Arie Napoletane es el último trabajo de Max Emanuel Cenčić para el sello discográfico Decca, acompañado por Il Pomo d´Oro y bajo la dirección de Maxim Emelyanychev. Este es un disco lleno de sorpresas, puesto que diez de las doce obras son primeras grabaciones. Cenčić no defrauda en este proyecto, con una impecable técnica y calidad vocal.
Las obras presentes en el disco son casi en su totalidad composiciones escritas para castrati, por músicos más o menos conocidos. Encontramos nombres familiares, como Porpora o Alessandro Scarlatti, unidos a otros grandes nombres de la escuela napolitana no tan famosos para el público en general como Leonardo Leo o Domenico Auletta. Este último proporciona la excepción, el concierto para clavicémbalo en re mayor, a un disco por lo demás exclusivamente dedicado a las arias. Completan la selección de arias Pergolesi y Vinci, dando lugar a un disco muy variado.
Todos hacemos rápidamente la asociación de castrati con virtuosismo desmedido. Sin embargo, Cenčić no abusa de la espectacularidad en sus interpretaciones, sino que se refugia en un timbre oscuro, interesante, pese a lo agudo de las obras. Respeta muy bien el estilo barroco, con un vibrato que le sirve como elemento decorativo de la línea melódica. Quizá los giros melódicos que usa como adornos se ejecutan con una cierta lentitud, pero ello no desmerece el discurso musical, sino que le da un carácter propio y reconocible. Es una nueva lectura de la música para castrati a la que no estamos acostumbrados, lejos de interpretaciones como las de Cecilia Bartoli o Philippe Jaroussky, también defensores de este repertorio, pero que lo tratan con un elemento mayor de virtuosismo y coloratura.
Il Pomo d´Oro, colaborador habitual de Cenčić, no solo ejerce de mero acompañante en este disco. Su calidad y versatilidad le permite ser también protagonista, aunque dejando siempre el espacio necesario al solista. Su exquisito gusto, basado en una interpretación historicista de las obras, se refleja en la calidad de los ataques de los vientos y en el rango dinámico de las cuerdas. Rítmicamente son precisos e incisivos, pero se defienden con igual éxito en las piezas lentas, donde perfilan el discurso musical con precisión y sensibilidad.
Dos ejemplos destacables de la selección de Cenčić son In questa mia tempesta, de Vinci, y la inmediatamente posterior, Miei pensieri, de Alessandro Scarlatti. En estas dos obras tanto la orquesta como el solista despliegan todo su potencial. La primera es rápida, rítmica y virtuosa, con un Cenčić que se luce en sus dificilísimas escalas y constante vibrato, haciendo alarde de una increíble técnica vocal. Menos espectacular, pero igual de bella y de complicada, es la siguiente aria. Es una pieza lenta en la que Cenčić destaca por su sensibilidad y contrastes dinámicos, construyendo perfectamente las frases a través de notas largas que infla o desinfla a voluntad, confiriéndoles vida con un leve vibrato final.
El director del ensemble en esta ocasión, Maxim Emelyanychev, se luce también en el concierto de clavicémbalo de Auletta. Obra muy representativa del estilo barroco napolitano, exige gran capacidad técnica al solista, que Emelyanychev resuelve sin problema. La orquesta acompaña en esta obra en un plano más sonoro de lo que nos habría gustado, rivalizando en ocasiones al solista, pero sin llegar nunca a taparlo del todo.
En definitiva, un disco muy interesante para los amantes de la música barroca, interpretado con un excelente gusto por un cantante consagrado como es Cenčić, apoyado por los excelentes músicos de Il Pomo d´Oro y Emelyanychev.
Miguel Calleja Rodríguez
