Carta abierta de Antonio Moral tras el estreno en Madrid de «Moisés y Aarón» de Arnold Schoenberg

LA ACCIDENTADA HISTORIA DE MOISÉS Y AARÓN EN MADRID

 

Referente a las informaciones aparecidas el pasado fin de semana en diversos medios de comunicación a cerca del estreno en el Teatro Real de Madrid de la ópera Moisés y Aarón de Arnold Schoenberg me gustaría aclarar y matizar algunas de las informaciones y reflexiones vertidas por el Sr. Gerard Mortier, actual director artístico del coliseo madrileño, durante la rueda de prensa previa a su estreno el pasado 7 de septiembre.

 

Afirma el Sr. Mortier que «fue una locura estúpida que Moral programara Moisés y Aarón en el Real». En mi modesta opinión no fue una «locura» la idea de programar este título fundamental del siglo XX en el Teatro Real ni tampoco era un proyecto «estúpido» y mucho menos improvisado.

 

Me explico: La idea de estrenar Moisés y Aarón en el Teatro Real se fraguó ya en la época del Maestro García Navarro, que no pudo llevar a cabo el estreno a causa de su repentina desaparición. El Sr. Emilio Sagi recogió el testigo con entusiasmo e inició las primeras conversaciones con Ioan Holender, entonces director de la Opera de Viena, para coproducir una nuevo montaje de esta ópera que sería dirigido por Willy Decker y estrenado, además de Viena, en Madrid y Roma. Como no podía ser de otra manera, retomé y concluí las negociaciones tras mi incorporación al Teatro Real como director artístico en septiembre 2005, pues siempre pensé que se trataba de un titulo esencial del repertorio operístico del siglo XX y que no era de recibo que aún permaneciera inédito en Madrid. Cerramos las condiciones de la coproducción y fijamos la fecha del estreno en Madrid para los primeros días del mes de octubre de 2009, como inauguración de la nueva temporada, con el fin de disponer del tiempo necesario para preparar la ópera en las mejores condiciones y siempre contando con los conjuntos estables del teatro. Los problemas surgidos –y ya conocidos por todos– con el antiguo Coro del Teatro Real nos hizo cambiar de planes y posponer su estreno para la temporada siguiente, en concreto para el 25 de abril de 2011 con un total de ocho funciones y un reparto encabezado por Franz Grundheber (Moisés) y Robert Brubaker (Aarón). La dirección musical era de Paul Daniel y la escénica de Reto Nickler, quien se hizo cargo de la producción en medio de los ensayos vieneses tras la renuncia de Willy Decker tres semanas antes del estreno, previsto el 3 de junio de 2006, por incumplimiento del plan de ensayos original del coro que se había pactado con la dirección de la Staatsoper vienesa. Willy Decker, que sí se había comprometido a dirigir su producción en Madrid, se retiró del proyecto justo en el momento que llegó el cambio de dirección artística en el Teatro Real y puso en marcha una nueva producción que se estrenó el 22 de agosto de 2009 en el Festival Rhur Trienale, del que fue su director artístico.

 

A pesar de los cambios surgidos en la dirección de escena, la producción funcionó estupendamente, como pudimos comprobar en el exitoso estreno vienés (del que existe un testimonio vivo recogido en un DVD comercial editado por el sello Arthaus Musik) y en reposiciones posteriores. Por todo ello decidimos mantener el estreno en Madrid con el nuevo Coro del Teatro Real, al que se sumarían el Coro de la Comunidad de Madrid y el Coro Filarmónico Eslovaco (que siempre lo ha interpretado en Viena junto al titular de la Ópera). El nuevo coro tenía por delante dos años completos para preparar la difícil partitura mediante un riguroso plan de ensayos, diseñado por el anterior director del coro, Peter Burian, junto a los dos coros invitados y la Orquesta Titular del Teatro Real. De hecho, la temporada 2010/11 se diseño toda ella en función de las representaciones de esta gran ópera, con el fin de que el coro dispusiera del tiempo suficiente para su completa preparación. Con la llegada de la nueva dirección artística, el primer proyecto que se cayó del cartel fue precisamente Moses und Aron. La razón oficial que se dio fue siempre la misma: «que el Coro del Teatro Real no podía cantarla». El pequeño detalle es que en aquel momento no existía todavía el coro que la tenía que cantar. Pero los responsables musicales y artísticos de entonces teníamos muy claro que la calidad del nuevo coro estaba más que asegurada (como de hecho ha sucedido) y que se podía acometer con un margen suficiente de riesgo y que ahora se ha calificado descortésmente como «estúpida locura». Así tres años después la actual dirección artística del Teatro Real ha preferido contar con dos conjuntos foráneos para culminar el estreno madrileño de Moisés y Aarón en versión de concierto. Es una opción diferente sin duda. Ni mejor ni peor,  aunque personalmente sigo pensando que es una lástima que los conjuntos estables del teatro, que se encuentran en un momento musical estupendo (como cada día no se cansa de pregonar el Sr. Mortier) no hayan podido demostrar su gran potencial ahora que se cumplen los quince años de la reapertura del Teatro Real como coliseo operístico.

 

Por último, me gustaría aclarar las cifras de la coproducción que se dieron erróneamente en la citada rueda de prensa y que no se corresponden en absoluto con la realidad. El coste real de la coproducción de Moses und Aron no fue de 410.000 Euros, como afirmó el Sr. Mortier, con una aportación del Teatro Real de 300.000 Euros, pues todo ello puede llevar a una maquiavélica interpretación de los números y la financiación del proyecto. No es lo mismo financiar la producción a la Ópera de Viena por parte del Teatro Real en un 73%, que aportar apenas un 30% de los costes de la misma. El coste final de la producción, diseñada por Wolfgang Gussmann [colaborador habitual de Willy Decker] ascendió a un total 1.016.580,26 Euros, divididos en dos partidas: 445.285,96 Euros para el vestuario y 571.294,30 euros para la escenografía, vídeo e iluminación. El presupuesto de partida era de 800.000 Euros, pero al final el proyecto se encareció sensiblemente y la Ópera de Roma se retiró del proyecto debido a los recortes y los porcentajes de propiedad de la coproducción quedaron en un 70,49% para la Ópera de Viena, que aportó 716.580,26 Euros, y un 29,51% para el Teatro Real que se comprometió contractualmente con una aportación económica máxima de 300.000 Euros, a pesar del encarecimiento surgido para representar las ocho funciones escénicas previstas en el Teatro Real. Una cantidad sin duda importante, que no ha servido para nada, y a la que hoy habría que sumar los 487.000 Euros que han costado, según varios medios de comunicación, las dos funciones en versión de concierto que se acaban de ofrecer.

 

En fin, no se trata de polemizar en absoluto con estas líneas, sino tan solo de aclarar los costes reales y las peculiares condiciones en las que se gestó esta accidentada producción de Moses und Aron, sin duda un título fundamental del siglo XX que al fin se ha estrenado en Madrid, aunque no de la manera que a muchos aficionados nos hubiera gustado. Pero esto último es ya una opinión personal.

 

Antonio Moral

Director artístico del Teatro Real de 2005 a 2010