Anna Pirozzi triunfa en el Liceu con La Gioconda

Anna Pirozzi

Esta representación corresponde al segundo de los dos repartos programados, aunque hay que hacer alguna matización. La protagonista de la ópera era en el primer reparto Irene Theorin, pero canceló las primeras representaciones, pasando Anna Pirozzi a cantar en el primer reparto, mientras que la italiana era sustituida en el segundo reparto por Saioa Hernández. A partir del día 7 de Abril, Irene Theorin ha retomado sus actuaciones, con lo que hemos vuelto a la situación de los dos repartos tal como estaban programados.

La nueva intérprete de La Gioconda era la soprano italiana Anna Pirozzi, cuya actuación me ha resultado francamente buena y desde luego bastante superior a la ofrecida por Irene Theorin el día anterior. La voz de la soprano italiana es amplia y atractiva, brillando de manera especia en las notas altas, con un agudo amplio y poderoso. Curiosamente, las notas más graves existen, pero no tienen la facilidad de proyección de las notas altas. En cualquier caso, estamos ante una más que notable intérprete de la Gioconda.

Enzo Grimaldo fue interpretado por el tenor italiano Stefano La Colla, cuya actuación me resultó muy poco convincente Una vez más he tenido ocasión de ver en escena a este tenor y una vez más le he encontrado con sus virtudes y defectos de siempre. Entre las primeras está el hecho de tener una voz importante, de tenor lírico pleno, y de las que se abren bien por arriba. Lamentablemente, resulta problemático en la zona de paso, la voz ofrece engolamiento en el centro y su mayor problema radica en su gran falta de expresividad, a lo que hay que añadir que su musicalidad no es precisamente destacable.

Barnaba fue interpretado por el barítono español Luis Cansino que tuvo una buena actuación. No cabe duda de que era un reto para él afrontar este personaje en un teatro importante como el Liceu. La voz funciona bien, con amplitud suficiente y resulta adecuado en escena.

La mezzo soprano georgiana Ketevan Kemomlidze fue una creíble Laura en escena, con una voz de cierto atractivo y cantando con gusto. Bastante más adecuada al personaje que Dolora Zajick en el primer reparto.

Carlo Colombara fue Alvise y no convenció vocalmente. Hace tiempo que la voz de este bajo se ha reducido, pero su mayor problema radica en las notas altas, que están totalmente descoloridas. Una pena.

Repetía como La Cieca la mezzo soprano María José Montiel, que volvió a hacerlo de manera notable, aunque no es la contralto que pide la partitura.

Repetían también los intérpretes de los personajes secundarios.

El Liceu ofrecía una ocupación de alrededor del 80 % de su aforo. El público se mostró cálido con los artistas, siendo los mayores aplausos para Anna Pirozzi y María José Montiel.

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 3 horas y 42 minutos, incluyendo dos intermedios. Duración musical de 2 horas y 39 minutos. Nueve minutos de aplausos, aunque su duración es algo engañosa, ya que se alargan al tener que retirar la escenografía del último acto para los saludos finales.

El precio de la localidad más cara era de 248 euros, habiendo butacas de platea entre 137 y 195 euros. La localidad más barata con visibilidad plena costaba 51 euros.

Cuando iba a empezar la representación me llegaba la noticia del fallecimiento del austriaco Gerhard Ottinger, crítico de ópera y una de las grandes autoridades en su campo. Era una auténtica enciclopedia viviente, con el que en los últimos 20 años charlé en las muchas ocasiones en las que nos encontrábamos en muchos teatros de ópera en el mundo. Todos los veranos coincidíamos en Peralada y era raro que no saliera a relucir en nuestras conversaciones la figura de Alfredo Kraus, tan admirada por ambos. Es una gran pérdida y le voy a echar mucho de menos.

Fotos. A. Bofill

José M. Irurzun