Andrea Bocelli, Ana María Martínez y Plácido Domingo, en Manon Lescaut de Puccini

andrea Bocelli Martinez

Plácido Domingo dirige a la Orquesta de la Comunitat Valenciana en una inspirada versión de Manon Lescaut de Puccini. Andrea Bocelli y Ana María Martínez cantan los roles principales, arropados por el coro de la Generalitat Valenciana y un elenco de cantantes entre los que se encuentran algunos de los alumnos del Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo.

Se trata de un disco doble publicado por el sello DECCA en el que Plácido Domingo plantea una visión sincera y efectiva de Manon Lescaut, muy afín al drama y cuidadosa con los cantantes. Se aprecia ese instinto propio del músico madrileño, que da lugar a resultados que destacan por la solidez del nexo entre canto y música. La orquesta, por su parte, aparece llena de color, aunque en ocasiones se echa en falta un mayor relieve expresivo. El coro de la Generalitat Valenciana ofrece también un trabajo de calidad apreciable, y contribuye con éxito a la hora de aportar un marco dramático creíble. Pese a todo Plácido Domingo nos presenta una visión de la obra ciertamente conservadora.

Tal vez lo mejor de la grabación sea la Manon de Ana María Martínez. Sus dos últimos actos, de un nivel vocal muy sólido, pueden considerarse de lo mejor de su discografía. Merece la pena visitar la Manon de la puertorriqueña, que aporta al personaje una novedosa sensualidad, más allá de lo material, gracias a su particular timbre (que no gusta a todo el mundo) y su expansión lírica. Su musicalidad y la dirección de Plácido Domingo levantan sus dúos con Des Grieux, que de otra manera hubieran quedado más planos, por la similitud de los timbres de los protagonistas, ambos faltos de metal en el centro del registro.

Andrea Bocelli afectado, de línea forzada y antinatural. El tenor italiano pierde candor en sus sonidos centrales, donde tiene serios problemas con la media voz, y deja sonidos abiertos y poco redondos. Andrea Bocelli se muestra inspirado en los recitativos del primer y segundo acto, aunque siempre algo fuera de sitio, como caminando de puntillas sobre la música. El artista aporta un hondo dramatismo hacia el final de la obra, donde dibuja un Des Grieux tierno e ingenuo. Por otro lado, sus agudos siguen sonando bellos y timbrados.

Tanto el barítono Javier Arrey (Lescaut) como el bajo Maurizio Murano (Geronte) suman, con interpretaciones de mérito, si bien se echa en falta un fraseo más cuidado en Arrey y mayor esfuerzo dramático por parte de Murano. Destaca la mezzo Mariam Battistelli en el breve papel de músico, que embelesa por su expresividad y calidad tímbrica. También da buen resultado Matthew Peña como Edgardo, con una creación atractiva y teatral.

El resultado final no termina de convencer por la fragilidad de la interpretación de Andrea Bocelli, con más sombras que luces. Sin embargo, el trabajo de Plácido Domingo consigue una versión cuidada y homogénea, en la que artistas aún en desarrollo como Germán Olivera, Francesco Salvadori, Germán Olvera y David Astorga encuentran un incomparable campo de prácticas, del que salen airosos y fortalecidos.

Carlos Javier López   @CarlosJavierLS