Cecilia Bartoli, de Venecia a San Petersburgo pasando por el Palau de la Música

Cecilia Bartoli, de Venecia a San Petesburgo pasando por el Palau de la Música
Cecilia Bartoli, de Venecia a San Petesburgo pasando por el Palau de la Música

La gran mezzo Cecilia Bartoli volvió al ciclo estrella del Palau de la Música Catalana con un magnífico concierto que unió el barroco de Vivaldi con otros compositores del clasicismo que sirvieron en la corte de las zarinas de Rusia en el s.XVIII y acompañados por la impresionante formación orquestal I Barrocchisti bajo la batuta de Diego Fasolis.

Cada visita de la mezzo romana a la ciudad condal es todo un acontecimiento que provoca la venta absoluta de todas las entradas y esta ocasión no ha sido una excepción.

Algunos pueden pensar que su voz es más o menos agradable y homogénea, otros que su proyección es deficiente en auditorios grandes pero lo que nadie a día de hoy puede cuestionar son tres aspectos que la hacen una referente en el canto mundial: su espectacular técnica más allá de la velocidad de emisión de decenas de notas por segundo y tras muchos años de carrera. Igualmente su carisma y simpatía que sabe meterse en el bolsillo hasta el espectador más escéptico. Y por último el interés de sus programas donde siempre aporta nuevas perlas a un collar que parece nunca acabar tras sus búsquedas por archivos y bibliotecas.

Ojalá que alguien de su círculo más cercano le abriera el apetito investigador a la ingente cantidad de partituras de ópera española y zarzuela del XVIII y XIX que seguro que la sorprendería y se lanzaría de cabeza a un nuevo proyecto discográfico con su consecuente gira y conocimiento de los melómanos mundiales de este repertorio tan válido como desconocido.

El programa que ofreció en el Palau se centró en ocho compositores de un arco temporal de 1678 con el nacimiento de Vivaldi hasta 1783 muerte de Johann Adolf Hasse con dos estéticas que se solaparon desde el barroco pleno hasta el clasicismo más elegante.

Comenzaremos por destacar que el gran éxito del concierto fue compartido con la formación suiza de instrumentos históricos I Barrochisti bajo la dirección del director y organista de Lugano, Diego Fasolis, que impuso estilo, vida y pasión a cada una de las piezas tanto las en el acompañamiento de la cantante como en las Oberturas, Concierto y Marcha de interpretación puramente instrumental con una concertino de lujo y unos solistas de calidad e implicación musical impresionantes.

Tras la Obertura de la ópera Farnace y con la interpretación tras tres arias del Concerto alla Rustica RV151 se ofrecieron cinco arias del prete rosso entre las que destacamos los legatos de “Sol da te, mio dolce amore” de Orlando furioso con el acompañamiento espectacular del flauta solista y la archipopular por su grabación “The Vivaldi Album” hace más de 16 años “Agitata da due venti” con la misma frescura y velocidad de esas imposibles cadencias y da capos de su versión original.

Cecilia Bartoli, de Venecia a San Petesburgo pasando por el Palau de la Música
Cecilia Bartoli, de Venecia a San Petesburgo pasando por el Palau de la Música

El dramatismo de “Gelido in ogni vena” de Farnace se saldó con la cómica interpretación acompañándose ella misma con una pandereta en “Sventurata navicella” del Giustino vivaldiano.

Para cerrar la primera parte dos arias del compositor alemán Hermann Raupach instalado en la corte zarista antes de visitar París e improvisar al clave a cuatro manos con Mozart.

De este compositor nos ofreció “O placido il mare” de Siroe, llena de virtuosismo y teatralidad en contraposición del aria “Id una smert” de una de las primeras óperas en ruso, Altsesta más pausada y con gran importancia del recitado textual.

Tras la obertura de Iphigenia in Tauride de Galuppi que abrió la segunda parte nos ofreció uno de los momentos más sentidos de la velada con el aria “Pastor che a notte ombrosa” de Francesco Domenico Araia, compositor siciliano que compuso la primera ópera en ruso, en un dúo de cantante y oboe que convirtió el Palau en un jardín reino de la música, de pájaros y del perfume de las flores nocturnas y del juego de luces que acompañó esta partitura llena de retorica musical bucólica.

Casi seis décadas antes que Mozart compusiera La Clemenza di Tito otro compositor del ámbito germánico, Johann Adolf Hasse, compuso esta ópera homónima estrenada en Pésaro con otros dos estrenos en Dresden y Nápoles tras las correspondientes revisiones y de la cual se nos ofreció su Obertura y dos arias del personaje Sesto que en origen fue interpretado por el famoso castrati Carestini destacando en la segunda “Vò disperato a morto” donde Bartoli demostró una vez más el animal de escena que es.

La participación de la orquesta sin la cantante concluyó con la obertura de Bellerofonte de Araia demostrando una vez más el gesto preciso y expresivo de Fagiolis con unos resultados dinámicos, tímbricos y de colores orquestales apropiados a las diferentes y cambiantes exigencias de los compositores. Una orquesta y director de lujo.

El aria “Nobil onda” del gran Pórpora cerró el programa, no así el concierto que se prolongo con otra aria de Steffani “Ah facile Vittoria” en un duelo típicamente barroco entre voz y trompeta solista donde reino el humor de la diva ante las improvisaciones jazzísticas del trompetista con un instrumento sin pistones, verdadero alarde técnico que dejó a la mezzo sin posibilidades de superar.

El concierto se cerró con otro bis de ópera en ruso y que demostró que ni el catarro de la diva anunciado al principio del concierto por el director artístico del Palau pudo ensombrecer una velada llena de buena música y de nuevas perlas para adornar la belleza canora de Cecilia Bartoli.

Robert Benito

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