Así será el casticismo del siglo XXI

El mundo de la lírica recibe con entusiasmo el anuncio de Pinamonti de
que hará encargos de nuevas partituras y libretos de zarzuela: «¿El
botellón de la Paloma?»

La confirmación de que ya hay contactos para encargar nuevas
partituras y libretos de zarzuela no ha pasado desapercibida par el
mundo de la lírica. Pocas horas después de que se publicara la
entrevista de Paolo Pinamonti, el actual gestor del coliseo de la
calle Jovellanos, en LA RAZÓN, el alborozo en el mundo de la lírica
española era generalizado. «Es importante que aceptemos con humildad
que venga alguien de fuera que conoce bien el mundo de la ópera, la
opereta y el cabaret para revitalizar un género tan nuestro», comenta
el compositor español, afincado en Berlín, Mauricio Sotelo, que, como
la mayor parte de los encuestados, se deshace en elogios hacia el
nuevo director de la Zarzuela.

Quitar el polvo
«Tendría sentido volver a hacer títulos de corte social, sobre todo,
de género chico. Alguien como Chueca o Chapí se lo pasarían en grande
en momentos como estos, y, seguro que les serviría como fuente de
inspiración para darle la vuelta y hacer algo divertido de situaciones
terribles como las actuales», aporta Ignacio García, uno de los nuevos
directores que más apuestan por el género; prueba de ello es que esta
misma temporada le quitará el polvo a dos grandes títulos del
repertorio:  «Luisa Fernanda», en Valencia; y «Marina», en la
Zarzuela.

Desde 1981 no se estrena una nuevo título en la Zarzuela. Después de
la «Fuenteovejuna» de Manuel Moreno-Buendía hay un largo silencio de
los nuevos compositores, aunque, en realidad, habían dejado de
estrenarse títulos de este género de forma habitual treinta años
antes. De hecho, hay quien considera, como la directora de escena y
cantante Marina Bollaín, que estos nuevos encargos no deberían
denominarse zarzuela, sino «teatro musical español». La otra etiqueta,
según la especialista, debería estar restringida para el Barroco y la
que se produjo hasta 1930. A pesar de esta precisión, no oculta su
felicidad por la idea Bollaín, que firmó una de las actualizaciones
más atinadas de un gran título como es «La verbena de la Paloma» (que
surgió en Berlín, pasó por El Escorial y ahora vuelve a escena en
febrero en los Teatros del Canal). «La zarzuela se puede actualizar o
hacer actual. Con tópicos y edulcorada, pero es un género que siempre
ha hablado de la realidad», matiza la directora.

Teniendo en cuenta este salto temporal, este cráter en la evolución,
¿dónde buscar referentes? Para Emilio Sagi, que ocupó el lugar de
Pinamonti de 1990 a 1999 y dirige cada año uno o varios títulos, está
bastante claro: «Hoy existe también el casticismo, creo que podría
adaptarse la comedia madrileña cinematográfica con tipos de hoy. Pues,
además de popular, tiene un compromiso con la realidad, por la que
siempre ha destacado el género español, mira si no “La revoltosa”, con
una acción típica de preguerra con la lucha de clases como argumento».

El mayor reto, sin embargo, parece que los compositores de 2011, cuyas
obras, generalmente están alejadas del gusto mayoritario, logren
involucrarse en un proyecto tan popular como es en esencia esta
disciplina. Miguel Roa, que ha ocupado durante los últimos decenios el
foso del templo del género chico, cree que hay candidatos suficientes:
«Estamos llenos de clásicos de la modernidad como Halftter y García
Abril, que son mucho más importante de lo que cree el público. Y
también existe una generación más joven, brillante, así que no habrá
falta buscar mucho para encontrar». Precisamente, uno de los
señalados, Antón García Abril, además de felicitarse por la idea,
asegura que «la música deberá conectar siempre con el público; de no
hacerlo, sería un trabajo que caerá en el vacío. Texto y música deben
estar unidos para dar una misma estética». La soprano española  María
Bayo, que ha grabado algunos grandes títulos e incluye arias y
romanzas españolas en su repertorio, mira también con buenos ojos la
propuesta y se ve en el elenco de un estreno absoluto, «siempre y
cuando  sea una música melódica que se adapte bien a las voces». Ha
estado a punto de protagonizar la primera zarzuela barroca de la nueva
etapa, pero no pudo hacerlo por problemas de fechas.

La proyección internacional
El director de escena Ignacio García no está del todo seguro de que
hubiera que buscar a los autores en los auditorios y teatros de la
llamada música culta. Apunta, que, quizá fuera más conveniente hacerlo
en el cabaret o la revista. Mauricio Sotelo opina que «hay
compositores madrileños que están a la vanguardia de la música
europea». No solamente los ve capaces de revitalizarlo desde un punto
musical, sino que recuerda que «nos hemos caracterizado por tener la
inteligencia de reírnos de nosotros mismos, ver la parte cómica de
todo, y así superar las circunstancias adversas».

Ignacio García cree que esta podría ser la solución para paliar dos de
los grandes problemas que tiene el género: «Uno es el generacional,
que, poco a poco, vamos ganando, aunque de forma lenta. Se logra
aligerando los libretos y haciendo que pasen cosas en escena mejor que
los personajes lo cuenten, aunque eso suponga enfrentarse a los más
reaccionarios». La otra es la proyección internacional: «Como muestran
los escritos de Nietzsche desde que vio “La Gran  Vía”, siempre ha
existido una fascinación internacional que no hemos sabido
aprovechar». ¿Un estreno absoluto coproducido por la Komische Oper de
Berlín, el Chatêlet de París y La Zarzuela?  Quien sabe…

El problema de los diálogos
Muchos comentan que si por algo cayó en desuso la zarzuela es por sus
exigencias vocales operísticas, por una lado, y la necesidad de
naturalidad en los parlmanentos hablados. Esto supone, además, una
dificultad para que sea interpretada por cantantes extranjeros. Todo
eso, según Sagi, se superará con imaginación, como él hace estos días
en «El dúo de la Africana» con estudiantes de toda Europa.

David Carrón, LA RAZON