CHOPIN: Ètudes.
JAN LISIECKI, piano.
DEUTSCHE GRAMMOPHON 00289 479 1039 (Universal). 2013. 60´18”.
Fryderyk Chopin (1810-1849) compuso estos Ètudes en su adolescencia. Si los Op.10 (1833) -dedicados a Franz Liszt- fueron la transición de Chopin a la madurez musical, los Op.25 (1837) pueden considerarse como la culminación de esta evolución, en estas pequeñas obras se desarrollan las capacidades técnicas y expresivas del intérprete, son una de las piezas más complicadas y al mismo tiempo sugerentes del repertorio para piano y ofrecen una enorme satisfacción como piezas para concierto. Decía Ferruccio Busoni que Chopin (junto a Beethoven y Liszt) eran tales genios del piano, que escribieron una literatura propia.
El canadiense de origen polaco Jan Lisiecki ya tenía un álbum con dos conciertos para piano de Mozart con Deutsche Grammophon pero en esta ocasión se enfrenta a esta grabación sin orquesta, él solo con su instrumento en el Koerner Hall, en el corazón del Conservatorio Glenn Gould en Toronto el cual posee una excelente acústica.
Los Ètudes son piezas cortas, generalmente de menos de tres minutos y cada uno de ellos se transforma en una unidad independiente del conjunto dando lugar a pequeñas obras maestras, Lisiecki sabe otorgarles armornía y expresividad y su perfecta técnica es notoria desde el Op.10 Nº1(un estudio sumamente exigente apodado «Waterfall» o «Cascada»), destaca con vigor su destreza en las piezas más lentas por ejemplo en el popular Op. Nº3 “Tristesse”, una pieza caracterizada por su melancolía y emoción.
Musicalmente sobresale, aún más, en los Op.25, fueron compuestos en París durante los años 1834 a 1836, el Op.25 Nº1 consiste en arpegios rápidos que Lisiecki interpreta muy bien, el Nº 9 resulta maravilloso y el pianista consigue darle un toque único.
En suma un magnífico disco de una profunda madurez con una actuación elegante, poética y exquisita.
Laura del Moral.