Cecilia Valdés enamoró al público de Andorra

Como broche inmejorable la Associació Andorra Lírica cierra su sexta temporada con un éxito notable en medio de las dificultades en los tiempos de esta pandemia poniendo en escena durante dos jornadas la zarzuela cubana Cecilia Valdés del maestro Gonzalo Roig, estrenada hace noventa años en La Habana.

En primer plano y de izquierda a derecha: Deneb García (Nemesia), Néstor Pindado (José Dolores Pimienta) y Jonaina Salvador (Cecilia Valdés) Cecilia Valdés enamoró al público de Andorra

Si a comienzos del año pasado llegaba al Teatro de la Zarzuela de Madrid la primera zarzuela de tradición cubana, Cecilia Valdés, esta primavera la historia desgraciada de esta mujer ha traspasado nuevamente el Atlántico para establecerse en los Pirineos andorranos durante estas primeras semanas de mayo en una nueva producción que ha corrido a cabo de la mano de dos expertos en el genero, Federico Figueroa en la parte de revisión del libreto y dirección escénica y Yhovani Duarte como director musical.

En un mundo tristemente globalizado donde se pierden los orígenes y lo original en beneficio de lo standard y lo comercial a veces surgen pequeños milagros fruto de sinergias e iniciativas que sólo merecen reconocimiento y apoyo como en la producción que nos ocupa.

Jonaina Salvador (Cecilia) y Andrés Sánchez (Leonardo) Cecilia Valdés enamoró al público de Andorra

La pandemia que tristemente se lleva vidas cada día ha despertado la solidaridad y la empatía de muchas personas y artistas como la soprano Jonaina Salvador que desde su balcón quiso agradecer a los sanitarios cubanos que ayudaban en su Andorra natal cantando algunas canciones y romanzas de zarzuela de origen latinoamericano y especialmente cubano. Este detalle de bálsamo musical traspasó fronteras y llegó a oídos de otro tenor cubano que hacía lo mismo en su Habana natal, Andrés Sanchez y que acabaría interpretando en Andorra el personaje masculino principal de esta zarzuela cubana. Y los astros se aliaron para que como fruto de una conferencia política iberoamericana celebrada en Andorra se establecieran las bases para una colaboración entre el Teatro Lírico de la Habana y esta asociación lírica andorrana. Y una última iniciativa del incansable trabajo de la presidenta de esta Asociación lírica, Jonaina Salvador, que en la presente temporada ha firmado un convenio con la Fundación del Conservatorio Superior del Liceu de Barcelona para que estudiantes del grado superior colaboren y puedan vivir desde dentro una producción lírica de calidad.

Generosidad, sinergias, contactos y trabajo bien hecho han dado como fruto unas representaciones de esta zarzuela cubana en el Centre Cultural i de Congressos Laurèdia de Sant Juliá de Lòria en lo que ha supuesto el estreno de esta zarzuela en tierras andorranas.

Marta Moreno (Adela Gamboa), Andrés Sánchez (Leonardo) y Annabel Cabañes (Rosa Sandoval) Cecilia Valdés enamoró al público de Andorra

La producción que pudimos ver se podría definir como digna, clara y musicalmente correcta. Las proyecciones basadas en grabados de la época de la novela original Cecilia Valdés o la Loma del Ángel de Cirilo Villaverde en la que está basada la zarzuela fueron el marco guía que nos situaba en los continuos cambios de espacio de que consta esta zarzuela dividida en un prólogo, dos actos, con epílogo y apoteosis diseñados por el escenógrafo y figurinista Antonio Bartolo.

Hay que destacar el buen trabajo de revisión del director de escena Federico Figueroa que adaptándose a las exigencias de los tiempos Covid tuvo que presentar una obra de grandes dimensiones en un tiempo más reducido sin que se perdiera ni la esencia ni la energía dramática de la obra. Este buen trabajo se vió igualmente en una exigencia con buenos frutos de una dicción caribeña por parte de todos los cantantes y actores andorranos que consiguieron una inmersión en la Cuba del XIX con muy buenos resultados.

Un momento de la danza afro-caribeña Cecilia Valdés enamoró al público de Andorra

La Associació Andorra Lírica tiene en sus estatutos desde su origen una gran vocación pedagógica y social que imbrica la música con un gran tejido social uniendo gentes de diferentes edades, desde niños a adultos, de diferentes clase social y profesiones bajo el amplio paraguas de la expresión y experiencia musical a través de la lírica sin descuidar unos buenos resultados musicales. Esto se tradujo en la representación de la zarzuela Cecilia Valdés con la participación del Coro Adulto y Joven de la Ópera de Andorra, el Coro de jóvenes del Colegio de Sant Ermengol y la colaboración absolutamente fantástica de la parte de danza del Esbart Laurèdia que llenaron el escenario de entusiasmo y presencia escénica en un título en el que las masas corales y de danza son fundamentales.

Cecilia Valdés es la historia triste de la mujer engañada, primero lo fue su madre, y después lo sufrirá en sus carnes al enamorarse del que sin saberlo es su hermanastro y de cuya relación saldrá una criatura. Si bien es verdad que la novela original se centra más en la crueldad del racismo y de la esclavitud, la zarzuela de Roig se edulcora centrándose como tantas obras líricas en el cuadrado amoroso entre la protagonista Cecilia, su amado el rico Leonardo que acaba casándose con la rica indiana Isabel y el pobre mulato Pimienta que acabará asesinando por venganza a Leonardo con una ambientación rica en músicas variadas que describe perfectamente los dos mundos de la Cuba colonial del XIX, los ricos terratenientes con sus vestidos, fiestas, danzas europeas contraponiéndose a las costumbres y manifestaciones musicales y de danza de los esclavos más tribales y de origen africano.

El Esbart Lauredià bailando con Cecilia Valdés enamoró al público de Andorra

Cecilia Valdés es una obra de una gran exigencia de personajes ya que además de los cuatro principales, se le ha de añadir cerca de una veintena de partiquinos exigentes en sus intervenciones tanto escénicas como musicales y que fueron correctamente defendidos por los cuerpos estables de la asociación destacando las prestaciones de Francisco Amat en su brillante Canción del esclavo, así como el cómico Adriá Más como Tirso, el cuarteto de Isabel (Laia Mata)-Leonardo (Andrés Sanchez)-Solfa (Albert Contel)-Meneses (Jordi Ferrer) o la gran presencia escénica del actor Ramón Ribó como el esclavista Cándido Gamboa.

El barítono barcelonés Nestor Pindado fue un sentido José Dolores Pimienta que supo mezclar su conseguido acento cubano con un gran sentido musical en su exigente romanza “Dulce quimera” demostrando su seguridad técnica con un timbre aterciopelado en todo su registro.

El joven tenor cubano Andrés Sánchez supo encarnar las diferentes caras de su poliédrico personaje de Leonardo Gamboa tanto desde la elegancia de su presencia escénica como de una entrega vocal ductil en su “Canto a la Habana” del primer acto como pasional en sus dúos con las dos mujeres a las que pretende conquistar y engañar. Una voz interesante que tenor lírico que esperemos no se malogre por afrontar roles más dramáticos de lo que le conviene a su instrumento y edad.

Cecilia Valdés enamoró al público de Andorra
Jonaina Salvador y Andrés Sánchez como Cecilia y Leonardo Cecilia Valdés enamoró al público de Andorra

La soprano andorrana Jonaina Salvador interpretó una Cecilia rica en matices escénicos, segura técnicamente y con una gran línea de canto, ofreciendo en cada una de sus intervenciones el tono adecuado, pasando de la frescura descarada de su romanza de entrada, a la pasión del dúo con el tenor que cierra el primer acto, la intimidad amorosa de la Canción de cuna y aria “Porque triste y afligido”, para acabar con la desesperación de la apoteosis final.

Como ya dijimos al principio de esta reseña detrás y debajo de lo que se ve estuvieron dos grandes profesionales que tuvieron que adaptarse y poner su experiencia, criterio y recursos a las limitaciones de la producción. Y es así que el arreglo instrumental para cinco músicos de la partitura orquestal quedó correcto aunque se perdieran colores y riqueza tímbrica del original, pero hay que destacar un perfecto trabajo de acompañamiento y concertación del maestro Yhovani Duarte de los numerosos colectivos que participaron tanto cantando como bailando. Ojalá podamos disfrutar de este director tan interesante de precisión, gesto y musicalidad en otras producciones.

El trabajo detallista del director de escena mexicano Federico Figueroa, gran conocedor y amante del género lírico, estuvo lleno de aciertos respetando las costumbres y vivencias del libreto original pero añadiendo detalles fruto de una minuciosa investigación de la cultura y tradiciones populares del XIX cubano. Ofreció un espectáculo dinámico, contrastante, equilibrado y sacando el máximo partido y entrega de cada uno de los muchos y variados colectivos que integran la Asociación Andorra Lírica y participaron en esta producción. Se ayudó de un diseño de iluminación variado que realzó los diferentes climas dramáticos de la acción y de la música, combinándolos con un atrezzo tan sencillo como imprescindible. Se completó con una buena y minuciosa dirección de actores y coro que tuvo como resultado el reconocimiento del público en largos e intensos aplausos al final de la representación.

Leonardo (Andrés Sánchez) yace a los pies de Cecilia (Jonaina Salvador) y de José Dolores Pimienta (Néstro Pindado) Cecilia Valdés enamoró al público de Andorra

Sería injusto acabar esta reseña sin una nueva valoración positiva del trabajo ímprobo, constante, entusiasta y positivo de la presidenta de esta Asociación, Jonaina Salvador, en pro del género lírico y que esperemos que cuente cada vez más con apoyos institucionales y del empresariado privado para llevar adelante un proyecto inclusivo y trasversal que va más allá de la lírica y de la música, que hace más grande a un pequeño país.

                                                                                   Robert Benito