Tenemos ante nosotros un nuevo trabajo que han realizado Los Músicos de su Alteza, con la dirección y coordinación de Luis Antonio González. El trabajo de una enorme importancia en la tarea de rescatar – siguiendo un riguroso criterio musicológico- las verdaderas joyas de nuestra historia musical, se centra en la figura de José de Nebra y concretamente en la llamada Dramma armónica intitulada Amor aumenta el valor, y es un claro exponente de lo que es la música escénica del autor que nos ocupa, Nebra.
Lo primero que hay que resaltar es el rigor con el que se ha tratado el tema. El origen de la obra se sitúa en el año 1728, en Lisboa, y nace como consecuencia del compromiso y posterior boda del futuro Fernando VI de España, y la infanta portuguesa, de más que sólida formación musical, Bárbara de Bragança. Cuando nace esta obra lírica son tres los autores que concurren en su creación. Pero ni Facco ni Falconi tienen ninguna relevancia en esta versión, por cuanto aquí van a referirse únicamente al primer acto de la obra- se ha perdido el resto- que, como escribíamos antes, es un verdadero exponente de la música escénica de Nebra, dentro de unas características que van a concurrir en las creaciones musicales de la época, de las que Nebra es un brillante representante.
La versión es francamente buena, siguiendo la línea a la que ya nos tienen habituados los componentes del grupo Los músicos de Su Alteza, tanto en sus grabaciones como en los brillantes logros obtenidos en sus actuaciones en directo. Lo que más puede llamarnos la atención es la seriedad y el rigor con que llevan a cabo sus planteamientos. Basándose en profundos estudios, sin dejar nada al azar y siguiendo un criterio musicológico, de auténtica recuperación de un patrimonio que no siempre hemos sabido tratar adecuadamente. Un trabajo de Los Músicos de Su Alteza siempre es una garantía de fidelidad a las obras originales y, en el caso de Nebra, como uno de los más decisivos exponentes de nuestra música escénica, el criterio ha sido ahondar en las fuentes, tener un alto concepto de fidelidad a la idea original, no “inventar”, sino atenerse a lo que hay, aún a riesgo de que el trabajo realizado quede incompleto
En Amor aumenta el valor tanto las voces como la parte instrumental están llevadas a cabo con un gran calidad. Olalla Alemán, Mª Eugenia Boix, Marta Infane, Agnieszka Grzywacz, Soledad Cardoso, Ana María Otxoa y José Pizarro, en el papel del “gracioso”, ofrecen una versión limpia, perfecta, gratísima. Y con ellos un grupo instrumental de gran solvencia, el formado por los miembros de Los Músicos de Su Alteza, que una vez más demuestran su categoría y su rigor interpretativo.
José Antonio Lacárcel