Bryn Terfel, un excelente Boris Godunov en Berlín

Boris Godunov en Berlín
Boris Godunov en Berlín

Cuando se trata de una crónica de una representación de Boris Godunov es obligado referirse a la versión ofrecida, ya que hay dos bien conocidas: la llamada original de 1869 y la realmente estrenada de 1872. La segunda de ellas en lo referente a su composición es la más completa, ya que añade el acto polaco y la escena final de Kromy, aunque esta última procede de la versión revisada de 1874. Pues bien, en Berlín hemos asistido a la llamada versión original, la compuesta en 1869 y eliminando todas las adiciones posteriores, terminando, por tanto, con la muerte de Boris. No me atrevo a decir que es superior musicalmente, pero no cabe duda de que es la más barata, ya que desaparecen los protagonistas del acto polaco, Marina y Rangoni, quedando aquí el falso Dmitri reducido a un personaje casi secundario.

La producción escénica ofrecida lleva la firma del británico Richard Jones y se estrenó en el Covent Garden de Londres hace ahora 3 años. Su estreno en la Deutsche Oper de Berlín tuvo lugar en Junio de 2017, siendo ésta la décima representación de la ópera en este teatro desde el estreno señalado.

La producción resulta adecuada dentro de su gran simplicidad, ya que cuenta con un escenario único para toda la ópera, añadiéndose algunos elementos de atrezzo para las distintas ambientaciones de las escenas. Hay siempre un escenario adicional elevado, en el que se representan hasta 4 veces (la primera de ellas en el preludio) el asesinato del zarevich, no dejando dudas la producción sobre la autoría de dicho asesinato por parte del luego zar Boris Godunov. La citada escenografía se debe a Miriam Buether, contando con un vestuario de época y adecuado por parte de Nicky Gillibrand. Hay una correcta labor de iluminación por parte de Mimi Jordan Sherin.

La producción funciona de manera correcta, con una adecuada dirección escénica por parte de Richard Jones y a mi parecer sobran tantas repeticiones de la muerte del zarevich, que resultan excesivamente repetitivas.

La dirección musical corría a cargo del ucraniano Kirill Karabits, el actual director musical de la Ópera de Weimar, cuya dirección me ha resultado adecuada y convincente. Era la primera vez que le veía dirigir una ópera y el resultado ha sido francamente bueno, cuidando de manera destacable tanto el foso como el escenario. Buena la prestación de la Orquesta de la Deutsche Oper Berlín, así como del Coro de la Deutsche Oper, una vez pasados algunos desajustes en la primera escena de la ópera.

Fotos: B. Uhlig & C. Ashmore
Fotos: B. Uhlig & C. Ashmore

El gran atractivo de estas representaciones era la presencia del británico Bryn Terfel como Boris Godunov. Fue precisamente el barítono galés quien estrenó esta producción en la ocasión señalada más arriba del Covent Garden de Londres. Su actuación se puede considerar como intachable, viviendo el personaje con gran intensidad, especialmente en la escena final de su muerte. He tenido ocasión de ver a grandes intérpretes en este atormentado personaje y Bryn Terfel es uno de ellos, aunque tengo que decir que el grado de emoción que me transmitió quedó por debajo de dos auténticas referencias mías en el personaje. Me refiero a Ferruccio Furlanetto hace unos 5 años y, especialmente, a un gran Ruggero Raimondi en Madrid hace ya más de 30 años.

El bajo croata Ante Jerkunica dio vida al monje Pimen y lo hizo de manera convincente, especialmente mientras la tesitura anda por el centro, perdiendo atractivo la voz en las notas más altas.

Correcta la actuación del tenor Burkhard Ulrich como Príncipe Shuiski, sin mayor brillo. Adecuado cantando y actuando el Varlaam del bajo Alexei Botnarciuk. Cumple bien el tenor Robert Watson en la parte de Grigorij o el falso Dmitry. El barítono coreano Dong-Hwan Lee fue un adecuado Schelkalov, con voz un tanto lírica. El tenor Gideon Poppe lo hizo bien como Inocente, aunque su personaje queda bastante recortado en esta versión

Los personajes secundarios estuvieron bien cubiertos, llamando la atención que se encargara de Fiodor, el hijo de Boris, el niño Philipp Ammer. Meechot Marrero fue Xenia, la hija de Boris. Maiju Vaahtoluoto dio vida al breve personaje de la Criada. Jörg Schörner lo hizo bien como Missail, el compañero de correrías de Varlaam. Voz un tanto corta la de Annika Schlicht como Posadera en la escena de la frontera con Lituania.

El teatro ofrecía una ocupación de alrededor del 80 % de su aforo, estando los mayores huecos en los pisos superiores. El público se mostró cálido con los artistas en los saludos finales, siendo las mayores ovaciones para Bryn Terfel y Ante Jerkunica.

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 19 minutos, sin intermedios. Siete minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 136 euros, habiendo butacas de platea desde 72 euros. La localidad más barata con visibilidad plena costaba 26 euros.

José M. Irurzun