«La forza del destino» A Coruña Por Hugo Álvarez Domínguez
Prosigue la Temporada Lírica de A Coruña con la interpretación en versión de concierto de La Forza del Destino, título fundamental de la producción de Giuseppe Verdi que llevaba ausente de las temporadas de la ciudad desde 1983 –que se dice pronto-. Ópera compleja ya desde el momento de su creación, tanto por su vasta extensión –no siempre justificada- como por su estructura, e incluso por el hecho de que no todas las escenas parezcan tener una sólida coherencia entre sí, merced a un libreto bastante discutible; lo que es cierto es que requiere de un nutrido grupo de primeras figuras vocales para llevarla a buen puerto y que la partitura es genial e irregular casi a partes iguales. Quizá sea por todas estas cuestiones por lo que esta ópera, otrora de repertorio y vehículo de lucimiento para los más grandes intérpretes, cada vez es más infrecuente en las programaciones españolas. En lo que llevamos de siglo se ha representado en nuestro país menos de una decena de veces. «L
Teniendo en cuenta lo problemático del libreto, puede que Forza sea una de las óperas que mejor resisten una lectura de concierto, siempre y cuando se cuente con un reparto de campanillas que así lo justifique. Teniendo en cuenta esto, podríamos decir que se reunió un reparto esforzado, cuya mayor virtud en líneas generales radicó más en el hecho de poseer voces poderosas, penetrantes y de gran calado sonoro que en el de frasear con mayor o menor clase. Pero en una actualidad vocal como la que vivimos, podemos señalar como virtud el tener un reparto digamos ‘sonoro’, si bien hubo una sensación generalizada de canto por arrobas, de falta de fineza y atención al fraseo. Además, se ofreció una versión muy completa de la obra, abriendo buen número de habituales cortes; cosa que siempre se agradece. «La forza del destino» A Coruña
Como Don Alvaro no se puede negar que Alejandro Roy posee un instrumento que tiende al tenor spinto –¿y cuántos de esa clase hay ahora?- de sonido penetrante, incisivo y cálido y agudo squillante: armas más que suficientes para ganarse el favor del público. En el haber: no perdona ni un agudo, y todos aparecen brillantes y segurísimos; quizá en el debe debamos citar un fraseo que tiende a la monotonía y está bastante exento de sutilidades y una afinación –sobre todo en la zona central y grave- no siempre precisa. Con todo, el canto es aguerrido, y el instrumento de los que no se escuchan con frecuencia en un teatro a día de hoy: así se lo supo reconocer el público, que irrumpió en ovaciones tras su escena del tercer acto sin dejar acabar a la orquesta. Como Leonora debutaba Angela Meade, sin duda una cantante siempre elegante –de hecho, más allá del impacto sonoro de su poderoso instrumento, encontró su mejor momento en el íntimo “La Vergine degli Angeli” que cierra el segundo acto- que conoce el estilo; pero que adolece de cierta frialdad interpretativa que le impide terminar de cincelar la parte más expresiva del rol, por más que el canto sea de incuestionable calidad. Esforzado en el temible rol de Don Carlo di Vargas el barítono gallego Borja Quiza, que parece estar dejando atrás su repertorio anterior para consagrarse a los grandes roles verdianos –recientemente ha debutado Rigoletto, ahora Carlo di Vargas y pronto llegará el Carlo V de Ernani-. Si bien le sobra voz y se nota un esfuerzo notable a la hora de intentar plegar sus generosos medios a las exigencias del canto verdiano –unas veces con mayor fortuna que otras- el color resulta demasiado claro para la parte –y cuánto más al lado de un cantante de tintes dramáticos como Roy, teniendo en cuenta lo fundamentales que son en esta ópera los dúos entre ambos- y el fraseo no termina de estar todo lo bien delineado que debería: falta nobleza en la línea de canto en un rol que, por fuerza, debe tenerla. Hay que reconocer que posee todas las notas de la parte, que termina sin fatiga aparente un papel endiablado y que el público le tributó un sonoro triunfo.
Luiz-Ottavio Faria puso sus opulentos y generosos medios al servicio del Padre Guardiano –sus diálogos con Leonora en el segundo acto pueden contarse entre los mejores momentos de la representación-, si bien el intérprete más completo de la noche seguramente fuese un inspiradísimo Luis Cansino que campó a sus anchas en el rol de Fra Melitone, tanto por sus generosos medios como por composición del rol: se nota que se las sabe todas en estas lides buffas, y el público le festejó mucho. No habría que perder de vista el Falstaff que interpretará próximamente en Vigo. En una versión concertante en la que actoralmente todo transcurrió de forma bastante fría – con casi todos los intérpretes pegados a sus atriles y con sus partituras-, hay que aplaudirle a Ginger Costa-Jackson haber sido capaz de construir un personaje como Preziosilla; con una voz ciertamente menos poderosa que las de sus compañeros, quizá un punto entubada en el centro pero de sobra desahogada en los temibles saltos interválicos del rol sumó a su timbre sensual una interpretación llena de garbo y chispa. Muy aplaudida. Moisés Marín mostró un instrumento adecuadamente incisivo como Trabuco, sabiendo dibujar un color buffo sin descuidar nunca la emisión ni el canto; Alejandro Baliñas demostró ser un elemento a tener en cuenta en su doble cometido como el Marques de Calatrava y el Alcalde por la presencia del instrumento. Mónica Redondo fue una Curra de voz bien educada y Gabriel Alonso cumplió sin problemas en su puntual personaje de cirujano.
Sorprendió mucho encontrar al Coro de la Sinfónica de Galicia, que tantas buenas noches de ópera nos regaló en el desaparecido Festival Mozart, en tan bajo estado de forma. Hubo errores graves de empaste y cuadratura, sobre todo en las cuerdas masculinas. Mientras que la Sinfónica de Galicia rindió a su buen nivel habitual. La mayor virtud de la dirección orquestal de Giuseppe Finzi posiblemente haya estado en cuidar en todo lo posible a los cantantes y plegarse a sus necesidades – y, con este reparto, no es esa poca virtud: siempre jugó a su favor- más que en sacar sutilezas orquestales de la partitura verdiana.
Desde luego que el mero hecho de subir esta ópera complicadísima a un escenario ya merece admiración y hay que tener en cuenta que llevaba ausente de la ciudad demasiados años; pero, con todo, si uno se detiene a analizar la versión en su totalidad –salvo por puntuales excepciones- el resumen podría ser que se asistió a una interpretación más marcada por el exceso de decibelios que por la fineza y sutileza del canto. El público estuvo bastante frío durante la representación y algo más generoso al final, aunque lejos de las prolongadísimas y sonoras ovaciones de otras ocasiones.
Teatro Colón, A Coruña. 3 de septiembre de 2022. La forza del destino de Giuseppe Verdi Versión de concierto. Dirección Musical: Giuseppe Finzi. Elenco: Alejandro Roy, Angela Meade, Borja Quiza, Luiz-Ottavio Faria, Luis Cansino, Ginger Costa-Jackson, Alejandro Baliñas, Moisés Marín, Mónica Redondo, Gabriel Alonso. Coro de la Sinfónica de Galicia. Orquesta Sinfónica de Galicia. Temporada Lírica de A Coruña. OW