Concierto de Kasushi Ono en la Opera de Lyon

Kasushi Ono. Foto: Jean Pierre Maurin
Kasushi Ono. Foto: Jean Pierre Maurin

Como aperitivo, unos días antes de la inauguración de su temporada lírica con la puesta en escena  de El Ángel de Fuego de Prokofiev, la Ópera de Lyon organizó un concierto sinfónico con su orquesta, con el principal objetivo de homenajear a su director musical desde el 2008, el japonés Kasushi Ono, quien después de esta temporada dejará su posición vacante, en el segundo teatro en importancia de Francia.  Cabe destacar el valor de este tipo de presentaciones que permiten a los músicos de la orquesta interpretar obras y repertorios a los que no están habituados, una práctica que realizan diversos teatros importantes de ópera en sus temporadas como el Metropolitan o la Ópera de San Francisco, por citar algunos; así también como el carácter formativo y de introducción a la música clásica para jóvenes y niños, que en su mayoría, llenaron el teatro. Con precios asequibles y en domingo a media tarde no había una sola butaca vacía en el teatro. El programa conformado y dirigido por el propio Ono, juntó dos importantes obras del repertorio ruso con el Concierto para trompeta y orquesta del compositor y director de orquesta francés Henri Tomasi (1901-1971) una composición lirica, colorida, serena pero de mucho virtuosismo y brillantes líneas melódicas en la que se palpa la influencia de otros compositores franceses contemporáneos de Tomasi como Debussy y Ravel. Como solista participó el trompetista principal de la Orquesta de la Ópera de Lyon, Jocelyn Mathevet. 

En el concierto se escuchó también  una vivaz y lucida interpretación del Capricho Italiano Op. 45 de Tchaikovsky, tocada en su justa medida y al unísono los diversos movimientos marciales y heroicos de la partitura.  De Sergei Prokofiev, se tocó su Sinfonía No 5  en si bemol major, op 100, grandiosa obra que constituye la cúspide de la carrera del compositor, en una ejecución que logró extraer el carácter sarcástico y mordiente de la obra, abordando de igual manera los diversos acentos heroicos y una fuerza que parece encontrar un punto en común con la obra de Tchaikovsky que le precedió en el concierto. Kashusi Ono dejó ya su sello en esta orquesta que dirigió con mano segura, bravura y admirable homogeneidad. El concierto fue breve pero dejó con un grato sabor de boca a los asistentes. Sus asignaturas antes de dejar este teatro de ópera para hacerse cargo de diversas orquestas sinfónicas de las que es titular, como la Orquesta de Barcelona y Cataluña o la Orquesta Filarmónica de Tokio, serán empuñando su batuta en las producciones de Juana de Arco de Honneger, L’Enfant et les sortilèges de Ravel, además del ya citado Ángel de Fuego de Prokofiev.

Ramón Jacques