BEBE DOM o La Ciudad Planeta
Ópera en dos actos
Música de Mario Perusso
Libreto de Horacio Ferrer
Estreno Mundial
Teatro Colón de la Ciudad de Buenos Aires
Función del 22 de Octubre de 2013
La historia de la ópera es prodiga en la existencia de obras cuyos libretos resultan casi inexplicables, a veces incomprensibles, otras triviales, y otras más, anti-dramáticos… Grandes títulos del repertorio adolecen de tales defectos y sin embargo gozan del fervor del público… Pero en cada uno de los casos que Ud. lector y yo podamos traer a nuestra memoria algo hay para que la ópera se salve, a saber: su música, su autor, algún momento inolvidable, un aria memorable… Lo cierto es que estas falencias parecen haber ido disminuyendo en el siglo XX, en el que los libretistas trataron de darle a los espectadores textos de mayor calidad por su temática o por su construcción literaria… y de esos textos surgió música que volvió «clasicos» a muchos de esos títulos que hoy vemos programados alrededor del mundo.
En el caso de BEBE DOM o La Ciudad Planeta, Horacio Ferrer, reconocido poeta de nuestro medio que se ha ganado el aprecio de los rioplatenses dándole letra a más de una memorable creación tanguera de Astor Piazzolla, construyó un libreto que parece un compendio de lo que no debe hacerse en ópera.
A través de una historia de folletín ( Una historia de amores cruzados entre el Arquitecto Bebe Dom, la jovencita Lili cara de Feria, el banquero Fargas y su secretaria Gea) el autor desea hacernos pensar sobre cuestiones tan trascendentes como el amor humano, la soledad, el desencuentro, la corrupción política, la contaminación industrial, la alienación capitalista, la vida urbana, etc. con el consabido resultado de una obra que peca de pretenciosa pero se vuelve superficial y ramplona en la resolución de cada uno de los conflictos.
Valiéndose de recursos típicos de su mundo poético (el personaje de Alma Ciudad, el coro de «calaveras», el bohemio y decadente caracter de Lili) mezclados con personajes que de tan caricaturescos pierden su valor sombrío y malvado (como los Hormurcurats, contracción de Hormiga, murciélago, cucaracha y rata, una especie de tribu punk que sirve a los maléficos designios de Fargas) entre los que se mueven el anacrónico Fargas, y las pobres almas en pena de Bebe Dom y Gea; Ferrer escribe un texto pleno de parrafadas donde las palabras se aglutinan sin sentido como en una especie de surrealismo trasnochado y que se vuelve de oscura comprensión.
La ciudad en la que se desarrolla la acción no es Buenos Aires sino, según explican los autores, cualquier gran ciudad del mundo actual, pero Ferrer no se resigna a la tentación de colar aquí y allá giros propios del habla rioplatense, de la misma forma que no ayuda a la comprensión hablar de los males de las megalópolis actuales en un escenario ambientado escenográficamente y con un vestuario más propio a la primera mitad del Siglo XX.
La superabundancia de símbolos, la falta de cohesión, la indefinición estilística y hasta la inclusión de la proyección de un noticiero donde la periodista da cuenta hablada de los desastres que se abaten sobre la ciudad mientras una traductora para sordos hace su parte en lenguaje de señas, no ayudan demasiado a la obra.
Sobre este texto difícil y carente de fuerza dramática, de «parola scenica» como diría Verdi, Perusso, que es Compositor Residente del Teatro Colón, compuso una música que es prueba de su calidad y oficio, pero que no llega mucho más allá. Monótona y carente de la capacidad de pintar los diversos personajes, la partitura desafía las capacidades de los intérpretes sin lograr emocionar ni convencer.
Mucho de los mejores aciertos de su ópera anterior, Fedra, está ausente en esta que se extiende más de lo que el efecto dramático requiere y el público atiende.
Los intérpretes de este estreno dieron lo mejor de si cumpliendo sobradamente con las exigencias (muchas) que les plantea la obra.
En muy parejo nivel se vieron y escucharon a Gustavo López Manzitti, como un Bebe Dom de voz plena, seguros agudos y clara dicción; a Víctor Torres creando un Fargas al que sirvió con su bella voz de barítono; Florencia Machado como Gea, luciendo un registro de mezzo parejo, de color oscuro y estupendo caudal; María Victoria Gaeta con una voz que corre sin fisuras y sabe matizar según la situación dramática; y a las tres mendigas de Marina Silva, Soledad Espona y María Luján Mirabelli que dieron nueva prueba de su calidad y talento.
El coro y la orquesta respondieron con eficacia y otro tanto puede decirse de los personajes secundarios.
Tras el intervalo la sala que ya se mostraba con apenas dos tercios de su capacidad al iniciarse la función, quedó reducida a menos de un tercio de público, triste espectáculo que se intentó disimular al mantener las luces apagadas hasta la caida definitiva del telón tras el aplauso final que tributaron los que aún permanecían en sus ubicaciones.
La ópera argentina no cuenta con el fervor del público porteño, y este no parece ser el camino para que la situación se revierta.
BEBE DOM o La Ciudad Planeta
Elenco
Bebe Dom…. Gustavo López Manzitti
Gea……. Florencia Machado
Fargas….. Víctor Torres
Lili…. María Victoria Gaeta
Alma Ciudad…… Myriam Toker
Mendigas……. Marina Silva
Soledad Espona
María Luján Mirabelli
Hormurcurats….. Julián Mardirosian
Germán Crivos
Natalia Giardinieri
Malena Bernardi
Diariero…….. Pablo Sánchez
Coro Estable del Teatro Colón de Buenos Aires
Director: Mtro. Miguel Martínez
Coro de Niños del Teatro Colón de Buenos Aires
Director: Mtro. César Bustamante
Orquesta Estable del Teatro Colón de Buenos Aires
Director: Mtro. Mario Perusso
Dirección de Escena, Escenografía, Vestuario y Luces…. Marcelo Perusso
Fotografías de PRENSA TEATRO COLON / MÁXIMO PARPAGNOLI.
Función del 22 de Octubre de 2013, Gran Abono
Prof. Christian Lauria