto en francés del propio compositor y Emmet Lavery, basado en la obra de teatro homónima de Georges Bernanos.
Dirección Musical: Bertrand de Billy, Producción: John Dexter, Escenografía: David Reppa, Vestuario: Jane Greenwood, Iluminación: Gil Wechsler, Dirección del revival: Sarah Ina Meyers.
Reparto: Piotr Buszewski, Laurent Naouri, Ailyn Pérez, Benjamin Taylor, Alice Coote, Sabine Devieilhe, Jamie Barton, Paul Corona, Christine Goerke, Elizabeth Brooks, Helena Brown, Stephanie Chigas, Andrea Coleman, Maria D’Amato, Sara Heaton, Mary Hughes, Kate Mangiameli, Ashley Mason, Elizabeth Sciblo, Danielle Walker, Tony Stevenson, Cierra Byrd, Scott Scully, Richard Bernstein, Eve Gigliotti, Jeongcheol Cha