Arturo Berutti. La ópera frustrada del 25 de mayo. Buenos Aires

Berutti

La comisión nacional que organizó los festejos centrales en 1910 le encargó especialmente al sanjuanino una composición lírica, que finalmente por su contenido, no pudo presentarse en el Teatro Colón. Recién se puso en escena en 1919. Se dice que fue la última genialidad musical del compositor. Esta historia será uno de los temas a tratar en las próximas jornadas del Gabinete de Estudios Musicales.

Probablemente si la compañía que gerenciaba el Teatro Colón allá por 1910 no hubiese sido tan estricta con Arturo Berutti, el compositor sanjuanino hubiese pasado a la historia coronado de «éxitos y aplausos». Sin embargo no fue así. De hecho, su legado musical -que consta de 10 óperas, una de ellas creadas especialmente para conmemorar los 100 años del nacimiento de la Patria- pasa prácticamente desapercibido inclusive en la provincia que lo vio nacer y dar sus primeros pasos en la música lírica.

Corría 1909 cuando por ley se creó una comisión para organizar con todos los detalles, los actos en conmemoración del Centenario de la Patria, que incluían desde la inauguración de monumentos y edificios emblemáticos hasta las exposiciones de arte y de la industria de referentes de todo el territorio y la entonación de canciones y marchas especiales para ese momento. Es que semejante suceso para el país debía celebrarse «con bombos y platillos», según había propuesto el entonces presidente José Figueroa Alcorta. En ese contexto, a Arturo Berutti, le encargaron la composición de la ópera, que sería el modo en que se homenajearía a los invitados especiales en la noche de gala del 25 de mayo. Prolifero y destacado, el sanjuanino puso manos a la obra hasta lograr ver plasmado el libreto en el escenario.

«Arturo Berutti trabajó prolijamente para cumplir con el trabajo en tiempo y forma. De hecho, los organizadores estuvieron de acuerdo con su ópera, de la que pudieron ver los primeros ensayos. Sin embargo, para la gala del 25 de mayo de 1910, no pudo estrenarse por decisión de quienes gerenciaban el Teatro Colón. Esa situación fue vivida como un momento muy complicado por Berutti», cuenta Silvina Luz Mansilla, musicóloga e investigadora de la historia de la Música Clásica Argentina en el Instituto Nacional de Musicología, quien se adentró en la obra del sanjuanino, tras recibir en su lugar de trabajo, la valiosísima donación de un baúl con partituras de Arturo Berutti. Justamente estos estudios y la anécdota de su ópera fallida en tiempos del Centenario serán motivos la semana que viene de una charla magistral en el marco de las 3º Jornadas de Estudios Musicales que se desarrollarán en la provincia.

Historia hecha música

Siguiendo su formación, Berutti hizo, en base a la novela histórica «La loca de la guardia» de Vicente Fidel López, una obra lírica en italiano para estrenar en la ocasión. «Gli Eroi» fue el título -que traducido al español significa «Los héroes»- de la ópera que en 3 actos y 5 cuadros relataba la gesta sanmartiniana, incluyendo en las canciones y teatralizaciones escenas del cruce de los Andes, la creación de la bandera y la independencia, entre otros momentos fundamentales para el país.

«Como en toda ópera, hay un momento romántico que guarda estrecha relación con el relato histórico. Y en este caso la protagonista era Teresa, «la loca de la guardia», un mujer rara, una especie de baqueana, que conocía como nadie la cordillera, y que si bien no estaba en sus cabales, porque hablaba con los cóndores y estaba ensimismada con la naturaleza que la rodeaba, acompañaba a los soldados en sus batallas porque tenía como objetivo vengarse por los malos tratos que los españoles habían propiciado a los patriotas. Ella solo quería llegar a Chile, para enfrentar a un realista, a un gran déspota, protagonizado por San Bruno, el esposo de su hermana, según cantan los coros en forma muy agresiva en la ópera. A mi modo de ver, ese fue el gran inconveniente de la ópera. Es que Berutti en su afán por destacar a los héroes de la patria, podía llegar a ofender a España, en un momento donde ya se habían hecho las pases», adelanta Mansilla algunos aspectos de su ponencia.

Las investigaciones permitieron vislumbrar que fue considerado de mal gusto recibir y pretender agasajar con este planteo a la Infanta Isabel de Borbón, la tía del rey Alfonso XIII que llegó para la ocasión en representación del Reino de España y la invitada más esperada de las celebraciones, a la que también asistieron embajadores y comitivas especiales, mandatarios de países latinoamericanos, europeos y asiáticos, intelectuales y personalidades de todo el mundo.

«En lo musical, Berutti sabía muy bien lo que hacía. Influyó muchísimo en la ópera y fue uno de los pocos americanos que logró interesar al ambiente lírico europeo de fines de siglo pasado con su obra, a la que le incluyo la temática gauchesca, como una gran innovación\’\’, explica la investigadora.

Cambio de batuta

En lugar de «Gli Eroi\’\’, se presentó en el Teatro Sarmiento, Rigoletto, la obra de Giuseppe Verdi, interpretada por Titta Ruffo, el impresionante barítono italiano. Mientras que la ópera del sanjuanino recibió una suma de $35.000 por los perjuicios ocasionados y tuvo que esperar hasta 1919 para ser llevada a escena. Y si bien tuvo como marco el magnífico Teatro Colón, no tuvo buena crítica -es más se cuestionó que se presentara una obra cuyo autor fuese parte del directorio del teatro- y fueron tan pocas las funciones que no llegó a trascender.

«Esto lo terminó por doblegar a Berutti, que ya venía decepcionado por no haber podido estrenar esta obra para el Centenario. Entonces, resentido, se retiró del ámbito musical porteño, se aisló hasta que murió», agrega la musicóloga que conocedora de esta historia aporta un dato más: tan abatido quedó el compositor que decidió dividir sus trabajos musicales en dos baúles, uno para cada uno de sus hijos, Arturo y Federico, quienes recibieron la expresa indicación de no dar a conocer este material hasta pasados 50 años de su muerte.

«Las obras quedaron divididas a propósito. Es más, hasta el momento, solo contamos con la mitad del material, el que aportó uno de sus nietos en la década del «70. El otro baúl no se sabe dónde está. Por ende, sus óperas nunca más volvieron a interpretarse, ni siquiera a analizarse completas a nivel técnico, porque faltan la mitad de las voces, la mitad de los instrumentos de madera de la orquesta, por ejemplo. De todos modos, un equipo en San Juan, está trabajando incansablemente para reconstruir la ópera Pampa desde 2010 como justo homenaje a su gran legado musical», dice esperanzada en lograrlo.