“Bohèmes”, el encanto extranjero de la viola

Bohèmes
Bohèmes

“Bohèmes” es el título elegido por la joven violista navarra Isabel Villanueva para presentar en IMM Stage su primer álbum en solitario junto al pianista François Dumont. Bajo este nombre se alude a aquellos compositores extranjeros que vivieron en París, la considerada como “capital del mundo”, y que ayudaron a enriquecer la exquisita cultura francesa, centrándose en especial en el periodo de comienzos del siglo XX. Así, el refinado gusto y sensibilidad musical de Villanueva nos propone un imaginativo recorrido por un repertorio tan infrecuente como subyugador que integran siete evocadoras obras, abriendo con Franz Liszt y su Romance oubliée, la única pieza para viola y piano de toda su producción, de título francés y textura preimpresionista, minúsculo trasunto de Harold en Italia de Berlioz, la monumental sinfonía para viola y orquesta de la que el compositor y pianista húngaro cita su Marcha de los peregrinos.

Una breve pieza lisztiana que se asemeja en carácter a la que cierra el álbum, esa sucinta joya de exquisitos quilates que es el Beau Soir de Claude Debussy (el único compositor netamente francés y por tanto, no extranjero de todo el disco) y que produce en el oyente la esperada sensación de placidez tras haber interiorizado ese fascinante viaje parisino, poblado de contrastes y cadencias cambiantes, por medio de la comunión y perfecto entendimiento entre Villanueva y Dumont, dos artistas que respiran casi al unísono al comienzo de cada frase y que hacen música en un mismo impulso.

Entre Liszt y Debussy desfila por el disco toda la primera mitad del siglo XX: la sensacional Pièce de concert de 1906 del compositor rumano George Enescu, partitura tanto aristada como lírica donde la solista explora un gran arco de contrastes expresivos, siempre a través de un enriquecedor discurso tanto virtuoso como arrebatadoramente cantabile. Como guiño a nuestro país, y más con un lenguaje cosmopolita que netamente nacionalista español, nos llega en transcripción de la joven navarra el primer y único movimiento de la extraviada Sonata para violín y piano H. 127 (1915) de Enrique Granados, que adquiere una novedosa entidad en la viola, bajo una severa dimensión sonora, de incisivo calado y recia personalidad. Y no es menos interesante la expresivamente diversa Sonata nº 1 para viola y piano H. 355 (1955) del checo Bohuslav Martinu, donde la arriesgada dialéctica viola-piano cobra una gran importancia, arrastrando al oyente por los derroteros más insospechados, hasta culminar en ese agitado segundo movimiento, Allegro non troppo, obsesivo y lírico a la vez. Por último, ese dechado de espíritu bailable que destila el inicialmente melancólico Soliloque y forlane de Reinaldo Hahn, que nos transporta a Venecia a través de una asombrosa complementación rítmica y discursiva entre los dos instrumentistas.

Un grato descubrimiento este estimulante recital de Isabel Villanueva, así como sumamente recomendable para apreciar su indiscutible talento al lado de la altura artística como acompañante de François Dumont (Premio Revelación de la Crítica Musical Francesa). En este nuevo trabajo, la solista navarra evidencia un elevado grado de maduración técnica y expresiva, una penetrante sonoridad en el instrumento y un valiente afán reivindicativo por colocar al repertorio de viola en el puesto que realmente merece.

 Germán García Tomás