Concierto de la OBC en la Sagrada Familia

Concierto de la OBC en la Sagrada Familia
Escena del concierto de la OBC en la Sagrada Familia

De una manera brillante, cercana y espectacular ha querido la OBC (Orquestra Sinfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya) comenzar la nueva etapa de su titular, Kazushi Ono, en esta temporada 2015-16. A saber, un concierto gratuito para el público de Barcelona en el templo de la Sagrada Familia con piezas de los s.XVIII al XX.

El programa era toda una declaración de intenciones con una partitura de un compositor catalán, otra de un compositor japonés, ambos del s.XX, y se cerraba el concierto con una obra religiosa francesa del XIX en las voces de solistas y coros catalanes que serán los ejes y acentos de la programación de esta temporada de este director con su nueva orquesta.

El marco del concierto era de los calificados como inmejorables y sugerentes si bien su acústica puso a prueba la pericia de los técnicos de sonido que lo grababan para un posterior video que se comerciará en fechas próximas a nivel internacional.

Improvisation I, para gran órgano, fue la pieza que abrió el concierto y que fue interpretada por el organista titular de la Basílica, el valenciano Juan de la Rubia.

Esta obra compuesta en 1999 por Bernat Vivancos Farrás, compositor barcelonés de gran trayectoria y reconocimiento internacional nos introdujo en el el marco espacial y sonoro del concierto siguiendo esa gran tradición ya iniciada en el barroco del arte de la improvisación que ha llegado a nuestros días por todos los instrumentistas a través de las cadencias de los conciertos y especialmente en el mundo organístico con piezas improvisadas a partir de una melodía gregoriana o de otra estética. En el caso que nos ocupa Juan de la Rubia aunó su calidad de gran intérprete técnico con un toque de puesta en escena casi jazzística que pudimos ver a través de los monitores que estaban repartidos por toda la basílica para facilitar el seguimiento del concierto por parte del público que llenaba absolutamente el templo y que habían solicitado su invitación hacía meses.

Concierto de la OBC en la Sagrada Familia
Escena del concierto de la OBC en la Sagrada Familia

Del instrumento rey se paso a dos composiciones de la serie Signals from Heaven para formación de metales en dos coros a modo de la tradición de la escuela veneciana de los Gabrielli pero compuestas a finales de la década de los ochenta del pasado siglo por el japonés Toru Takemitsu que nos mostraron la visión dual y complementaria tan típica del mundo japonés del día y la noche Day Signal y Night Signal donde brillaron sin ningún problema los componentes de metales de la orquesta bajo la batuta de su titular.

Siguiendo esta experiencia mística que recogía el programa llegó un clásico, el motete Exultate, jubilate, kv 158ª de W.A.Mozart interpretado por la soprano sabadelenca María Hinojosa que puso su buena técnica y correcto estilo a esta pieza llena de la alegría contenida rompiendo la frialdad inicial del concierto con prolongados aplausos a pesar de unos primeros sustos en la amplificación del sonido que se supieron solucionar rápidamente.

El concierto llegó a su fin con el Requiem, op.48 de Gabriel Faurè en su versión de orquesta sinfónica. La dirección de Ono pecó de unos tempos excesivamente lentos restando en algunos momentos intensidad musical y poniendo en peligro la afinación debido a la acustica del templo. Esto no restó calidad a la interpretación de los dos solistas, la soprano María Eugenia Boix que cantó un sentido e intimista Pie Jesu y del barítono Josep Ramón Olivé con un muy bien enfocado Libera me sabiendo equilibrar el dramatismo del texto con el topos anímico de paz que quería imprimir Faurè con esta composición religiosa. Igualmente se ha de destacar el buen maridaje de los dos coros que intervinieron en el requiem, el Cor Jove del Orfeó Català y el Cor Madrigal ofreciendo una lectura compacta a nivel de volumen sonoro y rica en cuanto a matices tímbricos desde los casi imperceptible Introitus hasta los rotundos Sanctus o los angelicales In paradisum con los que concluye este atípico requiem.

El publico aplaudió largamente a solistas , coros y orquesta a la vez que se consiguió un clima de atención y silencio típicos del lugar donde se produjo el concierto.

Felicitar a las diversas instituciones implicadas en este proyecto por el resultado y la originalidad del mismo y sobretodo por hacer partícipes a la ciudadanía desde la gratuidad de un espacio artístico que normalmente es sólo fuente de ingresos, la Sagrada Familia, y la orquesta del país, que raramente se la puede escuchar sin pagar.

¡Buena nueva temporada!

Robert Benito