La ópera de Héctor Berlioz presentada en el Teatro del Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, LA CONDENACIÓN DE FAUSTO (La damnation de Faust), se llevó al cabo en dos funciones los días 21 y 24 de febrero de la manera como el propio compositor la estrenara en el Théatre National de l´Opéra-Comique, Paris, el 6 de diciembre de 1846, es decir en forma de concierto. Este suceso inició las actividades de la nueva administración del INBAL (Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura) con el nuevo gobierno entrante. El director de la Compañía de Ópera, Alonso Escalante, fue ratificado en el cargo que venía desempeñando. Estaremos atentos de los cambios que se harán en su desempeño actual.
Siempre hemos dicho que no somos muy entusiastas de esta forma de presentar la Ópera pues por definición el género está pensado como “obra de arte total” ya que incluye al teatro como uno de sus elementos esenciales, y siempre extrañamos la escenografía, las luces, el vestuario, los figurantes, comparsas, bailarines, es decir, la acción dramática completa. Pero en esta ocasión tuvimos que echar a volar la imaginación y construir mentalmente nuestra propia propuesta personal. No es nada fácil ni sencillo presentar una producción digna que haga justicia plena a esta bellísima obra que posee una música magistral de altísima calidad. Afortunadamente esta “Ópera a medias” cuenta con la justificación de que así la pensó el autor. Aunque entre otras cosas permite poder ver a los músicos de la orquesta trabajar ya no en el foso místico ocultos a los ojos del espectador. Aquí los vimos en plena acción.
El director titular de la Orquesta del Teatro de Bellas, el maestro Srba Dinic, fue a mi parecer la estrella principal de este espectáculo pues hizo sonar a los instrumentistas de manera excepcional con un trabajo que demostró como este instrumento puede alcanzar un alto nivel. El concertador logró sacar lo mejor de los músicos con una dirección inspirada y de gran rigor, un conocimiento a fondo de la partitura y una concertación que se agradece por el ritmo y los matices logrados, los tiempos y el estilo. La orquestación de Berlioz es un auténtico tratado, una lección, una cátedra de como aprovechar los timbres y la personalidad de cada instrumento. Muy bien trabajo el Coro en esta ocasión bajo el director huésped de coros el maestro Paulo Lourenco. Participaron en la escena final apoteósica el coro de niños Schola Cantorum de México.
Muy bien el trabajo de los cantantes solistas. En el personaje de Fausto el tenor mexicano Arturo Chacón dio voz, vida y presencia a este ser atormentado que llegó a la supuesta sabiduría en la ciencia pero que no conoció jamás el amor hasta enloquecer por Margarita. Poseedor de un instrumento que se encuentra en plenitud de técnica y sonido, logra un trabajo que el público reconoció puesto de pie al final. El aplauso recibido fue el más fuerte que escuchamos. La mezzosoprano de origen franco-canadiense Nora Sourouzian de bello timbre y atractiva presencia brinda una Margarita creíble y sentida, emotiva y conmovedora. El bajo ruso Denis Sedov hace un Mefistófeles de buen nivel vocal e histriónico dotando al diabólico personaje de su atractiva personalidad teatral. Completó el elenco de solista el barítono Ricardo López con su canción en el breve papel de Brander.
Salimos satisfechos de haber tenido la oportunidad de disfrutar esta obra pocas veces presentada que tiene la música más bella de ese genial compositor que se adelantó a su tiempo. Alguien nos platicó que decía Richard Wagner de la música de su amigo francés que había “Tres compositores que sobresalían en esos tiempos: Franz Liszt, Héctor Berlioz…” y el tercero era el propio Wagner.