Beethoven y Viena: una indudable dualidad. Por Fernando Peregrín Gutiérrez
Es relativamente fácil decidirse por quién se debería considerar el Santo Patrón de la Viena musical. Está la Viena de Mozart, aunque Salzburgo le hace fuerte competencia. Haydn fue un santo menor en la capital austríaca, donde pasó sus últimos años. Hay, cierto, algunos recuerdos, como la Haydnhaus donde el compositor pasó sus últimos años tras una vida viejera y muchos años viviendo en Eisenstadt al servicio de los Esterházi, donde también existe una Hayndhaus (se conocen y se recuerdan otros muchos domicilios de Haydn en Viena y en varias ciudades donde vivió). Dicha villa, donde está enterrado, reclama para sí el título, más que Viena, de Ciudad de Haydn.
También hay que pensar en Franz Schubert, quién nació, vivió y murió en Viena. Pero su huella en la geografía urbana de la ciudad de la que nunca se apartó es escasa y no existe una Viena de Schubert como itinerario de culto al compositor. Y ciertamente hay otros varios músicos que tienen una estrecha relación con la historia cultural de la ciudad, como es el caso de Gustav Mahler, del que se puede decir que existe un Paseo Mahler por Viena, aunque no sea muy popular entre los turistas. O Johann Strauss, conocido como el rey del Echte Wiener Walzer, nacido y enterrado en Viena, como Schubert, pero del que no existe un recorrido vienés, aunque los haya en abundancia sobre el vals vienés.
Nos queda Beethoven, al que se puede considerar sin duda el Santo Patrón de la Música de Viena. La vida del compositor nacido en Bonn y la historia y crónicas musicales de Viena están íntimamente ligadas. No es extraño pues que exista amplia literatura sobre la relación ente Beethoven y la ciudad que vio nacer una considerable parte del repertorio de la alta cultura musical de Europa. Por tanto nos podíamos preguntar si existían razones para escribir otro libro sobre Viena y Beethoven. Tras leer el libro de Victoria Stapells y Arturo Reverter tengo para mí que la respuesta es afirmativa.
Lo primero que se aprecia es que no es un libro de encargo ni un libro oportunista en el contexto del 250 aniversario del nacimiento de Beethoven. Es el resultado de un deseo de los autores de dar a conocer lo mejor posible su amplio conocimiento de la vida y la obra de este genio de la cultura occidental, al que admiran y aman con notoria sinceridad. Luego conviene advertir que se trata de un extenso texto de casi 400 páginas que permite muchas maneras de leerlo. Cada lector debe elegir la que más convenga a su curiosidad y sobre todo, a su conocimiento del catálogo de las composiciones beethovenianas, especialmente las opus que se analizan en cada uno de los 14 capítulos que componen el texto.
Más que un recorrido de culto a Beethoven por Viena acompañado de su música, los autores han tomado el enfoque de poner a Viena y a los contemporáneos del compositor—sobre todo, a las mujeres– que están más o menos estrechamente ligados a su biografía en relación con obras maestras vienesas del compositor que se analizan, como escenario. A este respecto, tiene poco paralelismo, por ejemplo, con la narración del Dublín de James Joyce con el Bloomsday como hilo conductor, pongamos como ejemplo.
Respecto a lo que se acaba de destacar sobre Beethoven y su relación con las mujeres—chocante, complicada y a veces origen de sus depresiones—, asunto que se estudia in extenso en el capítulo más apropiado, el dedicado a Die Ferne Geliebte (A la amada lejana), se intuye la importante contribución de la delicada pluma de Victoria Stapells. Es de justicia señalar que los autores basan su relato en hechos documentados y sin recurrir a las oxidadas herramientas de un psicoanálisis de consumo popular. Lo que sin embargo no significa una fría relación de datos y citas más o menos conocidas, sino que incluye una interpretación contenida y generalmente adecuada a la información que se da sobre Beethoven y sus desventuras con féminas de indudable interés, conocimientos y habilidades musicales.
Esta característica de la narración, sugiere una posible lectura de tipo más bien biográfico centrado en Viena. Así se describen en breves pero bien trazadas pinceladas, acontecimientos como los agitados tiempos de Napoleón, vistos generalmente desde una perspectiva austríaca; el Congreso de Viena, los primeros años de la era Metternich y la irrupción del movimiento cultural Biedermeier.
Tal vez un posible comprador lego en solfeo que ojee el libro antes de decidir su adquisición se pueda sentir coartado ante los numerosos ejemplos musicales que incluye el libro. Puede ser. A este respecto, me viene a la memoria un dicho atribuido a Stephen Hawking: “Alguien me dijo que cada ecuación que incluyese en mi libro reduciría las ventas a la mitad”. Pero para los que gustan de las lecturas biográficas e históricas, esto carece de importancia, ya que no figuran esas páginas como alarde de erudición musical, sino más bien están pensadas para otro tipo de lector.
Los lectores con conocimientos y memoria musical de las obras de Beethoven que aparecen en este libro pero que no dominen el solfeo, tampoco se deben sentir asustados por esta cincuentena de páginas con fragmentos de partituras. El certero y extenso análisis de cada obra será un aliciente para su compra. Claro está, que el máximo beneficio se obtendrá si el lector que se disponga a leer el libro desde esta perspectiva tiene buena memoria musical y suficientes conocimientos de los términos musicales para saber qué es una extensa exposición, un retorno al primer tema musical o una tesitura vocal ingrata y tirante.
Si no se confía mucho en su memoria musical, cabe una forma que es para mí la más aconsejable para leer Beethoven: un retrato vienés que consiste en una lectura pausada en compañía de alguna de las grabaciones señeras de cada composición que recomiendan los autores. A propósito de esta discografía recomendada, cabe decir que en general, la considero muy cercana a mis gustos y que se acompaña de un breve comentario de estilo propio del Arturo Reverter crítico musical de nombradía, donde abundan los adjetivos agrupados en trío a la manera de Marcel Proust. Es destacable la sinestesia literaria que rige la elección muy cuidada y original de los adjetivos usados para los juicios de valor e interés sobre cada grabación seleccionada.
En alguna manera, este libro tiene ciertas características de un género bastante abundante en la literatura anglosajona. En este caso se podría titular “Beethoven Companion in Viena” (en general, este tipo de libros denominados “Companion to” suelen estar escritos en capítulos escritos por distintos autores).
Por razones muy personales, si tuviese que destacar un capítulo escogería el dedicado a la Missa Solemnis, donde el análisis del tratamiento de la voz humana por parte de Beethoven, pese a su brevedad por limitarse a esta obra en concreto, es espléndido. Se trata de un capítulo en el que es muy recomendable acompañar su lectura con la audición paralela (aunque ya se conozca) de una grabación que le haga justicia, como para mí es la dirigida por Otto Klemperer. Y tal vez para poner un pequeñísimo reparo a un libro cuya lectura recomiendo entusiásticamente, echo de menos que los autores destacaran uno de los momentos más geniales de todo Beethoven: el profundo estupor, admiración y asombro, propio de un convencido humanista, que refleja el titubeo en la voz del tenor cuando canta: et… et homo factus est en el Incarnatus del Credo.
Beethoven, un retrato vienés Autores: Victoria Stapells y Arturo Reverter