Carmen Aparicio. Soprano

Carmen-Aparicio
Llego al teatro apenas dos horas antes de “La Verbena de la Paloma”. Ella me asegura que no hay ningún problema, es una parte que conoce y domina a la perfección. “Siempre llego al teatro dos horas antes de la función”, me asegura. Esta gran dama de la Lírica española me recibe en su camerino y mientras se maquilla pasamos una hora larga hablando no sólo de ópera, de zarzuela, de conciertos, de música y actuaciones, sino de la vida, de la industria de la Lírica en España, del amor, la esperanza y la nostalgia.

Y me cuenta que tras finalizar sus estudios en la Escuela Superior de Canto de Madrid, canta su repertorio, tanto de zarzuela como de ópera, por toda España y Sudamérica, interpretando roles tan diversos como la alegre Mari Pepa de “La revoltosa”, la inteligente y locuaz Paloma de “El barberillo de Lavapiés”, la seria Sagrario de “La rosa del azafrán”, o la triste Dolorosa de la obra homónima, demostrando ser, además de una versátil cantante, una actriz consumada. Que ofrece conciertos en diversas ciudades de España, como Valladolid, La Coruña, Santander, Sevilla y Madrid, así como recitales en Japón, Italia, Colombia, México y Argentina, y que ha compartido escenario con grandes de la lírica como Diana Soviero, Viorica Cortes, María Bayo, Ainhoa Arteta, Alfredo Kraus, Placido Domingo, Jhon Ranwsley o Carlos Chausson, y trabajado a las órdenes de directores musicales tan importantes como Odón Alonso, reciente y tristemente fallecido, Enrique García Asensio, Miguel Roa, M. Valdés, Miguel Ángel Gómez Martínez o Marco Armiliato, y de grandísimos directores de escena como Emilio Sagi, Lluis Pascual, Miguel Narros,  Constatino Juri o Luis Iturri.

Entrando en el terreno personal, siempre entretejido con la Lírica, me cuenta que conoció a su marido, el Barítono Santos Ariño, cantando “El Caserío” en el Arriaga, el año 91, bajo las órdenes de Marco Armiliato e Iturri. Le pido que haga memoria y recuerda una “Bohème” en Los Veranos de la Villa de Madrid de La Corrala, en el 85, con Ricardo Muñiz y Milagros Martín, a las órdenes de Miguel Narros. Me habla del “Rigoletto” de Alfredo Kraus y Victoria Vergara en el Teatro de la Zarzuela, de la Novicia de “Suor Angelica” o del Paje de “Rigoletto” en sus inicios, cuando apenas tenía 18 años…

Su agente, Alfonso Leoz, la lleva por toda España, hasta que recala en una “Tabernera” junto a Ignacio Encinas en el Arriaga a las órdenes de Ruiz Laorden.

En el verano del 86 debuta todo su repertorio de zarzuela (“Luisa Fernanda”, “Bohemios”, “La canción del olvido”, “Katiuska”) en el Gran Teatro de Córdoba, un nuevo título cada semana, “con dos ensayos en sala”.

En el terreno de las anécdotas, me habla de la puntualidad de Alfredo Kraus: en un ensayo sólo estaban él y ella, cuando todo el elenco estaba citado. Alfredo le consultó la hora y dijo que se iba. Y así fue.

La Expo de Sevilla: canta una Antología en Homenaje a José Tamayo junto a Carreras, Domingo, Kraus y Caballé. “Todos eran muy cercanos y cariñosos”.

“A veces los aficionados tratan mejor el género que muchos profesionales”, me confiesa, en referencia a los cortes que sobre los textos se vienen llevando a cabo en muchas producciones, algo que considera una auténtica “mutilación” artística. “Hoy va completa”, me asegura.

Pero también hay anécdotas tristes, en ese entramado ópera-vida que es indisoluble en la vida de todo cantante lírico: año 92, va a cantar una función de “La Bohème” en el Arriaga, y Ainhoa Arteta las otras dos. A 10 días de su debut como Mimí Lius Iturri le comunica que Arteta ha decidido cantar las tres funciones. Le ofrece Museta. Hace dos de las tres funciones con el nuevo rol, montado en 10 días. La otra la hace María José Sánchez. “Estaba embarazada, y toda aquella tensión hizo que perdiera el bebé. El mismo teatro me sirvió de anestesia hasta que llegó Maite”. Cuando la pequeña tenía un año, vuelve al Arriaga a cantar la “Manon” de Massenet, junto a Carlos Álvarez y Andeka Azurmendi.

Continuando con las anécdotas, me cuenta que “en México los taxistas iban con pistola y sin asiento de copiloto”, que “en Polonia, donde había una extrema pobreza, nos llevaron a ver unas minas antes de la función”, que en Colombia el Director Artístico del Teatro les prohibió que visitaran las Cataratas de Iguazú, salvándoles así la vida, porque el avión que iban a coger se cayó. En Los Ángeles preguntó por el célebre Paseo de las Estrellas y le dijeron: “¡Estás en él!” Se llevó un gran chasco: se trataba de una calle normal y corriente. Sí recuerda con cariño su paso por los Universal Studios. En Washington el Teatro, al aire libre, se desmontaba a finales del verano. Pasó 40 días en Japón, en una época en que había 40 terremotos diarios. “Los japoneses son muy rigurosos con el horario. Fue un auténtico Tour de force. Adoran la zarzuela, y en EEUU se vuelven locos con “Las bodas de Luis Alonso” o “El Gato Montés””.

“El género se está disolviendo, hay una manifiesta falta de interés en mantenerlo vivo. En la zarzuela hace falta un actor que cante que te mueres. Hay una gran confusión en las voces, sobre todo entre sopranos y mezzos: es más importante que des el tipo. Tampoco hay profesores de canto. Las obras se aprenden y debutan en cuatro días. Las voces mueren, caen en menos tiempo. La carrera del cantante de hoy es de 10 años. Los jóvenes cantantes están sin guía, se ha perdido el fundamento del canto. Confío en que alguien inteligente y con amor al canto reconduzca a los jóvenes cantantes de modo que vuelvan a primar el canto y la voz”.

“Deberían hacerse conciertos gratuitos para niños”.

Otra anécdota: Luis Lima, Expo de Sevilla, no se encuentra bien, le dice a Leoz que no canta. Saura le dice que empiece, como hiciera Pedro Lavirgen unos días antes. Éste no pudo concluir su actuación. Lima se enfadó muchísimo y empezó a hacer abdominales como un loco. Consumó una de sus actuaciones más memorables.

“Plácido, que me llamaba “Capullito de mis flores”, a cuenta de un cuarteto que hicimos, me dijo en una ocasión, en referencia al dúo de “La venta de los gatos”: “Me lo aprendo por ti. Si ves que me atranco en la letra…” y, efectivamente, así fue. En cierta ocasión todos cantaron zarzuela menos Kraus, y Placido dijo: “Ahora me entero de que “Orfeo” es zarzuela”.

En 2009 hizo su debut en Roma cantando “Tosca”, consiguiendo un gran triunfo. En mayo de 2010 debuta “La Traviata”. Al final de la tercera función todo el público en pie saludaba su gran actuación. En agosto de 2010  intervino en una gran producción de “La del Soto del Parral” en el Euskalduna. En 2011 debutó dos nuevos roles verdianos, incorporándolos a su repertorio: Desdemona (“Otello”) y Elisabetta (“Don Carlo”). El pasado año además de conciertos en varias ciudades de España y diversas funciones de Los Gavilanes y Luisa Fernanda vuelve a cantar “Tosca”.

Pero tal vez lo más importante para que haya tenido lugar nuestro encuentro haya sido que he tenido el honor de compartir escenario con ella, y puedo decir que siempre, sin excepción, desde que la conozco, ha mostrado un canto elegante, grande, generoso, y sus actuaciones han sido impecables y memorables. Y no sólo eso, sino que nos ayuda a los más jóvenes en todos los aspectos que, como dice ella, hoy en día se descuidan por desconocimiento.

Ha sido un honor haber compartido con ella tantos momentos inolvidables. En apenas una hora la veré y escucharé con deleite. Y espero que quienes leáis estas líneas también, si no lo habéis hecho ya, porque realmente merece la pena.

Un beso, Carmen, ojalá coincidamos en breve sobre el escenario. Siempre es y será un honor.

Alberto Núñez