Amor y vida de mujer, una interesante propuesta «microoperística»

Amor y vida de mujer, una interesante propuesta "microoperística"
Amor y vida de mujer, una interesante propuesta «microoperística»

moon un título tan sugestivo como Amor y vida de mujer, se estrenó ayer en el Teatro de la ESAD de Málaga esta propuesta de «microópera» que combina las Waldszenen op.82 y el ciclo de canciones Frauenliebe und Leben, ambas de Schumann

Con una nueva dramaturgia como hilo conductor su autor, Nicolás Guindo, ensambla estas dos obras del compositor alemán que, a priori, no tienen demasiado en común. Frauenliebe und Leben, del que la propuesta de Guindo toma prestado el nombre, se basa en un ciclo de ocho poemas de Adelbert von Chamisso musicalizados por Robert Schumann para voz y piano. Escrito en 1840 (en el conocido como «año del Lied» de Schumann en el que también escribiría Dichterliebe y Liederkreis y en el que además se casaría con Clara), Frauenliebe und Leben relata la historia de amor de una mujer y su esposo desde el comienzo de su relación hasta la muerte prematura de éste. Schumann, de carácter enfermizo y nueve años mayor que Clara, parece predecir su propio final al ponerle música a los poemas de Chamisso ya que él mismo moriría prematuramente dejando viuda a su mujer con apenas 37 años.

Por su parte, Waldszenen (Escenas del bosque) son un conjunto de breves piezas pianísticas escritas entre 1848 y 1849. Títulos tan evocadores como «Cazadores al acecho», «Flores solitarias» o «Paisaje amigable», nos dan una idea de la intención quasi programática que pretendía Schumann con estas breves páginas instrumentales. 

En Amor y vida de mujer, Guindo intercala sabiamente las Waldszenen que funcionan como efímeros interludios de transición entre los poemas de Chamisso. La dramaturgia propuesta por Guindo parte de una escenografía muy simple pero efectiva: una cortina sobre la que, a contraluz, tienen lugar algunas de las escenas produciendo un efecto de sombra chinesca; una mecedora, una gran lámpara de araña y el piano en una de las esquinas. Sin embargo, esta simplicidad es suficiente para relatarnos la historia de la mujer protagonista que, a modo de flashbacks, recuerda su vida amorosa (el cortejo, un baile, el matrimonio…) y cómo ésta se verá truncada por la guerra, la cual acabará arrebatándole a su marido. 

Con un reducido elenco de una pianista, dos actores y una soprano, Amor y vida de mujer es capaz de enganchar al público durante sus escasos 55 minutos de duración. La verdadera protagonista de esta microópera no podía ser otra que la soprano Hasmik Nahapetyan quien supo hacer suyo cada uno de los versos de Chamisso y cada una de las notas de Schumann. Nahapetyan ofrece una versión muy personal de cada una de las canciones confiriéndoles un carácter mucho más dramático gracias en parte a sus incuestionables dotes actorales. Esto se hizo especialmente patente en la última «Nun hast du mir den ersten Schmerz getan» («Ahora me has causado el primer dolor») donde un desgarrado grito de dolor heló la sangre del público asistente al Teatro de la ESAD. 

Estupenda también la labor de Claudia Fernández de Cañete al piano, que supo sacar a relucir las intrincadas melodías de la música y las armonías de Schumann, además de acompañar a la perfección en todo momento a Nahapetyan. Completaban la compañía María Cervantes (como criada y la joven esposa en las sombras chinescas) y Guillermo Chacón como el marido, que fueron capaces con sus gestos y cuidadas expresiones de transmitir todo lo que sus personajes no decían con palabras. 

En definitiva, una interesante propuesta dramático-musical que esperamos siga teniendo más recorrido en el futuro.

Enrique Lacárcel