La discográfica Decca presenta el álbum Baroque Divas con una selección de algunas de las más bellas y virtuosas arias barrocas para mezzo-soprano y contralto. La batuta de George Petrou es la encargada de dirigir a la orquesta de instrumentos históricos Armonia Atenea que junto a algunas de las voces más conocidas de este repertorio harán disfrutar a los amantes de la música de este período.
Baroque Divas se desarrolla a través del concepto de las legendarias cantantes barrocas que “luchaban” apasionadamente por la fama y el prestigio del público de la época. De esta manera el álbum es una sucesión de magníficas arias en lo que casi parece una enfurecida batalla entre las cuatro prima donnas, las mezzo-sopranos Romina Basso, Vivica Genaux, Mary-Ellen Nesi y la contralto Sonia Prina.
Ante voces tan reconocidas y aclamadas podría resultar fácil y lógico que la orquesta pasara algo desapercibida pero no es el caso en este disco. Armonia Atenea, nuevo nombre de Athens Camerata, destaca en toda la grabación por un sonido impetuoso en las arias más virtuosas que contrasta con otro especialmente dulce en aquellas más delicadas, regalando momentos mágicos como el dúo entre Mary-Ellen Nesi y el oboe en el aria Ti parli nel seno Siface de Porta. No sorprende una versatilidad tal en un conjunto cuyo repertorio abarca desde el Barroco hasta el siglo XXI.
En cuanto a algunos de los números memorables que podemos encontrar en este disco debemos destacar Solca il mar e nel periglio Tigrane de Hasse, con una solemne Sonia Prina a pesar del carácter virtuosístico del aria, que presenta numerosas escalas ascendentes y descendentes además de dificilísimos saltos. Acompaña a nuestra diva una fantástica sección de viento. El diálogo entre Nesi y la orquesta en Ma fille… Jupiter, lance ta foudre! de Gluck, crea una interpretación magistral cargada de fuerza y carácter, una de las mejores de las que componen el disco. Por último, la impresionante aria de Vivaldi Vedrò con mio diletto, que a pesar de la buena y correcta ejecución por parte de Romina Basso no consigue hacer olvidar la maravillosa y prácticamente insuperable interpretación de Jaroussky. Además de los compositores mencionados aparecen arias de Veracini, Bononcini, Vinci, Sarro y Caldara.
A comentar es el estilo de las interpretaciones, cargadas de abundante vibrato y coloratura, tal y como solía ser costumbre de las divas de la época para hacer muestra de un mayor virtuosismo y lucimiento. Si a esto le sumamos el cálido sonido de la orquesta historicista, que en ocasiones parece transportarnos a través del tiempo, obtenemos como resultado este álbum de joyas que no puede faltar en la colección de cualquier amante del Barroco.
Beatriz Jiménez Ríos