Bonito y grato recital de Sandra Pastrana en Granada

Sandra Pastrana
Sandra Pastrana

Sandra Pastrana havuelto a triunfar en Granada, su tierra, entre sus gentes, sus amigos. Venía de hacer un bonito trabajo en el papel de sacerdotisa de la Aída del Teatro Real. Y se reencontraba con un público que la conoce perfectamente y al que ella conoce sobradamente. Para este reencuentro, contaba con la espléndida colaboración de Mirco Roverelli, mucho más que un pianista acompañante, un verdadero artista que en todo momento cuidó al máximo a la soprano y que supo demostrar, en sus actuaciones en solitario, la calidad que atesora. Sandra Pastrana eligió un programa muy bonito, no excesivamente habitual en los recitales, pero por ello más interesante. Un programa que llegaba con facilidad al público. Belcantismo, ricas melodías, presencia de lo popular, encarnados en los nombres de Rossini, Donizetti. Por su parte el pianista, en sus intervenciones individuales, rindió homenaje a Bellini, Donizetti y Rossini.

No vamos a caer ahora en el error de querer descubrir la calidad de la voz de la soprano granadina. Posee un timbre bellímo, tiene una técnica de respiración irreprochable. Su voz media es cálida, llena de una mórbida belleza y en los registros agudos brilla por su musicalidad, sin que jamás se distorsione la voz. Tiene una gran capacidad para hacerse cercana al público. Es amable, sin empalagos, y también ayuda su indudable belleza que, unida a sus indiscutibles cualidades musicales, hacen que sus actuaciones sean positivas, donde la calidad es una constante. A esto hay que añadir también su inteligencia al elegir repertorios, huyendo de lo manido y ofreciendo en cada actuación lo que cree que es más adecuado para cada momento. Y lo estupendo es que acierta sin lugar a dudas.

No rehuyó el compromiso, bien manifestado en el aria Ah se tolto un sol momento, de Elisabetta Regina d´Inghiterra de Rossini, con todas las dificultades vocales y expresivas, de pura interpretación que este fragmento requiere. O la brillante versión que ofreció del aria Al dolce guidami, de l aópera Anna Bolena, de Donizetti, con todo el caudal de calidad que hay que tener para poder hacer una versión tan limpia y brillante como la ofrecida por Sandra Pastrana, eficaz y brillante en las agilidades, en el amplio abanico de color melódico que presenta la obra.

Y las canciones, de Rossini, Donizetti, en acabado homenaje a estos dos grandes autores del XIX.

Junto a ella, ya lo hemos significado, Roverelli fue un excelente acompañante y además brilló con las fantasías sobre Don Pasquale, de Donizetti, en la fantasía sobrfe temas de Bellini y las de Rossini.

En general, un recital muy bonito que supuso un reencuentro de Sandra Pastrana y sus paisanos de Granada.

José Antonio Lacárcel