Crítica: «Aida» en la Ópera de Las Palmas

Crítica: «Aida» Ópera Las Palmas Por José Juan Robaina Martín

Aida en la visión de José Miguel Pérez-Sierra

Los Amigos Canarios de la Ópera siempre han apostado por dar a su público calidad, por presentar a los grandes intérpretes del momento con las limitaciones económicas que inevitablemente deben padecer, pero que, a pesar de todo, saben gestionar meticulosamente, para que las grandes voces de la lírica mundial puedan ofrecer en cada temporada lo mejor de su repertorio. Gracias a este esfuerzo, en marzo de 1990 la asociación presentó unas exitosas funciones de Aida con un elenco de lujo: María Chiara, Fiorenza Cossotto, Nicola Martinucci, y Matteo Manuguerra en los papeles principales, y no fue hasta el 2020 cuando se volvió a programar, pero que quedó frustrado por ese periodo pandémico que todos sufrimos. Crítica: «Aida» Ópera Las Palmas

Una escena de "Aida" en Las Palmas / Foto: © Nacho González -ACO
Una escena de «Aida» en Las Palmas / Foto: © Nacho González – ACO

Treinta y tres años después, eL telón se ha vuelto a subir para recibir tres funciones de esta ópera, siempre complicada a la hora de encontrar el reparto ideal, dilema que ACO ha resuelto satisfactoriamente en el segundo título de la 56 Temporada de Ópera de Las Palmas de Gran Canaria, Alfredo Kraus 2023. José Miguel Pérez Sierra demostró excelencia en el podio, en su primera Aida, frente a la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, tras haberla estudiado en 2010 con el director Lorin Maazel. La impronta del maestro francés se hace presente en la particular visión que Pérez Sierra tiene de la obra verdiana. Desde el preludio ya se detecta el refinamiento, la transparencia melódica, la lectura de cada uno de los instrumentos de la orquesta y los matices. El director supo exponer en cada acto la atmósfera necesaria, avanzar y respirar con los intérpretes, sin dejar al azar ni una sola nota, ni un solo pasaje. Los tiempos fueron ideales para poder disfrutar sin atropellos del clima orquestal, de cada sonido de las cuerdas, de los oboes, de los metales, de la percusión y sobre todo del canto verdiano. Una construcción orquestal casi perfecta, y una precisión absoluta de esta extensa obra, que en lecturas de directores más afamados, no siempre se aprecian estas virtudes. 

Con una larga experiencia en el personaje, debutado en 2003, la soprano uruguaya María José Siri fue Aida. En el acto I, una apreciable falta de concentración contribuyó a que la artista no terminara de encontrarse con el personaje. En el aria “Ritorna vincitor” sonó algo fría y opaca. Fue a partir del dúo con su rival, cuando la voz empezó a hacerse más presente, defendiendo su posición vocal y escénica con más seguridad. El acto III nos mostró, al fin, a la gran intérprete que es Siri. El aria “O patria mía” cantado con melancólica expresión, fue coronada con un do agudo robusto, apoyado en una técnica vocal excelente, que iluminó la sala. Emotiva y afectada en el “Rivedrai le foreste imbalsamate” con Amonasro, sensual y decidida en “Pur ti rivego” con Radamés, y sentida y resignada en el “O terra addio”. Sin duda alguna, María José Siri, conoce bien las dificultades técnicas y estilísticas de este personaje, y sabe como convencer al público con creces, cuando se convierte en la esclava etíope. Una artista que siempre se recibe con expectación. Sergio Escobar, cantó con una afección vocal, según anunciaron por megafonía. El tenor, que tiene una bella voz, bien proyectada y sonora, se lanzó al ruedo, con grandes dificultades en la zona aguda, debido a ese estado de salud. Su Radamés quedó falto de vigor heroico y de una presencia escénica convincente. El rol, que pudo matizar poco, le superó en muchos pasajes, siendo en los dúos con Aída y Amneris donde encontró un alivio, para exponerse con un sonido más lírico, y una línea de canto más adecuada, demostrando que es en esa escritura musical donde su voz gana calidad y logra resultados más plausibles. Crítica: «Aida» Ópera Las Palmas

Una escena de "Aida" en Las Palmas / Foto: © Nacho González -ACO
Judit Kutasi y José María Siri en una escena de «Aida» en Las Palmas / Foto: © Nacho González -ACO

Tras el éxito el pasado año como Ulrica en Un ballo in maschera, regresó al escenario de la capital canaria la mezzo Judit Kutasi para meterse en la piel de Amneris. Un rol que conoce, canta bien e interpreta con autoridad. Desde el terceto, casi al comienzo de la obra, el interés se centra en la evolución del personaje que Kutasi va desarrollando en el dúo con Aida, “Fu la sorte”, pasando por la súplica a Radamés y culminando con la escena del juicio, en donde la intérprete recibió una merecida ovación. La mezzo frasea muy bien, con una voz verdiana auténtica, convincente y segura, y un registro completo en los extremos, que no pierde calidad tímbrica. Es su encarnación de hija del Rey de Egipto, más apasionada que agresiva, opción que favorece a su nivel expresivo. Una artista a tener en cuenta. No es Amonasro un rol demasiado extenso pero si lo suficientemente importante como para que el barítono Ariunbaatar Ganbaatar, titular del Teatro Mariinsky, mantuviera la atención del público en todas sus intervenciones. En su debut en la Temporada de Ópera de Las Palmas, y en Europa occidental, Ganbaatar estuvo espléndido, sin forzar el acento, virtuoso en su tesitura, con voz más que suficiente, vibrante, y metido de lleno en la recreación humana del personaje. Ovación en los saludos finales, y deseos de volver a encontrarlo en próximas temporadas. Debutaron sus roles, con gran nivel, los dos bajos del reparto, Manuel Fuentes, como Ramfis y Jeroboám Tejera como Il Re. Manuel Fuentes, con una voz densa, potente y un fiato admirable, resolvió con su sonoridad agradecida a un Ramfis, que suma a la lista, de lo que puede convertirle en unas de las voces graves operísticas más sobresalientes del panorama actual. Jeroboám Tejera, con una emisión amplia y gran empuje, cautivó con el poder que demanda su personaje, demostrando su experiencia sobre los escenarios. El tiempo lento con que Sierra afrontó la gran escena de la consagración, consiguió que la soprano Nora Carrasco, como la sacerdotisa, pudiera lucir su bello timbre vocal, bien proyectado. El mensajero del tenor Manuel García no pasó desapercibido en su breve intervención.

La fusión del Coro de la Ópera de Las Palmas y el Coro de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, dirigidos por Olga Santana y Luis García Santana respectivamente, fue todo un acierto, consiguiendo las sonoridades deseadas en las grandes escenas de conjunto, en los concertantes, y en los coros internos. Las voces femeninas hallaron el equilibrio sin estridencias, en la escena que abre el acto II, y los hombres se impusieron en la escena del juicio. Muy buen trabajo, en una obra que requiere de mucha intervención coral. Los pasajes bailables, fueron ejecutados con gran acierto por el Ballet de Natalia Medina – Compañía de Danza, que supo encontrar en la música de Verdi, un buen filón para su expresión rítmica, destacando su coreografía en el gran final del acto II.

Una escena de "Aida" en Las Palmas / Foto: © Nacho González -ACO
Una escena de «Aida» en Las Palmas / Foto: © Nacho González -ACO

La dirección escénica de Daniele Piscopio, no aporta demasiadas novedades a una ópera más que representada, pero supo dar soluciones exitosas a las escenas de masas, movimientos de la figuración, y a la propuesta de los pequeños espacios, por los que se desenvolvían los personajes. El diseño de vestuario de Claudio Martín, era algo confuso en cuanto a la ubicación temporal de la historia egipcia. Funciona bien la nueva producción de la casa, con diseño escenográfico de Italo Grassi, siempre con elementos indispensables de la cultura egipcia, que presenta unos escenarios faraónicos más íntimos, donde las emociones de los personajes se hacen más latentes, y la complicidad entre los cantantes más cercana, acotados por paneles y telones, que se van modificando según las necesidades escénicas. La Marcha Triunfal deja atrás la espectacularidad y la ostentación, los grandes desfiles de egipcios y esclavos, y se centra en pequeños elementos para crear niveles, en donde ubicar a los personajes. Fue el acto III con el Nilo de fondo, y las esfinges en un lateral, e iluminación tenue y efectista, la estampa más atractiva. Las escenas, apoyadas por las proyecciones en el ciclorama, creadas por Ludovico Gandellini, se refuerzan con la certera y sugerente iluminación de Iban Negrín. 


18 de marzo de 2023, Las Palmas de Gran Canaria (Teatro Pérez Galdós)  Aida  Ópera de G. Verdi.

Solistas: María José Siri, Sergio Escobar, Judit Kutasi, Ariunbaatar Gambaatar, Manuel Fuentes, Jeroboám Tejera, Manuel García, Nora Carrasco

Director musical: José Miguel Pérez-Sierra     Director de escena: Daniele Piscopo  Proyecto dramatúrgico: Giulio Ciabatti.  Escenografía: Italo Grassi.  Figurinista: Claudio Martín.   Iluminación y audiovisuales: Ibán Negrín.   Diseño de vídeo: Ludovico Gandellini.

ORQUESTA FILARMÓNICA DE GRAN CANARIA

CORO DEL FESTIVAL DE ÓPERA
Dirección: Olga Santana

Colaboración del CORO DE LA OFGC
Dirección: Luis García Santana
Ballet – Natalia Medina -Compañía de Daza

Nueva Producción ACO

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