El pianista canario Iván Martín lleva de nuevo su arte al disco para presentar los dos primeros conciertos para piano de Ludwig van Beethoven, de la mano del sello Sony Classical. Se trata de una versión fresca y actual de estas obras, que sale al paso de las comparaciones a otras grabaciones de referencia por su homogeneidad interpretativa y por el destacado rendimiento de la Orquesta Sinfónica de Galicia.
Iván Martín es hoy, sin duda, uno de los pianistas de referencia en España, y uno de los activos musicales que con mayor acierto está sabiendo orientar su producción discográfica. Tras un primer disco dedicado a las sonatas de Antonio Soler, y sus incursiones en la música infrecuente tanto contemporánea como clásica, el pianista ha hecho que su fama de rehabilitador o cruzado de las músicas minoritarias se acreciente hasta la fecha.
Ahora ofrece un compacto con dos obras eternas cuyos caminos fueron ya hollados por los mejores; y en los que, según parece demostrar Martín, aún no está todo dicho. En la versión que propone el canario destaca el descaro en la búsqueda una sonoridad sincera y limpia; algo así como una hipersinceridad posmoderna. El disco es pura espontaneidad, un invento hecho a partir de algo conocido, pero que pone de relieve un gusto curioso por buscar la raíz semántica de Beethoven más allá de la perfección estética.
Acaso la muerte de la música culta pueda acaecer tras el triunfo del conformismo con las obras de referencia, que marcaron la edad de oro de la producción discográfica a mediados el siglo XX. De esta decadencia, de la muerte necesaria por inanición de un arte nacido para interpretarse hasta el infinito, han venido a salvarnos los músicos jóvenes. Se terminó hace mucho el tiempo en el que grabar un disco era participar en una carrera de caballos hacia la perfección absoluta, y en el que la escucha se convertía en una escalada en el que cada nuevo paso tenía que darse sólo si el siguiente se superaba, siempre en camino hacia la cumbre. Como demuestra este trabajo de Iván Martín y la Orquesta de Sinfónica de Galicia, sale rentable dirigirse a un público tangible y sin complejos, sediento de experiencias musicales de calidad sincera y auténtica.
Este disco de conciertos para piano y orquesta parece aliviar el peso de una música que soportaba la carga de todo un siglo de interpretaciones de precisión quirúrgica. La vuelve a ofrecer a un público más universal (renovado), siguiendo la intención gnoseológica de Beethoven. De esta manera, reclama del que escucha paciencia e imaginación; e imprime en los que lo acogen la satisfacción del hallazgo, más allá de las imperfecciones.
Carlos Javier López Sánchez @CarlosJavierLS